Turno de la cantera en el Cartagena: un futuro que empieza ahora

Con solo tres jugadores bajo contrato más allá del 30 de junio (Pedro Alcalá, Alfredo Ortuño y Sergio Guerrero), la próxima temporada será un lienzo en blanco en el que habrá que dibujar un nuevo proyecto desde los cimientos. Y es precisamente ahí donde la cantera debe o puede asumir un papel protagonista.

La semana pasada, varios jugadores del filial dieron un paso adelante al incorporarse a los entrenamientos del primer equipo. Checo Martínez, líder indiscutible del filial, fue probado como lateral izquierdo por Romo, una posición en la que podría tener minutos. Su polivalencia le permite desempeñarse como mediocentro o central, pero el cuerpo técnico quiso explorar todas sus opciones. Junto a él, Emilio De Teresa, Alberto Puche y Daniel Manzanares también han estado en dinámica de trabajo con el primer equipo, aunque sin la regularidad que han mantenido Checo, Carmelo, Jesús Hernández o Andúgar a lo largo de la temporada. Jesús Hernández y Carmelo Sánchez son otros dos nombres que ya han disfrutado de su debut como profesionales. Carmelo cuenta con cinco apariciones en liga y una en Copa del Rey, y Hernández debutó en la derrota contra el Castellón (4-1).

El FC Cartagena se enfrenta a una de las reestructuraciones más profundas de su historia reciente. La plantilla actual está compuesta por 24 jugadores, pero doce de ellos están cedidos y, salvo sorpresa, regresarán a sus clubes de origen. El abuso de este tipo de incorporaciones ha sido una de las principales causas del deterioro del proyecto. Con un presupuesto ajustado y penalizaciones de LaLiga que han limitado la inversión, el club ha priorizado fichajes a corto plazo en lugar de apostar por un bloque estable y útil en el tiempo.

En la defensa, solo se podrá contar con el capitán Pedro Alcalá con contrato garantizado y, si jugadores como Kiko Olivas, Nacho Martínez o Delmás quedan sin acuerdo de renovación, la línea de retaguardia podría quedar completamente desmantelada. Lo mismo sucede en el centro del campo, donde Musto y Andy están en el aire. Ndiaye llegó con una opción de ampliar su contrato hasta final de temporada, pero no se sabe si solo es en caso de permanencia o podrá retenérsele en caso de descenso. En la delantera, la situación es similar: Álex Millán podría quedarse, pero Dani Escriche, Salim El Jebari, Rafa Núñez, Daniel Luna y Gastón Valles dirían adiós en verano.

Ante este escenario de incertidumbre, el filial del FC Cartagena podría convertirse en una fuente de recursos valiosa. Aunque el equipo dirigido ahora por Pablo Santis-Mandiola milita en Tercera RFEF, su situación clasificatoria permite experimentar sin temor al descenso. Así, jugadores como Andúgar, Manzanares o Puche podrían tener sus primeros minutos en el fútbol profesional, como testeo de cara a la próxima temporada.

El gran problema es la brecha de nivel entre ambas categorías. La Primera RFEF es una competición extremadamente exigente, con equipos históricos, presupuestos ambiciosos y un nivel físico que dista mucho de lo que se encuentra en Tercera RFEF. Para que la apuesta por la cantera funcione, será clave rodear a estos jóvenes con jugadores experimentados, capaces de asumir responsabilidades en el vestuario y en el campo.

Con doce jornadas aún por disputarse, el FC Cartagena tiene la oportunidad de empezar a construir su futuro sin la presión de los resultados. Aunque el descenso es un golpe difícil de asimilar, lo inteligente sería utilizar estos partidos como un laboratorio en el que los canteranos puedan demostrar su valía. No se trata solo de dar minutos por dar, sino de evaluar quién puede ser útil en la reestructuración.