El FC Cartagena vivió este viernes uno de los días más negros de su historia. La descomposición del proyecto y la fractura de los aficionados con la directiva provocó una de las imágenes más tristes que se recuerdan: once mil butacas vacías, un palco sin autoridades y solo 2.788 valientes en las gradas para ver el partido Cartagena-Eibar.
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El estadio municipal Cartagonova vivió un ambiente tétrico, frío y de total abandono, más propio de principios de siglo XXI cuando no era necesario abrir ni los fondos. No se escuchó a nadie, tan solo al infatigable Juanito con su bombo en el fondo sur. Ni nadie cantó el himno.
Tristeza en la grada y nuevo plante en el palco, donde Paco Belmonte, Manuel Sánchez Breis y el resto de directivos mantuvieron su particular manera de escudarse sin ocupar su asiento. Sola se quedó la edil de Política Social Cristina Mora.
El ánimo de los menos de tres mil valientes aficionados pronto se convirtió en enfado, frustración y hartazgo cuando en el minuto 27 el Eibar marcó el 0-2. «Me voy al Jimbee», soltó un aficionado de tribuna alta en el tiempo de descanso, que optó por acudir al partido de fútbol sala que arrancó media hora después, a las nueve de la noche.
El Cartagonova tiene una capacidad para alrededor de 13.820 personas y este viernes hubo más de 11.000 butacas vacías restando los 2.788 espectadores; entre ellos Popy, exentrenador de la Minera. La peña Fondo Norte 1995 abandonó el estadio en la segunda parte y para mostrar su disconformidad dejaron multitud de carteles pegados en las gradas donde podía leerse 'Belmonte, vende ya'
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