El Cartagena estaba muerto delante de un cadáver. No era el 1 de noviembre, sino el 1 de abril. Pero daba lo mismo. En el cementerio de Butarque uno ya no tenía claro quién era el zombi y quién tenía opciones de sobrevivir. El primer ... tiempo fue lo más parecido al apocalipsis, con un Leganés encerrado en su parcela, lleno de miedo y siendo incapaz de generar algo de fútbol. El Efesé, empobrecido por un once que esta vez no tocaba, hacía como que mandaba en el partido. Solo era una ilusión óptica. En realidad estaba tan lejos del gol como su asustado enemigo.
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Afortunadamente, los cambios reactivaron a los visitantes, que le dieron la vuelta al partido de manera brillante en el último cuarto de hora. Todo el protagonismo recayó en tres suplentes que han estado muy discutidos durante toda la temporada: Franchu, Ferreiro y Ortuño. Ellos se echaron el equipo a sus espaldas y dieron un aviso a navegantes: el Cartagena está más vivo que nunca. A dos puntos de la sexta plaza y listo para luchar por el ascenso. El entierro, por tanto, tendrá que esperar. Otra cosa es lo que suceda con Imanol Idiákez, técnico del Leganés, a quien parece que ya nadie podrá salvar de una segura crucifixión.
Leganés:
Riesgo; Nyom, Jorge Sáenz, Omeruo, Sergio González (Qasmi, m.85), Miramón; Cissé (Fede Vico, m.70), Undabarrena (Gaku, m.60), Neyou (Rubén Pardo, m.79), José Arnáiz y Karrikaburu (Narváez, m.84).
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Cartagena:
Aarón Escandell; Iván Calero, Kiko Olivas, Datkovic, Farru (Franchu Feuillasier, m.46); Yan Eteki (Ortuño, m.65); Darío Poveda (Ferreiro, m.65), Pêpê (Musto, m.83), De Blasis, Jairo y Borja Valle (Mikel Rico, m.87)
Goles: 1-0, m.39: José Arnáiz, de penalti. 1-1, m.78: Ortuño. 1-2, m.81: Feuillasier, 1-3, m.91: Nyom (pp)
Árbitro: De la Fuente Ramos (Comité castellano y leonés). Mostró tarjeta amarilla a Miramón y Neyou por el Leganés; y a Iván Calero, Jairo, Feuillasier, Aarón Escandell y Musto por el Cartagena.
Incidencias: Encuentro correspondiente a la trigésimo cuarta jornada de LaLiga SmartBank disputado en el estadio municipal de Butarque de Leganés (Madrid). 6.598 espectadores.
Se equivocó Luis Carrión repitiendo la alineación de la semana pasada frente al Lugo. Premió a los que ganaron al colista, aunque lo cierto es que fue un regalo exagerado. Contra el colista no estuvo bien el equipo albinegro, pese a su victoria. Y no pasaba nada por cambiar varias piezas. Es más, era aconsejable. Farru, el lorquino del filial, no está todavía para batallas de este nivel. Y lo pasó muy mal hasta que fue sustituido en el intermedio. Con Jairo de vuelta al lateral izquierdo las cosas mejoraron. Y de qué manera. Darío Poveda, protagonista ante el Lugo, fue orillado a la banda izquierda. Y el alicantino las pasó canutas y fue completamente irrelevante en Butarque.
Calero y Jairo no mezclaron en esta ocasión por la derecha. Eteki se movió a cámara lenta y De Blasis se pasó todo el primer periodo corriendo detrás de una pelota que nunca le llegó. Pêpê se movía de un lado a otro buscando un pase que no fue capaz de dar. Y los minutos iban pasando con la sensación de que el Efesé estaba desaprovechando una ocasión única para acercarse a la sexta plaza. Porque el Leganés, el peor equipo de la competición desde hace dos meses, evidenciaba todas las carencias que le han llevado de luchar por la sexta plaza a temer por la permanencia. Los pepineros no tenían plan y estaban paralizados.
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Hasta que un centro sin peligro de Nyom quiso ser rematado por Cissé de chilena. El guineano casi le arranca la cabeza a Iván Calero, ya que la pelota ni la rozó. Es más, no estuvo ni siquiera cerca de conectar el remate. Lo que pasa es que el lateral albinegro cometió una torpeza tremenda al poner los brazos y parar el balón. De la Fuente Ramos consideró que no era juego peligroso, sino penalti. Vicandi Garrido, inseguro como pocos en la sala VAR, entendió lo mismo que el árbitro de campo. Porque no es un colegiado de complicarse mucho la vida. Y así vino un penalti tan infantil como innecesario. Arnáiz engañó a Escandell y puso el 1-0 antes del descanso.
Había que agitar el once y Carrión lo hizo en el descanso. Entró Franchu por Farru. Todo fue distinto. El sudoku imposible del primer tiempo empezó a parecer sencillo en el segundo. Entre el argentino y Jairo, de regreso al lateral, convirtieron la banda izquierda en el centro de operaciones de los ataques visitantes. Ya pudo marcar Franchu de cabeza cuando le ganó la espalda a Nyom en un impecable servicio desde la derecha de Calero, pero el balón se le fue por encima del travesaño. Fue un aviso de lo que estaba por venir.
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Entraron Ferreiro y Ortuño y ellos dos acabaron por virar por completo el desarrollo de los acontecimientos en un Butarque cada vez más enfadado. El ex del Huesca, en sus mejores minutos del año, remató de maravilla un envío de Jairo, con tan mala suerte de que su testarazo impactó en el larguero, con Riesgo haciendo la estatua. Idiákez intentaba revitalizar a su equipo metiendo a jugadores con buen pie en el medio, pero nada cambiaba. El dominio del Efesé era aplastante y los pepineros no salían de su parcela, defendiendo el 1-0 como si no hubiera un mañana.
Y la lógica se impuso. Ferreiro se sacó de la chistera un centro estupendo al punto de penalti que Ortuño remató con toda la rabia del mundo. El yeclano se merendó a Omeruo y Jorge Sáenz, quien pidió falta del delantero visitante en el salto. Hubo contacto, pero no suficiente para que el árbitro anulara un tanto que daba vida a los de Carrión. Quedaban 13 minutos y la sensación era que el Leganés se caía con un soplido más. Solo uno y se caía definitivamente. Seguro. El runrún en la grada ayudaba al Efesé.
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Entonces vino la jugada que decidió el choque. Escandell salió a por uvas en una falta lateral y Jorge Sáenz pudo meter la pelota en el punto de penalti. Omeruo apareció para marcar, pero De Blasis se fue al suelo y evitó el 2-1. El rechace le cayó a Datkovic, quien se quitó la bola de encima con un pelotazo que acabó convertido en una asistencia de gol a Franchu. El argentino y Ferreiro corrieron como balas en un dos contra uno inexplicable contra Miramón. Decidió terminar la jugada Franchu, con la suerte de que le pelota dio en la espalda de Arnaiz y Riesgo no pudo atraparla.
Entró llorando la bola y la locura se apoderó de la expedición visitante y del centenar de aficionados cartageneristas que entraban en éxtasis en esa esquina del estadio. Franchu, desatado, se quitó la camiseta para festejar su segundo tanto consecutivo, sin acordarse de que estaba apercibido. Es la quinta y tendrá que parar el domingo que viene frente al Mirandés. Justo ahora que le sale todo. Daba igual.
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Entraron Musto y Mikel Rico para evitar sustos, pero Qasmi perdonó el empate con un remate de cabeza a puerta vacía que no suele fallar un delantero de Segunda. Defendió mal el Cartagena esa jugada. En la siguiente acción llegó el 1-3. Ortuño hizo lo más difícil dentro del área, regateando a Omeruo y Jorge Sáenz en un palmo de terreno. Lo que pasa es que Riesgo le ganó la partida en el mano a mano. Como era la tarde del Efesé, el rechace dio en Nyom y la pelota acabó entrando, de nuevo llorando, pese al esfuerzo de Miramón por evitarlo. La sacó de dentro. Pitó el árbitro y la fiesta de los visitantes contrastó con el funeral de los de casa.
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