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Roca Rey luciéndose en unarevolera al tercero de la tarde.

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Roca Rey luciéndose en unarevolera al tercero de la tarde. GUILLERMO CARRIÓN / AGM
Feria de Murcia

Rabos a pares en Murcia para un imperial Roca Rey

Segunda corrida del ciclo. Paco Ureña triunfa con tres orejas y sale a hombros junto al peruano; Morante, que no quiso ver a su segundo, fue despedido con una gran bronca en una plaza llena como hacía años

FRANCISCO OJADOS

Miércoles, 14 de septiembre 2022, 00:26

La segunda corrida de la feria despertó una expectación inusitada, como hacía años. Morante, Paco Ureña. que comparecía en Murcia siendo el triunfador de las dos últimas ferias, y Roca Rey, el torero de mayor tirón del momento, llenaron los tendidos. Esa fue la primera gran noticia de la tarde.

Ayudó a la triunfalista tarde el buen juego de una corrida bien presentada de Núñez del Cuvillo, con un lote superior que le correspondió a Roca Rey.

  • Plaza de Toros de Murcia Corrida de toros. Tercer festejo de abono. Lleno en los tendidos. Seis toros de Núñez del Cuvillo, bien presentados y de buen juego.

  • Morante de la Puebla (verde y azabache) oreja y bronca

  • Paco Ureña (coral y oro) dos orejas y oreja.

  • Roca Rey (rosa y oro) dos orejas y rabo y dos orejas y rabo.

  • Incidencias tras el paseíllo, se guardó un minuto de silencio por el carnicero Santiago López Carcelén.

Nobleza tuvo 'Ricardito', primero de la tarde. Toro de bonitas hechuras. Lo intentó a la verónica Morante de la Puebla, que después de pasar el toro por la jurisdicción del picador, comenzó su faena con ayudados por bajo, para salir después a las afueras con torería. Allí, la faena tuvo bellos momentos, destacando una serie con la diestra, ligada y bien compuesta, que fue la que más llegó al tendido, con el toro galopando. Los adornos, la finura del torero con la izquierda y la gracia en los remates consiguieron que, tras un pinchazo y una estocada, se le pidiera una oreja que fue concedida y que el sevillano paseó en una parsimoniosa vuelta al ruedo.

En el cuarto, Morante salió de la tronera del burladero con la espada de matar montada. Le quitó las moscas al toro y tras un pinchazo, al paso mató de un golletazo infame

En cuarto lugar saltó al ruedo un toro de espectacular capa melocotón. Vino cruzado a la capa del torero de la Puebla y le dieron fuerte en el puyazo que tomó. Nos quedamos sin saber si servía o no para la muleta, pues Morante salió de la tronera del burladero con la espada de matar montada. Le quitó las moscas al toro y tras un pinchazo, al paso mató de un golletazo infame. Luego se lio a pinchazos indecentes. La bronca que se formó fue tremenda.

Vídeo. Las imágenes de la segunda corrida de la Feria de Murcia. Pedro Ríos Barba

El saludo de capa de Ureña al segundo de la tarde fue acogido con fuertes 'olés'. Estuvo enorme en los lances a pies juntos y en las verónicas echando la pata adelante. Con un picotazo cambió el tercio y, en los medios, citó para firmar un quite de personalísimas chicuelinas rematadas con una preciosa larga cordobesa. Tras brindar al cielo, dedicó la faena al Dr. Ricardo Robles. Pegado a tablas comenzó por estatuarios. Luego, en las afueras, fue construyendo su faena, primero con dos tandas diestras y luego con otras dos al natural. Toro cumplidor el de Cuvillo, al que cuajó Ureña en las siguientes series de mano baja, una de ellas al natural, arrastrando media muleta por el albero. Para el final de faena toreó sin espada, cambiando la tela de manos. Un derrote del toro partió el estaquillador, lo que resolvió el de Lorca con un desplante de rodillas frente al toro. Pinchó antes de una estocada, un pelín desprendida, que tuvo prontos efectos. La presidencia concedió el doble trofeo que la mayoría de público pidió.

Mayor emoción

Toro bien presentado fue el quinto, con volumen. Se metió por dentro por el pitón derecho en el saludo de Ureña, que se estiró a la verónica. Romaneó el castaño al caballo montado por Juan Melgar. Dejó Curro Vivas dos pares en lo alto. Brindó al público Ureña, que se dobló con el astado en los principios de faena. Le faltó recorrido al Cuvillo para que la faena tuviera mayor emoción, lo que no fue óbice para que Ureña buscara redondear el triunfo. Tras las primeras tandas con la diestra, la más completa vino por el lado izquierdo, el mejor pitón del toro. Por ahí surgieron buenos naturales. Al final acortó distancias, con el péndulo, metido entre las astas. Su disposición le valió una oreja tras matar de una media en el rincón de Ordóñez.

Ayudó a la triunfalista tarde el buen juego de una corrida bien presentada de Núñez del Cuvillo, con un lote superior que le correspondió a Roca Rey

Otro toro bien hecho fue el tercero. Ganó terreno en el saludo de capa Roca Rey, toreando por delantales. Cambió el tercio con un puyazo y no dejó pasar la oportunidad de hacer un quite, por chicuelinas, rematadas con la revolera. Cumplieron Chacón y Algaba en banderillas. Brindó desde el centro del anillo y, sin dar un muletazo, ya tenía a la gente metida en el bolsillo. Bramó el personal desde el inicio de faena, citando Andrés desde la lejanía para coser tres estatuarios con las zapatillas clavadas en la arena y pases ligados por ambos pitones, en un palmo de terreno. La siguiente tanda, en redondo, tuvo también ligazón. Fue la faena creciendo, con total facilidad del torero para pasarse a 'Presidiario' cerca de la taleguilla. Con la izquierda le costó más al de Cuvillo y Roca volvió a la diestra para, con el compás abierto, alargar los tramos de los muletazos. El final de faena, bajo los tendidos de sol, fue seguido con clamor. Dos circulares completos, con el torero metido entre los pitones, pusieron la plaza en pie antes de cobrar una estocada fulminante que desató una petición atronadora que acabó con la concesión de los máximos trofeos. Entre tanto se pedían las orejas, se tiró al ruedo un antitaurino al que se lanzó a parar la cuadrilla de Morante.

Un final de alto voltaje

Acapachado de cuerna fue el sexto, 'Tabacalero' de nombre. Lo saludó Roca Rey intercalando verónicas y chicuelinas. Fue con alegría al caballo el colorado que empujó en la vara que tomó. Volvió a brindar al respetable el torero peruano. Declaración de intenciones de lo que vendría después. Llevó largo al animal en un comienzo de faena de rodilla flexionada, y más largos aún fueron los muletazos de la primera serie en redondo. A base de perder pasos fue hilvanando la siguiente tanda al natural, bien rematada con el de pecho. No alcanzó esta faena los altos vuelos de la primera, pero sí tuvo un final de alto voltaje, con una tanda en la que apretó al toro por abajo y el peruano se rompió con la mano derecha. El volapié, ejecutado a la perfección, hizo rodar al bravo. Se desataron los gritos de «¡torero, torero!». Y, con la tarde lanzada a favor del peruano, otras dos orejas y rabo se llevó en el espontón el joven diestro que hoy manda en el toreo.

Pasó por Murcia como un ciclón, arrasando. Salió a hombros con Ureña, que aguantó el evite, mientras que Morante se marchó de la plaza entre almohadillas y abucheos.

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