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La Patrona, cubierta de plásticos en 2002. VICENTE VICÉNS / AGM
Aquellas pandemias que frustraron romerías

Aquellas pandemias que frustraron romerías

Historia. Las epidemias y riadas antiguas suspendieron peregrinaciones, pero no evitaron que la Patrona regresara hasta de incógnito y que, en varias ocasiones, retrasara a diciembre su vuelta al monte

Martes, 14 de septiembre 2021, 03:19

Aquella fría mañana del 6 de mayo de 2003 llovía a cántaros. Nada inusual en la primavera murciana. Aún menos raro si se convoca alguna procesión o romería. Y esa iba a ser sonada. Demasiado. Porque la decisión de trasladar a la Patrona en un furgón provocó la última escandalera popular en torno a la Fuensanta, que el año anterior también fue tapada con plásticos en su carrera. La suspensión del 2003 fue la última vez, hasta la pandemia actual, en que la Morenica no realizó su tradicional retorno al monte.

Nunca después, que se recuerde, se ha suspendido una romería ni en primavera ni en septiembre. Salvo cuando se la llevaron a Zaragoza. En carro de bueyes y a escondidas, de madrugada o en furgoneta, espantada por la lluvia, bajo plásticos o soportando casi siempre una tremenda calorina, la imagen pocas veces ha faltado a su cita septembrina con Murcia desde el siglo XVII.

Siempre la trajeron, sobre todo cuando la ciudad se sentía amenazada por plagas, riadas o pandemias, como la que nos ocupa en este tiempo aciago. Otra cosa es que luego retornara en romería, pues en muchas ocasiones, como hoy sucede, resultó imposible por precaución.

Por la noche, cubierta de plásticos o en furgón, las idas y venidas al monte de la Fuensanta no están exentas de anécdotas

La primera vez que bajó la Fuensanta a Murcia, con motivo de una rogativa porque no llovía, fue el 16 de enero de 1694. Y lo hizo por decisión del Cabildo, a cuyos miembros excomulgó el obispo, más partidario para esas lides de la antigua patrona del Reino, la Virgen de la Arrixaca.

Escándalo. Así tituló LA VERDAD la polémica causada por el traslado de la Patrona en un furgón en 2003 a causa de las lluvias. MARTÍNEZ BUESO

Así se inauguró una retahíla de traslados, no siempre para invocar la lluvia. A veces, para que la intercesión de la Morenica detuviera sequías o plagas de langostas, como la de 1753 y 1757. En 1859, ante una epidemia de cólera, la trasladaron de noche por evitar aglomeraciones.

Y siempre fue tradicional mantenerla en la Catedral hasta que pasara el infortunio, lo mismo que tras la aparición de la Covid se decidió. De hecho, a lo largo de la historia hay innumerables ejemplos.

Epidemia de cólera de 1859

Corría el mes de agosto cuando, ante la inmensa mortalidad que causaba la enfermedad, decidieron trasladar a la Patrona con urgencia. Y lo hicieron como debían: evitando aglomeraciones que incrementaran los contagios. Así que, de madrugada y en un carro casi escondida, la imagen regresó a la Catedral. Igual lo hizo en 1865, de nuevo por el cólera que se cobraría la vida de 766 almas. En esta ocasión, en cambio, no lograron evitar que miles de murcianos la acompañaran.

Premonitorio. En septiembre de 2019 llegó la Morenica también cubierta de plásticos. Fue la última romería. LV

El diario 'La Paz' de Murcia publicó que a aquella convocatoria asistieron unas 30.000 personas. La Patrona no volvería al monte hasta diciembre cuando la epidemia, medio medio, se dio por concluida. Y resulta curioso anotar que abundan las romerías a destiempo en el mes de la Purísima.

El siguiente episodio se produjo durante el cólera de 1890. En esa ocasión se celebró el traslado y miles de devotos acudieron a recibir a la Patrona al Carmen, cumpliendo así la tradicional bienvenida. Pero la Morenica no regresaría a su santuario hasta el 10 de diciembre.

Idéntica decisión se adoptó en la terrible epidemia de gripe de 1918, que mantuvo a la Fuensanta en la Catedral hasta diciembre del año siguiente. Su romería, eso sí, fue un martes, como manda la remota tradición.

Otros años hasta la bajaron cuatro veces, como sucedió entre 1800 y 1803. Durante la Guerra de la Independencia se mantuvo en su Santuario y sin romería que valiera. Lo mismo ocurrió más tarde durante la revolución cantonal y la guerra carlista. Hubo traslados por cuestiones ínfimas, como aquel que se acordó para inaugurar una fuente en la plaza cardenal Belluga en 1887. O cuando la nombraron Generala de Murcia y su Reino en 1808, en plena invasión de los franceses. Ahí surgieron los Caballeros de las Fuensanta, siempre pendientes del tiempo. También hubo romerías suspendidas con urgencia. Eso ocurrió cuando en 1879 la vega murciana padecía una terrible sequía y decidieron atrasar el traslado un tiempo a ver si la Patrona solucionaba el entuerto. Y se mantuvo, como hoy, en la Catedral.

A comienzos del siglo XX volvieron a traerla en rogativa y se quedó en el primer templo de la Diócesis, como ahora. Eso ocurrió en 1923 y 1926, octubre de 1927 y noviembre de 1930. En 1940 tampoco regresó al monte por septiembre porque inició un peregrinaje a Zaragoza. En 1986 viajó en autobús a Torreciudad (Huesca) junto a las peñas huertanas.

Desde la Guerra Civil a la actualidad, salvo estas, ninguna vez se ha suspendido la romería al monte. Otra cosa es que la lluvia no haya querido perderse el acto. Pero es sabido que a los murcianos, porque en su genética está el temor a la sequía y el amor al agua, nunca les ha importado. Pero mojarse, ¡vaya si se han mojado!

Aquella improvisada romería por el cólera del año 1890

En alguna ocasión, los murcianos intentaron tributar homenaje a su Patrona tras una epidemia sin que siquiera hubiera bajado a la ciudad. No lo consiguieron. Eso ocurrió en 1890. El director de 'El Diario de Murcia', José Martínez Tornel, propuso organizar una romería al monte «el domingo siguiente a los ocho días en que no haya invasión ni defunción alguna» por causa del cólera. Pero los fieles le dieron la vuelta a la idea y trasladaron del tirón la imagen a Murcia. Hasta doce mil almas la acompañaron durante todo el recorrido sin miedo a contagiarse. Durante décadas se recordó aquella improvisada romería como la más emotiva de la historia. E igual la más contagiosa.

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