El árbitro enseña tarjeta amarilla a Iborra en la final del 'playoff' en la que el Levante se quedó sin ascenso en el último segundo de la prórroga. LALIGA
Fútbol | Segunda División

El próximo rival del Cartagena, un Levante partido en dos: gloria deportiva, ruina económica

El contrincante del Efesé mañana es un equipo candidato al ascenso, pero la crisis financiera convierte el futuro del club en un enigma

Salva Castiñeyras

Sábado, 8 de marzo 2025, 07:30

Desde la distancia, cualquiera podría pensar que el Levante UD navega con viento a favor. Cuarto en la tabla, 50 puntos, un equipo que responde ... en el campo y una afición que sueña con el regreso a Primera bajo los mandos de un líder indiscutible como Julián Calero. Sin embargo, lo que se vive lejos del verde, en los despachos del Ciutat de València, es un panorama completamente opuesto. Una economía al borde del colapso, despidos en cadena estas últimas semanas y una incertidumbre financiera que amenaza con devorar cualquier atisbo de estabilidad. El Levante necesita subir, y no es una cuestión deportiva. Es una cuestión de supervivencia.

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Para entender la situación límite del club granota hay que remontarse a 2022. Tras el descenso de Primera División, el Levante apostó todo al ascenso inmediato. Liquidó el fondo de compensación, disparó su masa salarial y estructuró una plantilla con la única misión de volver a la élite cuanto antes. Pero el plan se torció en el último suspiro cuando en la final del playoff por el ascenso llegó la estocada más cruel. Minuto 120+9, el tiempo ya cumplido en el Ciutat de València, y Asier Villalibre marca un penalti decisivo para el Alavés que rompió las esperanzas de un estadio entero. No había red. La apuesta había salido mal, no existía un 'Plan B' y la economía granota quedó seriamente dañada.

El adiós de Catalán

La salida de Quico Catalán como presidente dejó al Levante en una encrucijada institucional en septiembre de 2023. El testigo lo recogió Pepe Danvila, consejero delegado, accionista referencia y nuevo rostro visible del club. Su primera comparecencia, en diciembre de ese mismo año, destapó la crudeza de la situación: deuda a corto y largo plazo de 107 millones, pagos refinanciados, intereses asfixiantes y una estructura sobredimensionada que era insostenible en Segunda División. El déficit actual levantinista es de 12 millones de euros que se presentara en la próxima junta general de accionista que todavía no tiene fecha definitiva.

El club granota arrastra un agujero económico desde 2023 y está obligado a subir para no colapsar económicamente

La crisis ha tenido consecuencias devastadoras en la estructura interna del club. La situación se agudizó a final de este pasado 2024, cuando Danvila tuvo que incluso pedir disculpas a sus trabajadores por los impagos de las nominas de noviembre, diciembre y la extra. El consejero delegado anunció la firma de un préstamo de 5,5 millones para desbloquear la situación y regularizar todos los pagos de forma seguida. Esto no fue una solución definitiva y en la última semana el Levante se ha visto obligado a finiquitar a una decena de trabajadores. Miembros del gabinete de comunicación, empleados de oficinas, personal de la tienda, limpiadoras e incluso psicólogos de la cantera han sido prescindidos.

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Los tijeretazos han alcanzado incluso al organigrama deportivo. Felipe Miñambres, director deportivo hasta hace unos días, rechazó «un rebajón» en su sueldo, tal y como lo expresó él mismo en su despedida, y decidió marcharse. Con él se fue su asistente, Ángel Medina. También cayó Antonio Carmona, segundo entrenador de Julián Calero. La cruda realidad se extiende también a las secciones. En el Levante femenino, un equipo históricamente ganador, el deterioro es evidente. El equipo marcha en puestos de descenso y ha visto cómo varias jugadoras han salido o están a punto de hacerlo.

Las claves

  • El inicio de la pesadilla Tras caer a Segunda, el Levante apostó todos sus recursos a un regreso inmediato. No lo logróy quedó al borde del abismo financiero

  • La condena Tras caer a Segunda, el Levante apostó todos sus recursos a un regreso inmediato. No lo logróy quedó al borde del abismo financiero

  • La descomposición Sin recursos, la entidadni siquiera se metió enla fase de ascenso; la crisis institucional explotó y la deudasuperó los 100 millones

  • Ascenso o el infierno Los de Calero responden en el campo, pero el club necesita ascender sí o sí; la viabilidad de los granotas depende de volver a Primera ya

'Se vende'

Con una deuda que Danvila cifró en diciembre de 2023 en más de 107 millones, hay voces que señalan que el club podría estar en venta. Internamente, el Levante desmiente esta posibilidad, pero fuentes cercanas al club apuntan a que podrían haber llegado ofertas de fondos de inversión interesados en entrar en la entidad.

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Lo que es innegable es que el Levante no puede seguir en este estado de inseguridad. La última hora granota pasa por la mañana de ayer viernes, cuando Pepe Danvila se citó con sus empleados, poco más de una treintena, para justificar los despidos fruto de una «gestión coherente y responsable», además no ha garantizado que las salidas hayan concluido con esta tanda, e incluso les ha pedido un esfuerzo mayor a los trabajadores.

La entidad ha despedido a más de una decenade trabajadores enlas últimas semanas y podría estar en venta

El Levante vive en una paradoja. Sobre el césped, Julián Calero ha conseguido armar un equipo competitivo, que no solo es candidato al 'playoff', sino que está a un solo punto del ascenso directo y a dos del liderato. El momento deportivo es inmejorable, pero el contexto extradeportivo es de extrema gravedad.

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Y aquí es donde el ascenso se convierte en algo más que un objetivo deportivo. No subir significaría otro año en Segunda, sin los ingresos de Primera y con una deuda que seguiría devorando la entidad. Incluso en el mejor escenario posible, volviendo a la élite, la economía del club no quedaría saneada de inmediato. Pero al menos habría margen para un plan de viabilidad real.

Un club en el alambre

Es por eso que la sensación desde el entorno granota es de que está en juego mucho más que un ascenso esta campaña. Se juega su futuro. La sensación es que, sin el ansiado regreso a Primera, el club podría verse obligado a tomar decisiones aún más drásticas, con la posible venta como último recurso. El tiempo corre y en Orriols lo saben: o el Levante obra el ascenso a primera, o el abismo financiero será casi imposible de esquivar. Los jugadores y el cuerpo técnico son muy conscientes de la realidad económica del club y de lo vital que es el ascenso a la primera categoría. Una presión que hasta el momento los pupilos de Calero están sabiendo canalizar bien sobre el verde, al igual que lo hicieran los albinegros cuando bailaban sobre el alambre del descenso con el de Parla también en el banquillo el pasado año.

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Este domingo el Levante se mide a un Cartagena sentenciado, hundido en la tabla y sin esperanzas de salvación. El cuadro granota es claro favorito, pero el recuerdo de otros equipos de la parte baja que han sacado puntos en el Ciutat de València, como el Racing de Ferrol o el propio Cartagena del año pasado, enterró las opciones de 'playoff' del Levante de Miñambres la pasada campaña, mantiene cierto recelo en la afición levantinista. Cualquier traspié puede ser fatal. Porque esta no es una temporada más. Esta es la temporada en la que el Levante se juega el todo o nada. Eesta vez, sin margen de error.

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