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Ponce dejó muestra en La Condomina de su inagotable clase de figura de época. Nacho García / AGM
Feria de Murcia

La clase de Ponce y la raza de Liria reverdecen laureles en La Condomina

Cortan tres orejas cada uno y salen a hombros en una emotiva despedida de Murcia

Francisco Ojados

MURCIA.

Martes, 17 de septiembre 2024, 00:43

Hubo ambiente en la plaza de toros de Murcia en su segunda corrida de feria, tanto en los tendidos como en el callejón, repleto de gente conocida que quiso arropar a Enrique Ponce, que se despedía de Murcia, y a Pepín Liria, que regresaba a ... la arena por un día para acompañar al valenciano.

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Ambos reverdecieron laureles en una plaza en la que Ponce, en las últimas tres décadas, ha sido torero idolatrado, firmando grandes faenas y grandes triunfos, y Liria tuvo mando en plaza durante los cinco lustros en los que estuvo en activo.

Ambos pusieron sobre el ruedo su arte y su ambición, virtudes que les llevaron a ser alguien en el toreo. El caso es que los astados no estaban colaborando para cubrir la expectación con la que el público acudió a la plaza hasta que no hicieron aparición los dos últimos toros de la tarde, ya con la merienda ingerida y el público más feliz si cabe. Por toriles salieron toros hasta con cuatro hierros distintos, y solo el quinto de Juan Pedro, toro con hechuras de embestir, y el sexto de Hermanos García Jiménez, dieron opciones reales a los dos diestros de sacar a relucir su tauromaquia y cortar las orejas.

Con el quinto Ponce volvió a mostrar en Murcia esa clase que se le conoce. Ese toro de Juan Pedro, acapachado de cuerna, era largo y estaba bien hecho

Con el quinto Ponce volvió a mostrar en Murcia esa clase que se le conoce. Ese toro de Juan Pedro, acapachado de cuerna, era largo y estaba bien hecho. Fue el último del valenciano en La Condomina, se llamó 'Gritón', estaba marcado con el número 48, pesó 542 kg y era de capa negra. Lo lanceó a la verónica Enrique con corrección para después de un puyazo trasero, al relance, gustarse en un despacioso quite compuesto por dos verónicas de excelente trazo, dos chicuelinas y una graciosa larga afarolada. En banderilleras se lucieron Candido Ruiz y Fernando Sánchez, que saludaron, montera en mano, la ovación del respetable. Ponce quiso brindar su último toro en Murcia a Liria.

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Nacho García / AGM | Toros Sureste.

Pronto rompió a sonar el pasodoble 'Nerva' y la faena comenzó a tomar cuerpo con un bello inicio en los adentros. Fluyeron tandas con ambas manos muy elegantes, y la obra terminó de explotar con unas poncinas que el torero bordó y que pusieron la plaza en pie. Alargó la faena y unos pases rodillas en tierra abrieron la petición de un indulto que hubiera sido absurdo. Le mandó el palco el recado en forma de aviso para que tomara la espada, cobró una estocada tendida de la que tardó en caer el toro, que lo hizo como una pelota. El astado fue premiado con la vuelta en el arrastre, mientras que al torero le afloraron las lágrimas de emoción en una aclamada vuelta al ruedo con las dos orejas en la mano. Han sido tantas las grandes faenas de Enrique Ponce en esta plaza que quizás esta no esté entre las cinco mejores, pero sirvió de muestra para dejar constancia de la inagotable clase de esta figura de época.

EL FESTEJO

  • Plaza de Toros de Murcia Plaza de toros de Murcia. Segunda corrida de toros de abono. Goyesca. Tres cuartos de entrada.

  • Los toros. Se lidiaron dos toros de Hermanos García Jiménez (1º y 6º), dos de Garcigrande (3º y 4º), uno de El Freixo (2º), y uno de Juan Pedro Domecq (5º), premiado con la vuelta al ruedo en el arrastre. Mano a mano para

  • Los toreros Enrique Ponce, oreja, silencio y dos orejas tras aviso. Pepín Liria, oreja, ovación con saludos y dos orejas.

  • Observaciones Corrida goyesca. Al final del paseíllo la banda interpretó el himno nacional. Antes de salir el primer toro, el público obligó a saludar desde el tercio a los toreros, que se despedían de Murcia. Saludaron en banderillas en banderillas Candido Ruiz y Fernando Sánchez en el quinto toro. Enrique Ponce y Pepín Liria llegaron en caleses tiradas por caballos a la plaza. Salieron en hombros.

En esas sonaron los clarines, con diana floreada, para que saliera el sexto, de Hermanos García Jiménez. Con la plaza en ebullición Pepín Liria, más Pepín que nunca, fue fiel a sus principios y se encaminó hacia la puerta de chiqueros por segunda vez en la tarde. Formó un lío gordo con la capa, arrancándose la banda con los sones de La Parranda en el saludo de Liria, con tres largas cambiadas, lances a pies juntos, ajustadas chicuelinas y el remate de la revolera, que desataron el delirio en el graderío.

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Liria brindó su último toro en Murcia, de nombre 'Clandestino', negro, de 525 kg, a su público desde el centro del anillo entre gritos de «¡Pepín, Pepín!»

El animal salió maltrecho de un puyazo caído y el matador quiso cuidarlo cambiando el segundo tercio con solo dos pares de banderillas. Brindó su último toro en Murcia, nº 10, de nombre 'Clandestino', negro, de 525 kg, a su público desde el centro del anillo entre gritos de ¡Pepín, Pepín! Como toda la vida hizo, como si no hubiera pasado el tiempo, se fue a la solanera, hincó las rodillas en el albero y, de esa guisa, firmó una primera tanda en redondo rematada con el de pecho que caló con fuerza en los tendidos. De pie quiso torear despacio y ligó la siguiente serie diestra, que cerró con el martinete. Mejor estuvo aún al natural, llevando muy larga y encauzada la noble embestida.

Cuando la res se apagó volvió a echar cuerpo tierra y el público enloqueció. Pinchó al primer intento y con más de media estocada tiró sin puntilla al animal. Tardó en conceder el palco la segunda oreja, pedida con clamor.

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Técnica y oficio

De lo acaecido antes, Ponce paseó un trofeo del toro de Hermanos García Jiménez que abrió plaza, un burraco no sobrado de fuerzas que brindó al empresario Ángel Bernal. A base de técnica y conocimiento del oficio, Enrique le fue quitando los defectos con toques precisos y tuvo la virtud de empujar al toro hacia delante. Alegró las sosas embestidas con molinetes y otras florituras y le funcionó la espada. El tercero de Garcigrande fue un toro vacío que Enrique brindó al respetable. No ayudó nada el astado y mató de media defectuosa el de Chiva. Hubo pitos para el toro y silencio para el torero.

Toros Sureste

Entrega

Liria paseó un trofeo del segundo de la tarde, un colorado desgarbado de El Freixo que se movió. El de Cehegín enseñó sus cartas desde el principio recibiéndolo con la larga cambiada a portagayola, para seguir a pies juntos y rematar con chicuelinas en el centro del anillo. Cuidó al animal en el cabello. El brindis fue para Ponce y la faena fue de mucha entrega. Pepín aprovechó el pitón izquierdo, más potable, y con un remate rodilla en tierra, molinetes encadenados y dos circulares, rematados con el de lecho de costadillo mirando al tendido, se ganó al respetable. Mató de una estocada entrando muy recto. Una ovación saludó del cuarto, de Garcigrande, toro sin clase de salida y que no o sirvió en la muleta. Liria le buscó las vueltas para aprovechar las inercias y dominar bajando la mano con la muleta en la diestra hasta sacarle una tanda meritoria. Por el izquierdo no tuvo uno y volvió a la diestra en actitud aguerrida para hilvanar algún pase de pecho. Hizo guardia con la espada y saludó una ovación.

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La salida a hombros fue apoteósica.

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