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En noviembre se cumplirán 30 años de la última visita del Andorra al Cartagonova. Aquella vez el protagonista del encuentro fue Jesús Lucendo, silbado por la grada y expulsado a falta de seis minutos en un partido que ganaron los locales por la mínima (1-0, con gol de Asier Garitano). ¿Por qué pitaba la afición del Efesé a Lucendo? ¿Qué le había hecho el goleador del Andorra? La respuesta la da el mismo protagonista, tres décadas después. «Yo había denunciado al Cartagena ante la AFE y eso es lo que el club filtró. Lo que no sabía nadie es que yo no había cobrado nada en los tres meses que había estado en el Cartagena la temporada anterior. Es más, pese a ello estuve a punto de quedarme, con una renovación en la que se me incluían las mensualidades impagadas del año anterior. El dinero me daba igual. Estaba cedido por el Barça y ese era un paraguas importante. Estaba cómodo en Cartagena, pero finalmente volví a Andorra», contesta.
Lucendo (Pedro Muñoz, Ciudad Real, 52 años) jugaba en Segunda B, pero en aquellos años era una auténtica estrella. No pasaba inadvertido en ningún campo. Y es que, muy a su pesar, se había convertido en una figura maldita para el barcelonismo. De hecho, aún hoy se sigue usando el término 'síndrome Lucendo' en el tan manido entorno culé para referirse a todos esos jóvenes futbolistas que se forman en La Masía, irrumpen en el primer equipo del Barça pareciendo que van a triunfar y, tras debutar, se pierden sin que se vuelva a saber nada más de ellos.
¿Qué le pasó a Lucendo en el Barça? «Estaba en el sitio perfecto, pero no en el momento adecuado. Siempre digo que la oportunidad me llegó un año antes de tiempo», responde. Hagamos memoria. 2 de septiembre de 1989. Primera jornada de liga. A Johan Cruyff le da uno de sus insólitos ataques de entrenador y pone de titular en Valladolid a un muchacho de 19 años que hacía la mili y militaba en el Barça C, amateur. No había pasado por el filial y no había hecho la pretemporada con el primer equipo. La cosa salió muy mal.
Lucendo debutó el mismo día que Koeman y Laudrup. Cruyff apostó por él y dejó en el banquillo a Miquel Soler, Guillermo Amor y Eusebio. Ganó el Valladolid (2-0, con goles de Damián y Jankovic) y Lucendo, sustituido en el minuto 56, nunca más volvió a jugar ni entrenar con el primer equipo del Barça, el que un año más tarde se convertiría en el 'Dream Team'. Jamás se le volvió a ver disputar un partido en Primera. Ni siquiera en Segunda.
«Johan [Cruyff] no me debía nada. Él hizo lo que hizo porque entendió que era lo que el equipo necesitaba en ese momento. Yo era un jugador formado en La Masía, Charly Rexach me había entrenado en los juveniles y sabía que yo era versátil y por la parte izquierda podía jugar perfectamente de lateral, interior y extremo. Me puso en dos amistosos contra Figueres y Palamós y le gustó lo que aporté al equipo. Yo no tengo ni un reproche que hacer. Es evidente que lo que me pasó entonces... Bueno. Es obvio que en el fútbol moderno esto ya no sucede. Esto ahora se gestiona mejor, se busca una cesión a un equipo de Primera y, aunque sea fuera del Barça, la carrera del jugador tiene una continuidad», cuenta Lucendo a LA VERDAD.
«Cruyff era un visionario, el mejor entrenador de la historia y la persona que cambió el fútbol moderno. Hoy todos los equipos salen jugando desde atrás con el portero y cuando él lo hizo por vez primera, con Busquets padre, lo querían matar. ¿Qué faltó en mi caso? Más paciencia y haber tenido más entereza y fuerza para no haberme dejado caer al vacío», opina Lucendo, que hoy es seleccionador sub-19 de Andorra y segundo de la sub-21. La solución que encontró el Barça fue una cesión a la Balompédica Linense. Lucendo ni cobró ni rindió en la Balona. 26 partidos y 3 goles.
Al año siguiente, se fue al Andorra y la cosa tampoco funcionó (21 partidos y 3 goles). Pero en el club andorrano solicitaron al Barça que prorrogara un año más la cesión y en la temporada 92-93 explotó con 15 goles. El Cartagena fue a por él. Florentino Manzano lo fichó en abril del 93 para que ocupara el enorme vacío que había dejado Pedro Cordero, traspasado al Albacete (entonces en Primera División) dos mes antes por 10 millones de pesetas de la época. «Cordero era un jugadorazo, un futbolista tremendo», subraya hoy Lucendo.
«Me llamó el Cartagena y llegué allí en plena Semana Santa, muy tarde ya. Solo quedaban siete partidos de liga regular, pero yo veía que teníamos un equipazo y podíamos entrar en el 'playoff' y subir. Significaba una oportunidad única para engancharme al fútbol de élite», reconoce Lucendo. «Teníamos un equipazo. Manolo Requena metía goles hasta con el culo. Molina, también. Brau, Rai, Pino, Sagarduy, Zapatera... Pero recuerdo que perdimos contra el Murcia y la semana siguente estuvimos horribles en Yecla [derrota 5-0 en La Constitución] y ya nos quedamos casi sin opciones de entrar en la promoción de ascenso», rememora.
El argentino Marcelo Manzano y los canarios Ruano y Narciso también han vestido las camisetas de Cartagena y Andorra, que esta tarde se ven las caras en el Cartagonova (18.30 horas). Pero ninguno tuvo una carrera tan especial como la de Lucendo. En junio del 93 regresó a Andorra y allí jugó las diez siguientes temporadas, hasta que se retiró a los 33 años. Ha entrenado a varios equipos del pequeño país pirenaico y hoy es una institución en el fútbol andorrano. «Tuve opciones para salir de Andorra y volver a intentarlo, pero el final me acomodé y me conformé con lo que tenía. Hoy, si estoy siendo capaz de ayudar los jóvenes transmitiéndoles algo que lo que yo viví en La Masía, pues ya me doy por satisfecho», acepta un Lucendo que actualmente es una figura clave en el fútbol formativo de Andorra.
Sigue al FC Andorra y acude al Estadi Nacional cada quince días. Le parece que el equipo de Eder Sarabia «lo va a pasar mal» esta tarde en el Cartagonova. «El Cartagena es un equipo inteligente, que sabe adaptarse al rival y a las circunstancias de los partidos. El Andorra, como siempre, le quitará el balón y dominará la posesión, pero creo que va a tener problemas para puntuar en Cartagena», vaticina Lucendo. Reconoce que el «proyecto de Gerard Piqué va por un lado y el que nosotros tenemos en la Federación va por otro», aunque recuerda que el FC Andorra «es del país y nunca saldrá del país».
Se despide Lucendo, quien pudo haber sido y no fue. Parece que lo ha superado. «Me habría quedado en Cartagena. No fue por dinero ni por los impagos. No lo hice porque mi pareja es andorrana. Y empezamos con el proyecto de vida familiar que aún hoy sigue. Volví para estar con ella», confiesa.
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