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Juanchi López
Los toros y la voz
A las cinco de la tarde

Los toros y la voz

Jueves, 19 de septiembre 2024, 01:23

El toreo tiene voz propia porque aspira a representar un mundo original que empieza y acaba en la sangre. Su martirio se gana a través de la lidia. Representa una pasión perfecta: los clavos son las puyas, los largos brazos de los picadores, esos centauros ... de una arena ancestral. Las banderillas prosiguen el camino de su cruz. El toro es un dios al que los hombres sacrifican en un altar soleado, lleno de rumores y luces de humo. El capote incita la danza. El torero va vestido con traje de luces, montera y miedo agarrado a la piel dura de sus requiebros. Las verónicas y chicuelinas acercan lo humano a la naturaleza. Es el medio por el que los compases hablan y la melodía trágica de la plaza encuentra su salida. Luego el estoque llama a la muerte, a los aplausos, al espanto. Todo se concentra en una dialéctica perfectamente creada durante siglos y que nace en las plazas. Es la voz convertida en costumbre.

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