El triunfo más gris antes del derbi

Las carreras de Jorge Fucile, como alma que lleva el diablo, fueron de lo más potable de la tarde, esta vez menos fría y más acogedora. Un centro del uruguayo al segundo palo, que no pescó Caballero por centímetros, se convirtió en la antesala de lo que ocurriría poco después: a la segunda arrancada del dos veces mundialista, visto por William por el retrovisor, no falló y esta vez sí lo convirtió Santi Jara estirando la pierna. El almanseño estuvo fantástico y él solo desmontó al Villarrobledo.

Hasta ese minuto 29 todo fueron migajas y espesura en un Cartagena agrietado, sin ritmo y que únicamente había sacado la cabeza con un par de recortes de William, siempre con ganas de fiesta, y de alguna acción a balón parado. Faltó velocidad y, por momentos, eso permitió al crudo Villarrobledo salir de su rancho y desperezarse, con un disparo alto de Toribio. No hizo cosquillas el equipo de Jesús Castellanos. Tampoco se le puede pedir más. Ni resultó extraño: no en vano, ha perdido todos sus partidos a domicilio. En la guarida del líder no podía ser menos.

Pero hasta ese 1-0, tampoco se había asomado el Efesé por la portería de Salcedo, tal vez confiado en que tarde o temprano caerían los goles, que incluso Cordero probó a disparar a puerta. El lebrijano, precisamente. Él, que es más de pala que de aguijón. Todo cambió, para bien, a raíz del 1-0. Se esfumó la caraja y a reglón seguido Jara metió a la cesta el segundo. El ex del Real Murcia se desmelenó. Sacó escuadra y cartabón para clavar en la escuadra derecha de Salcedo una falta impecable. Digna de repetir en bucle. Es el tercer gol de la temporada para el almanseño. En Villarrubia de los Ojos, con una escapada, hizo el primero. Lo hizo tan bien, que nadie se acordó de que Elady estaba en el banquillo.

Todo eso fue un espejismo. No espabiló demasiado un Cartagena remolón, que en vez de pasar el rodillo se dejó llevar y mantuvo con un resquicio de esperanza al Villarrobledo. Hasta el punto de que Agus Alonso aprovechó un lapsus defensivo en un saque de esquina para recortar distancias. Hasta el punto de que los de Castellanos, sin soga al cuello, encimaron el área de Marc Martínez hasta el final.

Soporíferos y poco ambiciosos, ni siquiera los albinegros dieron atisbos con la entrada de Elady. Alguna excursión de Forniés. Una chilena de Caballero. Un disparo cruzado de Jara. Y a pasar el rato. Una imagen poco elegante antes del derbi. En el último suspiro, de hecho, tanto fue el cántaro a la fuente que Molina enmudeció al Cartagonova en el 95. El central del Villarrobledo no empató de milagro. No logró rematar un centro al corazón del área por centímetros.