Paco Belmonte, en la rueda de prensa de la semana pasada. A. Gil / AGM
Análisis

Lo de Belmonte

Es una lástima que el FC Cartagena interese tan poco, en una ciudad en la que nunca salimos del mismo bucle y en la que el fútbol jamás llegó a la cima

Viernes, 15 de septiembre 2023, 00:58

Es completamente falso que Toni Datkovic se presentó en el entrenamiento del Cartagena el pasado 21 de agosto. Ni el 22. Ni el 23. Ni el 24. Ni el 25. Ni el 26. Lo hizo el 27, diez días después de decirle a Paco Belmonte ... que se iba a Arabia Saudí porque había recibido la oferta de su vida y tenía que pensar en su familia. Hasta tres fuentes distintas coinciden en que el croata no apareció por La Manga Club hasta ese día 27, cuando empezó a darse cuenta de que la propuesta del Abha Club se le podía caer. Víctor Sánchez del Amo, lógicamente, le pidió que se marchara. Desde que no se subió al autobús camino a Andorra había dejado de ser, oficiosamente, jugador del Efesé.

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Es obvio que el presidente albinegro vio el cielo abierto cuando el Sicario entró en su despacho para contarle que se iba a Arabia Saudí. Estaba encantado, como cuando se fue a Estados Unidos porque le habían hecho la oferta de su vida. Otra vez le había tocado la lotería. Qué suerte. Aquí hay una diferencia importante: uno estaba contento porque estaba velando por los intereses del FC Cartagena y el otro lo estaba porque estaba mirando por su propio interés. Lícito, por supuesto. Pero son cosas distintas.

El croata, el único jugador de la plantilla que este verano no quiso reestructurar (que no recortar) su sueldo, nunca ha sido un líder en el vestuario. Jamás. Sí que se convirtió en un referente para los aficionados, entre otras cosas porque dedicaba mucho de su tiempo libre a interactuar con ellos en Instagram. Para las cosas importantes, sin embargo, nunca estuvo. Los pesos pesados del equipo estaban hartos de él.

No volverán los tiempos en que los periodistas quitaban y ponían técnicos, entre abrazos y puñaladas

Otro asunto. La deuda del último ejercicio del Cartagena es de 800.000 euros. Un auditor externo consultado por LA VERDAD confirma que los 2,3 millones que aparecen reflejados en las cuentas de la temporada 21-22 se explican por la diferencia de deuda de un ejercicio a otro dispuesto por el fondo CVC. No se trata de un déficit como tal que el club tenga que asumir. Es una amortización.

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Muchas de las cosas que dijo Belmonte en su sonada rueda de prensa de la semana pasada son verdades como puños. Las comparto al 100%, aunque evidentemente censuro su lenguaje soez y vulgar. Se pueden decir las cosas de muchas maneras y ser muy duro y contundente sin caer en lo zafio y lo burdo. Con todo, entendiendo el calentón que el dueño del Efesé llevaba encima, no me sonaron tan mal los insultos al aire («payaso» e «idiota») como el tono altivo y soberbio que utilizó en algunos momentos de su intervención. El «campeón» como coletilla me pareció feísimo. No le vino bien a Belmonte que algunos de los que seguían la rueda de prensa desde el fondo de la sala le rieran esa supuesta gracia. Porque lo cierto es que no tuvo ninguna. Quedó en mal lugar.

Un tratado de sociología

Además, es una pena que el FC Cartagena interese tan poco a los políticos y al tejido empresarial de una ciudad en la que nunca salimos del mismo bucle. Para encontrar las verdaderas razones de esto casi habría que intentar elaborar un tratado de sociología y para eso necesito tres cosas que ahora mismo no tengo: espacio, tiempo y conocimiento de la materia. El Cartagena nunca ha estado en Primera. Y eso es difícil de explicar.

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Paco Belmonte está más vivo que nunca. Se crece en las malas y estoy seguro de que sacará esto adelante

Sigo. Algunos andan diciendo estos días que soy «amigo confeso» de Paco Belmonte, con un propósito que desconozco aunque me puedo hacer una idea de por dónde van los tiros. Aquí todos nos conocemos. ¿Amigo de Belmonte? Claro que lo soy, sobre todo porque tras más de ocho años de relación puedo decir que las dos cosas que me prometió el primer día que iba a hacer («pagar del 1 al 5 de cada mes y no vender motos») se han cumplido a rajatabla.

«Déjalo caer. Está muerto», me dice un conocido por WhatsApp. ¿Dejarlo caer? Yo no soy nadie para dejar caer o impulsar a nadie. Hay que estar muy desinformado para pensar en ello. ¿Muerto? Paco Belmonte está más vivo que nunca. Se crece en las malas y va a pelear como nunca. Ya lo ha hecho durante el último verano, el más complicado de todos. Y sacará esta situación adelante. Estoy seguro.

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Una gestión sobresaliente

¿Amigo? Sí. Uno que valora que el día del ascenso en Málaga, cuando Marc Martínez paró el penalti, lo primero que hizo fue subir a las cabinas de prensa y abrazar, uno por uno, a todos los periodistas que estábamos allí. «Ya está. Se acabó tanto sufrimiento. Adiós a Segunda B», dijo emocionado. Uno que no necesita defender a un presidente que se defiende solo. Su gestión y el crecimiento de un club que se moría en 2015 y es referente en Segunda en 2023 deja las cosas meridianamente claras. Uno que sabe que cuando Belmonte y Breis se vayan no pasará mucho tiempo hasta que empecemos a echarlos de menos. Uno que entiende que no es plato de buen gusto para nadie abrir tu cuenta de Twitter y que ganen por goleada los insultos y las faltas de respeto.

¿Amigo? Sí, uno que lo más fuerte que se ha tomado con el presidente ha sido un café con leche durante una entrevista a las diez de la mañana en la cantina del estadio Cartagonova. Afortunadamente, los tiempos en que periodistas y directivos tomaban otras cosas y en otros sitios, mientras quitaban y ponían entrenadores compartiendo confidencias, abrazos, puñaladas y emboscadas, son ya historia en el fútbol de Cartagena. Historia negra. Cosas de otra época, de otro siglo, que ya están superadas y nunca regresarán. Jamás.

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