Aspecto del restaurante Asador La Pilar, en Murcia. Vicente Vicéns / AGM

Dónde comer en Murcia

Asador La Pilar: Chuletones en Las Flores

El restaurante vuelve a abrir sus puertas de la mano de Emilio Muñoz, de La Torre, con la misma filosofía que en su primera etapa y con las carnes maduradas como protagonistas

Jueves, 13 de abril 2023, 01:03

A Emilio Muñoz, copropietario del Mesón La Torre -Puente Tocinos-, se le debió de quedar una espinita clavada cuando, por causas y azares, tuvo que ... cerrar el Asador La Pilar al poco tiempo de hacer su apertura. Tanto es así que yo lo imagino dándole vueltas a la cabeza a dos razones de peso para volver a intentarlo: por un lado, la ubicación, junto a la plaza de Las Flores, uno de los centros neurálgicos de la hostelería regional y, por otro, la decoración del propio local -uno de los techos más bonitos de España- y la poca inversión necesaria para retomar el 'tajo' por donde lo dejó.

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Con estas razones o sin ellas, el caso es que La Pilar ha vuelto a abrir sus puertas y eso es una buena noticia, ya que excepto El Soto de Vulcano –En el Malecón-, uno no tiene la oportunidad de comerse un buen chuletón de carne madurada en el centro de la capital del Segura con ciertas garantías.

Asador La Pilar

  • Dirección Calle Pascual, Murcia

  • Teléfono 968 066 726

  • Horario Abierto de lunes a domingo, de 10.00 a 17.00 y de 20.00 a 00.00 horas

  • Precio medio Unos 60 euros

La Pilar ha abierto con una carta bastante completa de cocina, aunque en vinos aún le faltan referencias más allá de las marcas más conocidas. Muchos de los platos hacen referencia a la inspiración norteña del restaurante, como tortilla de bacalao, chistorra de Navarra, cecina de León, anchoas del Cantábrico, fabada asturiana, bacalao a la brasa, cochinillo, lechazo, pimientos de piquillo confitados o el ya mencionado chuletón a la brasa. Pero a estos manjares se le suman hueva, mojama, pulpo a la brasa, alcachofas fritas con foie y mostaza, jamón y lomo de bellota o mollejas de cordero, en una mezcla murciano-vascuence de lo más atractiva. Además, de entrada, una gran cantidad de platos pasan por las brasas y siempre hay guisos como los callos con garbanzos o el rabo de toro para los que prefieren la cuchara.

A mí, los matrimonios que prepara Emilio y su equipo, tanto en La Pilar como en Mesón La Torre, me parecen tan buenos que siempre repito. Los primeros, en la barra, con unas aceitunas y una cebolla tierna mientras espero con la primera caña. Los segundos, ya en la mesa mantelada, sobre unos dulces tomates y con una piparra a modo de bandera. También da gusto sentarse en la barra y ver al equipo de camareros tirar cañas siempre con una sonrisa y siempre con la frase justa y el comentario oportuno antes de pasar al comedor. Me gusta observar el precioso techo del local, sin duda uno de los más bonitos de cuantos hay en los restaurantes a lo largo y ancho del panorama nacional.

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Encuentro muy interesante la tapa de cecina de León con un carpaccio de mango. El contraste de dulce y salado y la profundidad del ahumado con la delicadeza de la fruta me resulta un plato ideal para acompañar con cualquier bebida.

Un acompañamiento para la carne que no puede faltar es la fuente de pimientos de piquillo confitados en el horno de brasas. La esencia cremosa que sueltan y el azúcar propia de la conserva lo convierten en una guarnición perfecta para una chuleta de rubia gallega.

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6

  • Cocina

    7/10

  • Calidad/precio

    6/10

  • Servicio

    8/10

  • Local

    8/10

  • Bodega

    6/10

  • Puntuación :

La pieza de carne llega a mi mesa trinchada, tal y como he pedido. De hecho, suplico que no repele mucho el hueso en el proceso porque una de las cosas que más disfruto en esta vida es, precisamente, coger el hueso y repelarlo como haría un Rottweiler mientras voy soltando leves rugidos de placer.

Lo cierto es que la carne está perfecta –a 55 euros el kilo-. El punto, el sabor de la propia carne en equilibrio con la maduración y tierna como sesos de cordero gracias, en gran parte, a tener una magnífica infiltración de grasa. Como debe ser. El plato caliente, pero sin llegar a quemar. A mitad del banquete preciso de un toque en el fuego para los últimos filetes, y a seguir con la fiesta. Muy recomendable.

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Aún hay algunas cosas con capacidad de mejora en La Pilar, como el pan o la carta de vinos, pero la oferta de cocina me parece muy sugerente y bastante diferente a lo que podemos encontrar en la capital, y el servicio bien merece una visita en la barra o en el comedor. Ojalá vaya bien y Emilio pueda, por fin, quitarse la espinita mientras nosotros disfrutamos de un asador al más puro estilo del norte.

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