Francisco Ojados
Murcia
Miércoles, 18 de septiembre 2024, 00:14
La tercera corrida de feria levantó una expectación inusitada. Según nos comentaba el jefe de taquillas, desde 2009 no se ponía el cartel de 'no hay billetes'. Quince años han pasado. A punto estuvo el martes de la feria pasada. El tirón de Roca Rey, ... acompañado por Ureña y Talavante, fue evidente. Acudió la gente a la plaza con ganas de divertirse y el juego de una brava corrida de Victoriano del Río y la actitud de la terna le dio motivos para que salieran felices. Ocho orejas se cortaron en total, tres por coleta Ureña y Roca y dos Talavante. El lorquino hizo lo más puro, el extremeño lo más inspirado y el peruano lo más populista.
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Abrió plaza Alejandro Talavante, quien firmó una gran actuación en conjunto. Salió de toriles embistiendo 'Entrenador', primer toro de la tarde, al que Talavante recibió con dos faroles invertidos, lances a pies juntos, chicuelinas y una media de manos bajas, para lucirse después en el quite, echándose con parsimonia el capote a la espalda para lucirse con gaoneras, una saltillera improvisada y unas despaciosas revoleras encadenadas de las que salió andando de la cara del toro. Excelente primer tercio. En banderillas, puso dos buenos pares Javier Ambel, que tuvo que tomar el olivo. De seguido, Alejandro brindó desde el mismo centro del anillo, una faena que comenzó de rodillas, con arrucina incluida. Sufrió un desarme pero no importó porque volvió genuflexo a torear en redondo. El de Victoriano siguió la muleta con calidad, con el diestro ya de pie, en tandas de gran pasión. En los remates hubo un pase del desdén que fue un cartel de toros. Al final del trasteo bajó la intensidad con unas luquesinas atropelladas, alzando de nuevo el vuelo con las manoletinas, muy personales, que precedieron a un pinchazo hondo y trasero que obligó al extremeño a usar, con acierto, el descabello. Paseó el primer trofeo de la tarde.
Otra sumó del cuarto, la que le abría la puerta grande. Ese fue un astado que salió suelto de la capa. Recibió poco castigo en el caballo y lo brindó Talavante desde los medios. Pronto dio distancia, citó de lejos, se dejó venir al toro, que embistió con una clase y una bravura extraordinaria. A ese nivel estuvo la faena de Alejandro, que con la zurda compuso series con hilván y remate, dejando la muleta puesta para el siguiente pase e improvisando variedad de cierres, un farol por aquí, un circular allá y molinetes invertidos. Su magia tuvo eco, sobre todo en los tendidos de sol, donde acabó la faena con ajustadísimas bernadinas abrochadas con un cambio de mano cumbre. En el furor entró a matar cobrando una entera ladeada que precisó del descabello, quedando el premio en una sola oreja.
Plaza de Toros de Murcia Tercera corrida de toros de abono. Lleno total, se colocó el cartel de 'no hay billetes'.
Los toros Se lidiaron seis toros de Victoriano del Río, bien presentados y bravos, de excelente juego. Premiado el sexto con la vuelta en el arrastre.
Los toreros Alejandro Talavante, de nazareno y oro, una oreja y una oreja tras aviso. Paco Ureña, de rosa y oro, dos orejas y oreja con petición de otra. Roca Rey, de blanco y plata, una oreja y dos orejas.
Observaciones La terna salió a hombros.
Hizo Ureña lo más importante de la tarde, por exposición y verdad. Su saludo de capa al segundo de la tarde fue extraordinario, con cinco verónicas mecidas. Se agarró bien Juan Bernal en el puyazo y Ureña entró al quite, poniendo alma en las verónicas, cargando la suerte, y en la gran media y la revolera de remate. Tras el brindis al público citó de lejos, de rodillas, para torear en redondo, perdiendo las manos el astado. Faena creciente, ya de pie, fue ligando las tandas con la derecha, dibujando muletazos muy largos, y rematando con enjundia tanto por abajo como con los de pecho. Con la zurda firmó dos tandas ligadas, con algunos naturales de mucha expresión.
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Otra serie diestra y una al natural, más compacta aún, dieron paso a un final de garra, que llegó a la granda, con el torero alargando los muletazos hasta lo indecible con las dos rodillas en tierra. La faena tuvo de todo, raza, clase y muletazos profundos. Una estocada haciendo bien la suerte tumbó al buen toro sin puntilla. Dos orejones. Tuvo la generosidad el lorquino de pedir la vuelta al ruedo para el toro, que fue ovacionado en el arrastre.
El quinto fue el astado más feote del buen encierro de Victoriano. No se dejó torear de capa, recibió un fuerte puyazo y dio un volantín al salir de la cabalgadura. Estuvo la cuadrilla de Ureña bien el tercio de banderillas. El lorquino no brindó, y el toro llegó a la muleta sin descolgar. Ureña comenzó su faena por estatuarios y luego puso mando en las dos series con la derecha en las que bajó la mano y llevó larguísimas las embestidas.
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Tuvo fondo el animal y lo entendió a la perfección el murciano, crecido ante su público, en series al natural de mucha verdad, solventando las dificultades de la casta. Ejecutó el toreo a pies juntos, alargó los muletazos en los circulares finales, metido entre los pitones y mató de estocada casi entera, delantera, muy eficaz. Cortó una oreja con petición de otra. Con menos méritos se ha dado la segunda oreja en otras ocasiones en esta plaza.
No tuvo Roca Rey este año la rotundidad de sus últimas comparecencias en Murcia, pero cierto es que tiene facilidad para conectar con los tendidos. Le costó entender al tercero, un castaño capirote de buenas hechuras. Combinó Andrés las verónicas y las chicuelinas en el saludo. Empujó el burel con bravura en el caballo y realizó el de Perú un quite que quiso ser por tafalleras y acabó por los lances de Chicuelo. Brindó al respetable y comenzó su faena en el centro del platillo con el doble pase cambiado. El toro, muy encastado, tuvo motor y no dio respiro. Hubo buenos momentos con la diestra dentro de una faena a la que le faltó continuidad y mando y que acabó de media estocada en el rincón. Se le concedió la oreja sin haber clamor en la petición.
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Dos apéndices paseó del sexto, de nombre 'Frenoso', marcado con el nº 21 y de 539 kg, que fue premiado con la vuelta al ruedo, entendemos que como premio al extraordinario juego en conjunto de la corrida. Se fue como una exhalación al caballo, haciendo pelea de bravo en el único puyazo que recibió y en la muleta sacó buen fondo, como sus hermanos. Andrés estuvo listo, le tomó bien el pulso, ligó las tandas con la derecha y alegró la faena rematando una serie con el farol cosido al de pecho y empezando la siguiente con el molinete, antes de tomar la muleta con la izquierda, perdiendo el trasteo ligazón.
Se refugió el peruano al final del trasteo en los terrenos de sol, donde tuvo más eco su obra, toreando ya sin ayuda y aprovechando las querencias. El espadazo final, del que el toro rodó espectacularmente, enloqueció al público, desatando la petición de trofeos.
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Al finalizar la corrida los tres toreros y el mayoral de Victoriano del Río abandonaron la plaza en hombros entre el júbilo de un público que lo pasó de lo lindo. Tarde de las que hacen afición.
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