Las miles de personas que sienten el escudo y los colores del Efesé como parte de su vida merecían una alegría tan inmensa como la de anoche después de una temporada tan angustiosa como esta. La afición albinegra ni pudo celebrar el ascenso de 2020 ... ni la salvación de 2021 por la pandemia mundial del coronavirus. Pero sí festejó por todo lo alto y con un Cartagonova a rebosar la milagrosa e histórica permanencia de los muchachos de Julián Calero en un 2024 irrepetible.
Publicidad
El estadio municipal vivió un lleno histórico, con solo apenas unos centenares de butacas vacías pese al registro oficial de LaLiga de 10.867 personas. Más de mil de ellas empujaron firmemente al equipo desde una hora y media antes del partido, con un corteo que atravesó la Alameda, ascendió el puente de Soldado Rosique y llegó en manada a la explanada del Cartagonova.
El himno a capela dio la bienvenida a los futbolistas del Efesé en una tarde señalada para la historia. El estado de euforia quedó declarado en el tiempo de descanso, cuando algunos abonados no salían de su asombro con el doblete de Alfredo Ortuño. Con 36 puntos en la segunda vuelta hay quienes fueron un paso más allá de la permanencia: «Con cinco o seis jornadas más peleamos por el 'playoff' de ascenso», recordaban.
Quedaban cuarenta y cinco minutos por delante pero lo cierto es que el Tenerife inquietó realmente poco la portería de Raúl Lizoain. Es más, Arnau Ortiz y Tomás Alarcón rozaron el 3-0 al contragolpe. Todo hacía indicar que la salvación matemática estaba al caer. De hecho, en el minuto 67, el 'speaker' avisó por la megafonía: prohibido invadir el terreno de juego a fin de evitar una sanción económica. Definitivamente, todo era cuestión de tiempo. En el 69, la grada hizo la ola mexicana en todo el estadio durante un rato. Y hasta casi el pitido final se sucedieron los olés a cada toque de balón de los futbolistas y la unanimidad del «¡Calero quédate!».
Publicidad
El entrenador, ya una vez pasada la euforia, en rueda de prensa, confesó que tenía los nervios a flor de piel y temió que un posible 2-1 del Tenerife provocara el temblor de piernas de sus jugadores y el objetivo quedara pospuesto a la próxima semana en Eibar. No quería jugarse las habichuelas en Ipurúa. Ni tampoco en la última jornada en el estadio del Espanyol.
Nada más lejos de la realidad. Todo salió como era de esperar: Moreno Aragón señaló el final y en ese momento se vieron imágenes que quedarán por siempre en el recuerdo del cartagenerismo. El primero, cuando Pedro Alcalá, una torre de casi dos metros, se derrumbó en el césped emocionado y toda la carga de la temporada, tan dura, tan difícil, tan complicada de gestionar en el día a día, se marchó para siempre. El exalbinegro Bodiger, nostálgico, recibió un caluroso aplauso y fue el único futbolista del Tenerife que se quedó para ver el saludo vikingo.
Publicidad
En el palco se vio una imagen reveladora. La alcaldesa Noelia Arroyo, ausente durante gran parte del año, posó sonriente en un selfie con Paco Belmonte y Salvador Bernal. Veremos si es el principio de una reconciliación después de meses de distanciamiento. "No hay crecimiento sin sufrimiento", escribió Arroyo en redes sociales acompañando esa imagen con el presidente y vicepresidente del club.
En el césped empezaron a escucharse ritmos musicales de todos los gustos. Antes que ninguno, 'La Salvación', la canción del grupo cartagenero Arde Bogotá que tan bien define el objetivo conseguido por el Efesé. Los niños de los jugadores saltaron al terreno de juego y el 'speaker' soltó un dardo con el 'Quédate', de Quevedo, que se cortó justo en esa parte y en el mismo momento en que Julián Calero encabezaba la vuelta de honor al terreno de juego.
Publicidad
La imagen más emotiva de la fiesta la protagonizó Mikel Rico. El centrocampista de 39 años anunció hace meses que esta podía ser la última temporada de su carrera deportiva y que el mejor regalo sería la salvación. Pocos apostaban por ello entonces, pero lo cierto es que el futbolista terminó manteado en el centro del campo por el resto de sus compañeros, guiño a una más que posible despedida del fútbol profesional.
En la rueda de prensa posterior al encuentro, Calero, además de felicitar a los propios medios de comunicación, tuvo unas bonitas palabras hacia el veterano jugador. Y además desveló una anécdota para entender el papel de Mikel Rico más allá del terreno de juego: prometió a sus compañeros que pagaría una comida si se ganaba en La Romareda. Aquello sucedió a mediados de febrero con un futbolista menos y gracias a un gol de José Fontán en el minuto 89. Y Rico, siempre mirando por el bien del vestuario, cumplió con lo prometido. La fiesta anoche se alargó anoche durante varias horas, en la zona exclusiva del FCC Business.
Infórmate con LA VERDAD: 1 año x 29,95€
¿Ya eres suscriptor? Inicia sesión
Te puede interesar
Publicidad
Utilizamos “cookies” propias y de terceros para elaborar información estadística y mostrarle publicidad, contenidos y servicios personalizados a través del análisis de su navegación.
Si continúa navegando acepta su uso. ¿Permites el uso de tus datos privados de navegación en este sitio web?. Más información y cambio de configuración.