Los penaltis a ciegas que curtieron a Raúl Lizoain
Gabriel, padre del portero canario del Cartagena, es invidente, jugó en el equipo de la ONCE y chutaba a su hijo en interminables sesiones de entrenamiento en casa
A Gabriel Lizoain fue al único que no le importó que el partido de Copa del Rey del pasado miércoles del Cartagena en Azuaga no se viera por televisión. Lo escuchó por la radio, como siempre. Desde niño se acostumbró a ello debido a su ceguera. Es el mayor de seis hermanos, de los que cuatro de ellos son invidentes de nacimiento. El más conocido de ellos es el menor, Serafín Zubiri, el primer cantante ciego en participar en el festival de Eurovisión. Debutó en 1992 y repitió en el 2000. Gabriel, claro, es el padre de Raúl Lizoain, héroe de la clasificación copera del Efesé en tierras extremeñas, al detener de manera consecutiva los tres últimos lanzamientos de la tanda y evitar una eliminación que hubiera ahondado aún más en la herida de los albinegros, colistas en la liga y cada vez más hundidos en la clasificación.
La historia de Gabriel Lizoain da para escribir un libro. Y sin su figura es imposible entender cómo se ha forjado la carrera deportiva de su hijo, quien el pasado verano aceptó la oferta del Cartagena para venir cedido desde un Andorra donde se había quedado sin sitio. El progenitor del cancerbero del Cartagena siempre ha disfrutado de una vida intensa y polifacética. Nunca ha mirado el lado malo de ser ciego, jamás se ha lamentado por su discapacidad visual y ha sido un alma inquieta. Fue cantante y triunfó a finales de los sesenta con la formación navarra Los Alcinos. Durante una época ejerció como representante de jugadores, practicó patinaje y fue futbolista en la modalidad de invidentes. Durante dos décadas fue delegado territorial de la ONCE en Canarias. Nació en Abaurrea (Navarra), a los ocho años se traslado a Pontevedra para estudiar en un colegio especializado para invidentes y, a partir de ahí, le tocó conocer mundo de un lado a otro.
Forjado en Pasarón
«Asistí a cientos de partidos del Pontevedra en Pasarón. Y allí me enamoré del fútbol. Empecé a practicarlo y pude jugar muchos torneos para ciegos por toda España. Después me fui apartando un poco del fútbol, pero cuando mi hijo Raúl fue empezando a jugar en las categorías inferiores del Almenara y el Unión Viera de Las Palmas volví a meterme en este mundillo», cuenta el padre del meta albinegro. De hecho, las tardes de interminable juego con la pelota en el patio de la vivienda familiar, en Las Palmas de Gran Canaria, forjaron al portero que hoy le disputa el puesto de titular a Marc Martínez en el Efesé.
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La secuencia era la siguiente: el pequeño Raúl se colocaba enfrente de la red y su padre cogía el balón, lo plantaba a un palmo de su pierna y chutaba con todas sus fuerzas. «Era imposible saber hacia dónde saldría disparado, yo solo trataba de reaccionar rápido y pararlo. La verdad es que era un entrenamiento muy especial y válido para mí», ha contado en varias ocasiones el arquero canario, que con esos ejercicios mejoró rápidamente sus reflejos y comenzó a vislumbrar un futuro en el fútbol. «Es uno de los recuerdos más bonitos que tengo de mi infancia, y a medida que pasan los años más valoro lo mucho que aprendí en esos ratos con mi padre», contaba Raúl Lizoain en un reportaje publicado recientemente por la revista Panenka.
LAS CIFRAS
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6 Gabriel Lizoain es el mayor de seis hermanos navarros, de los que cuatro nacieron ciegos. El menor de la saga es el cantante Serafín Zubiri, quien representó a España en Eurovisión en 1992 y 2000.
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191 partidos lleva disputados en el fútbol profesional un Raúl Lizoain que defendió la portería de la UD Las Palmas durante ocho temporadas, tres de ellas en Primera División.
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32 años tiene el meta canario. Cumple 33 en enero y está cedido en el Cartagena hasta el próximo 30 de junio por el Andorra. Su contrato con el club andorrano expira en 2024 y su actual valor de mercado es de 400.000 euros.
El actual portero del Efesé se crió en Las Palmas. Allí fue por trabajo su padre y conoció a Loli Cruz, mujer de Gabriel y madre de Raúl. Y allí formaron una familia. Todos se hicieron de la UD Las Palmas. «Soy del Barça, de Osasuna, del Pontevedra y de Las Palmas. Y, por supuesto, soy del equipo en el que juega mi hijo», dice Gabriel, uno de los más felices con lo sucedido el pasado miércoles en el campo del modestísimo Azuaga.
Mucho tiempo en el banquillo
Sabe que su hijo no lo está pasando bien en los últimos tiempos. Demasiado tiempo en el banquillo a punto de cumplir 33 años. Tras ocho temporadas en Las Palmas y triunfar en el Mirandés entre 2020 y 2022, el curso pasado se fue diluyendo hasta perder su puesto de titular en Andorra. Su error en el gol del sueco Isak Jansson que le costó la derrota a los andorranos ante el Cartagena de Luis Carrión (0-1) acabó costándole el puesto, en beneficio del argentino Nico Ratti.
Su debut en el Efesé, además, fue complicado. No estuvo bien el guardameta canario en la que hasta el momento ha sido su única aparición en liga con el Efesé. Víctor Sánchez del Amo le dio la titularidad ante el Eibar (1-2), un partido saldado con derrota y la destitución del técnico madrileño. Y Calero ha apostado desde el primer día en liga por Marc Martínez, quien por cierto fue el primero en ir a felicitar a Raúl Lizoain el pasado miércoles en Azuaga tras acabar la tanda de penaltis que clasificó al Cartagena. Ya veremos si Calero modifica su idea tras lo sucedido el miércoles en la Copa y hay cambio en la portería en el encuentro de este domingo frente al Leganés (Cartagonova, 18.30 horas).
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De familia futbolera, el padre de Raúl Lizoain se recorría España en los años setenta animando a su hermano Ángel, uno de los dos que nació sin ningún tipo de problema en la vista. Fue extremo zurdo de Osasuna, Melilla, Mallorca y Xerez, entre otros equipos. Gabriel siempre fue acompañado al campo. Además, siempre llevó consigo dos transistores, «para escuchar radios distintas y sacar mis propias conclusiones» de los partidos. Loli Cruz, su mujer, le ha acompañado siempre para solucionarle cualquier duda que tenga durante el transcurso del juego. Gabriel fue defensa en un equipo de invidentes y siempre que puede va a los estadios donde juega su hijo. ·Lo paso mal, como todos. Y cuando oigo el ruido de las mallas, malo. Ya sé que algo malo ha pasado», confiesa.
«Es un ejemplo»
«Cuando era pequeño, vivía con naturalidad la invidencia de mi padre. Pero con el tiempo fui cada vez más consciente de la fuerza que tenía y de su capacidad de superación. Verlo en la persona en la que siempre te has fijado te marca mucho. Es un espejo en el que me he mirado siempre. Y también uno de mis secretos, por así decirlo. Yo soy una persona que nunca se rinde y que siempre tira para adelante, independiente de cómo me vayan las cosas en mi carrera, y eso en gran parte se lo debo a él», explicaba Raúl Lizoain en el citado reportaje publicado por Panenka.
«En casa nunca me metieron presión para que fuera futbolista, y eso me ayudó a hacer mi camino», añade. Su padre lo cuenta así: «Lo único que nos preocupaba con su madre era que tuviera una formación y, por encima de todo, que fuera una persona honrada que respetase a sus compañeros y pudiera ir por la vida con la cabeza alta», indica el padre del portero del Cartagena.
«En mi casa siempre nos ha gutado mucho el fúbol. Mi padre se desplazaba desde Pamplona con un grupo de amigos hasta San Sebastián, Bilbao, Barcelona o Zaragoza. Aquel fútbol les encantaba y eran capaces de hacer muchos kilómetros por carretera para ver partidos en los años 60 y 70. Pese a ello, yo nunca presioné a Raúl para que se dedicara a esto», insiste Gabriel.
«Él es un ejemplo para mí», sostiene Raúl. «Él pudo hacer lo que quería en su vida, cómo no iba a conseguirlo yo», remata el cancerbero canario, quien el pasado miércoles salvó a su equipo de un descalabro histórico parando tres penaltis de manera consecutiva. Tiró de intuición, reflejos y concentración. Como cuando era niño y su padre le chutaba a ciegas.
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Conde, guardameta del Leganés, es el menos goleado de Europa
El CD Leganés de Borja Jiménez, que este domingo visita el Cartagonova (18.30 horas), es el equipo revelación en Segunda. Lidera la tabla, cuando nadie contaba con los pepineros para pelear por el ascenso, y su portero, Diego Conde, es el menos batido de las grandes ligas europeas. Solo ha recibido cuatro goles en los diez partidos que disputado, mientras que Dani Jiménez encajó uno en tres encuentros.
Conde es el mejor de todas las competiciones de Segunda en España, Inglaterra, Francia, Italia y Alemania. Y curiosamente solo el polaco Marcin Bulka, ex del Cartagena y ahora triunfando en la Ligue 1 francesa con el Niza, iguala sus registros en el fútbol europeo. En las competiciones españolas, los únicos que están cerca de Conde y de los números del Leganés son el Real Oviedo, con siete tantos encajados en Segunda, y el Real Madrid, con ocho, y el Atlético, con nueve, en Primera división.
El Leganés llegará a Cartagena tras pasar en la Copa (0-2 ante el Llerenense) y después de haber ganado los tres últimos partidos de liga, a Amorebieta, Espanyol y Villarreal B, marcando 8 goles y sin recibir ninguno. Es el primer regreso de Borja Jiménez tras su destitución en el Efesé, en diciembre de 2020.
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