Definitivamente, al Cartagena se le da mucho mejor una Rosaleda vacía que llena. Subió en el estadio del Málaga cuando se jugaba a puerta cerrada por culpa del coronavirus. Y ganó sin esperarlo en su primera visita en Segunda, salvando su cabeza por una semanas ... más un Borja Jiménez que al final acabó siendo despedido, cuando se seguía jugando a puerta cerrada por culpa del coronavirus. La temporada pasada, ya con público en las gradas, salvó un punto sobre la campana gracias a una increíble (e inesperada) chilena de Okazaki. Y este domingo, ante más de 25.000 espectadores que le dieron al coliseo malaguista un ambiente de Primera, cayeron los albinegros en su campo talismán para ceder la sexta plaza al Albacete. Quedan seis semanas y todo está en el aire. Dos puntos separan a manchegos y cartageneros con 18 todavía por disputarse.
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Otra vez hay que hablar del arbitraje, puesto que el Efesé, el equipo más perjudicado de la categoría por el VAR junto al Racing de Santander, debió haber disputado todo el segundo tiempo con un futbolista más. En la última acción del primer tiempo, De Blasis envió un balón a la espalda de los centrales locales y Borja Valle empezó a ganarle la carrera a Esteban Burgos. Para sorpresa de toda La Rosaleda, el zaguero argentino paró la pelota con la mano cuando era el último defensor. Fue una reacción absurda e ilógica, bordeando lo cómico si no fuera porque el Málaga está asomado al drama del descenso desde hace muchos meses.
Málaga:
Rubén Yáñez; Delmás, Esteban Burgos (Ramalho, min.46), Juande, Cristian (Javi Jiménez, min.76); Chavarría (Fran Sol, min.76), Escassi, Febas, Ramón Enríquez; Fran Villalba (Luis Muñoz, min.64), Rubén Castro (Álex Calvo, min.89).
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Cartagena:
Aarón Escandell; Iván Calero, Alcalá, Datkovic, Iván Martos (Jansson, min.82); Pêpê, Yan Eteki (Sadiku, min.74), De Blasis, Jairo (Darío Poveda, min.61); Borja Valle (David Ferreiro, min.74), Feuillassier (Ortuño, min.61).
Gol: 1-0, M.21. Chavarría.
Árbitro: Gálvez Rascón (Comité Madrileño). Expulsó al entrenador visitante, Luis Carrión, en el descanso y al meta del Málaga Manolo Reina (m.94), cuando estaba en el banquillo. Además, amonestó a los locales Esteban Burgos (min.46), Chavarría (min.69), Rubén Yáñez (min.84) y Fran Sol (min.97), y a los visitantes Pablo Vázquez (min.47), Feuillassier (min.48) y David Ferreiro (min.87).
Incidencias: Partido correspondiente a la trigésima sexta jornada de LaLiga SmartBank disputado en el estadio La Rosaleda ante 25.513 espectadores.
Gálvez Rascón, que dirigía por vez primera en lo que va de curso un encuentro del Cartagena, consideró que con la tarjeta amarilla bastaba. En el VAR, Ocón Arraiz entendió que había que dejarlo estar y ni siquiera pidió a su compañero que se acercara a la pantalla a revisar la mano de Burgos. Se armó un buen lío, pero pese a las protestas de los visitantes, Burgos no fue expulsado. Sí vio la roja el técnico del Cartagena, un Luis Carrión que en el túnel de vestuarios protestó airadamente la decisión del colegiado y tuvo que ver el segundo tiempo desde la tribuna. «Aquí estáis acojonados», le espetó Carrión a Gálvez Rascón cuando se lo encontró de cara.
Cómo sería la jugada que Sergio Pellicer, entrenador local, dejó a Esteban Burgos en la caseta en el intermedio y puso a Ramalho, que no es un central demasiado seguro pero al menos no comete barbaridades como la que debió costarle la expulsión al jugador del Málaga. Es cierto que Escassi, el otro defensa del Málaga que estaba cerca del lance, podía haber llegado al corte en el caso de que Borja Valle hubiera controlado el balón y se hubiera dirigido hacia la portería de Yañez. Pero en el cartagenerismo existe unanimidad al respecto: Burgos tendría que haber sido expulsado.
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Hubo lío en la última jugada del primer tiempo. Y más lío en la última del segundo. Gálvez Rascón pitó penalti por una mano bastante clara de Luis Muñoz. Cuando Sadiku estaba listo para lanzar la pena máxima, desde la sala VAR se tiraron las líneas del fuera de juego y se decidió que la acción quedara anulada porque Datkovic, que había intentado rematar de chilena sin darle al balón, venía de un fuera de juego milimétrico. En la tómbola del VAR, que te da y te quita de la manera más inesperada, la moneda salió cruz en esta ocasión. Las líneas aseguraban que el hombro del croata estaba ligeramente adelantado. Habrá que creerlo.
Otra tarde hablando del VAR y de los insufribles arbitrajes que están penalizando en la clasificación a un Cartagena que posiblemente cuando acabe la Liga echará de menos los puntos escamoteados en El Plantío, Anduva, Estadio de Gran Canaria y ayer en La Rosaleda.
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No debió perder el Cartagena en Málaga. No fue peor que su rival y tuvo estupendas ocasiones. Pudo ganar, de hecho. Sin estar todo lo fino que en ocasiones anteriores, Franchu tuvo tres ocasiones magníficas en el primer tiempo. Y Ramalho le sacó casi bajo palos a Poveda un remate que era gol. Los locales, al margen del tanto de Chavarría, tuvieron dos buenos acercamientos en los que Rubén Castro primero chutó por encima del larguero y luego se encontró con una buena estirada del meta visitante Aarón Escandell.
Málaga es una ciudad completamente volcada con su equipo. La salvación se ha convertido en una cuestión de Estado en una ciudad que vive por y para el fútbol. Unas 8.000 personas se congregaron en la puerta de La Rosaleda para recibir a su equipo a lo grande. Parecía una final. No había un título en juego, sino algo más importante para una afición que en solo una década ha pasado de ver al Málaga buscando las semifinales de la Champions League con Joaquín, Isco, Baptista, Caballero, Demichelis, Toulalan y Santa Cruz a pasarlas canutas para mantenerse en Segunda con Rubén Castro, Fran Sol, Febas, Fran Vilalba, Escassi, Yáñez y compañía. Se trata de la permanencia. Y más de 25.000 gargantas alentaron desde el primer instante al conjunto local.
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Con todo, el ambiente no pesó de inicio a un Cartagena que se adueñó de la pelota y pudo hacer el 0-1 en el minuto 3. El derechazo de Franchu, a quien Delmás le dio siempre espacio y tiempo para pensar, se fue cerca del poste izquierdo de la portería local.
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Se movían mejor los visitantes, mientras el Málaga inclinaba su juego hacia el costado izquierdo. Allí protagonizaban un duelo tremendo Alcalá y Chavarría. El argentino, el mejor de los blanquiazules en el último mes, llevó la locura a La Rosaleda cuando empujaba a la red casi de rebote un centro desde la izquierda de Cristian que Datkovic se comió. 1-0 y el estadio se caía. Sin embargo, el Cartagena volvió a demostrar que tiene oficio y personalidad. Respondió De Blasis con un centro sideral que Franchu, con todo a favor, remató para arriba y no para abajo. Hizo lo más difícil el extremo cedido por el Eibar. La echó por encima del travesaño.
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Volvió a perdonar poco después el empate Franchu, cuando Jairo lo dejó solo delante de Yáñez y su control defectuoso fue a parar a las manos del meta del Málaga. El propio Jairo, ya en el segundo tiempo, se plantó solo en el área local, pero se adornó en el regate y acabó sin rematar en una jugada que al principio parecía que terminaría siendo la del empate. La tuvo Poveda y la sacó Ramalho, con Yáñez batido. Carrión metió a sus tres arietes juntos, pero al final hasta se estorbaron entre Ortuño, Sadiku y Poveda. Puso a Jansson de lateral izquierdo y el Efesé se volcó en busca de ese empate que mereció. Pitó penalti Gálvez Rascón, pero después rectificó. Se vino caliente el Cartagena, aunque con la cabeza alta. Esta vez no hubo fiesta en La Rosaleda.
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