Genaro Zapata explora la rodilla de un futbolista en su última etapa en el FC Cartagena. PABLO SÁNCHEZ / AGM

Último adiós a Genaro Zapata, el brujo que cuidó del Efesé

Fallecido este viernes a los 86 años, con él se marchan cuatro décadas de historia de un fútbol local que ya añora al mítico fisioterapeuta

Domingo, 2 de marzo 2025, 07:48

Si lo que quieres es saber si los jugadores de fútbol toman estimulantes, te diré que el 90% lo hacen». Fue la respuesta de Genaro Zapata, fallecido este viernes en Cartagena a los 86 años de edad, al periodista Juan Ignacio de Ibarra en una entrevista publicada en el diario 'Línea', el 2 de abril de 1972. Entonces, se armó un jaleo considerable en todo el país. Las palabras de El Brujo, que en esa época trabajaba en el Real Murcia, sembraron el pánico en los dirigentes de la Federación Española de Fútbol y se abrió la veda en un tema entonces prohibido, todavía en época franquista.

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Fue la primera vez que Genaro Zapata, practicante, ATS, enfermero y fisioterapeuta ligado al fútbol cartagenero durante 40 años, habló de dopaje en los medios de comunicación. Aquello hizo que la Federación Española le diera un «toque». «Me advirtieron de que si hacía más declaraciones de este tipo me aplicarían sanciones de máximo rigor reglamentario», recordaba Zapata en 2011 en una entrevista concedida a LA VERDAD.

Pero cinco años más tarde, en 1977 y con Franco ya muerto, publicó un libro titulado 'Fútbol-doping-veneno' que casi medio siglo después sigue siendo uno de los más buscados en las librerías especializadas en deporte y en muchas webs de medicina deportiva. En ese libro, Genaro contaba que comenzó a trabajar de manera profesional en el Efesé después de atender a un jugador que tuvo que salir del terreno de juego con claros síntomas de haber tomado sustancias estimulantes. Fue en un partido de finales de la década de los sesenta que él estaba siguiendo como un mero espectador.

A partir de 1977, Genaro no quiso buscarse más problemas con las autoridades deportivas y se centró en su trabajo. Además de tratar a todos los futbolistas del Efesé durante cuatro décadas, desde 1968 a 2008, año en el que Paco Gómez prescindió de sus servicios, El Brujo atendió en su enfermería (primero en la del Almarjal y luego en la del Cartagonova) a cientos de cartageneros, deportistas o no. Y después lo siguió haciendo en su casa de Molinos Marfagones, frente al residencial Buenos Aires.

«El fútbol ha sido mi pasión. Y nunca he mirado por mí. Siempre he velado por los intereses del que me pagaba. Cuando he visto una rodilla o un tobillo que no estaba bien, he bajado de la camilla al futbolista y no le he mentido. Le he dicho que no podía fichar por el Cartagena y he informado a mis superiores. Por eso, no entiendo los motivos por los que no seguí en el club», afirmaba Genaro Zapata cuando dejaron de contar con sus servicios en la entidad albinegra.

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Conversador incansable, tipo extremadamente culto y amante de la tauromaquia , El Brujo siempre contaba fuera de micrófono historias interesantes sobre sus experiencias en el Cartagena, «de las que no se pueden publicar», advertía con media sonrisa pícara. Se quejaba mucho de las asignaturas que se impartían en Fisioterapia y no le convencían los traumatólogos que daban diagnósticos solo mirando las resonancias y sin «palpar las rodillas y los tobillos» de los pacientes.

No fue médico, «porque no quise serlo ni estudiar Medicina», alegaba. Pero se ganó el respeto de los más prestigiosos, como el doctor Ripoll, con quien le unió una gran amistad. Despertó envidias y le acusaron de dopar a sus futbolistas. «A mis futbolistas les daba unas pastillas antes o después de las comidas, los días de partido. Eran vitaminas. Les daba Glutatión, que era un energético muscular derivado de la glucosa. Y Vitamar, otro energético hecho a base de cafeína y malta de cebada que tomaban los marineros en alta mar para no deshidratarse. Todo era natural, cosas con creatina y fósforo. Y fui el primero que les preparaba sales para que las tomaran antes y después de los entrenamientos», se defendía él.

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Se apagó el corazón de Genaro Zapata este viernes, quien vivió 86 años plenos, para convertirse en una institución en Cartagena y una figura tan especial que es imposible entender la historia del fútbol local durante 40 años sin hablar de El Brujo.

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