Aficionados del Cartagena animando a su equipo en el primer tiempo. LOF
Fútbol

Una fiesta para el Cartagena como las de antes

700 albinegros en una grada y 500 más en otra crearon un ambiente mágico y convirtieron el Martínez Valero en un pequeño Cartagonova, en una segunda parte para el recuerdo

Dani Sánchez

Domingo, 10 de diciembre 2023, 20:51

Es ya casi una auténtica proeza desplazarse en Segunda y animar a tu equipo fuera de casa. Al gasto económico que supone una entrada y unos buenos kilómetros de gasolina, se le suman normalmente unos horarios complicadísimos y, sobre todo, unas distancias enormes desde Cartagena, ... que es una ciudad que al final está lejos de casi todos sitios. Y muy mal comunicada. A pesar de todo esto, la afición del Efesé, siempre que puede, viaja. Pero pocas veces se lleva un alegrón. Este año está siendo especialmente duro para la Efesemanía.

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La situación clasificatoria, que desmotivaba hasta al más optimista, tampoco impidió que unos seguidores crecidos después de que los suyos lograran vencer al Sporting de Gijón (1-0) y pasar de ronda en Alcorcón en la Copa del Rey (0-0 y clasificación en los penaltis), prefirieran pasar el último día del largo puente de diciembre en el Martínez Valero de Elche. El tiempo acompañó. Hizo un domingo hasta caluroso.

Cierto es que, aunque uno se hubiera movido mucho, hasta ahora tampoco se habría llevado grandes alegrías. Los 200 cartageneristas que fueron a Villarreal se trajeron una sonrisa, pero en ningún otro campo la felicidad había sido completa. Hasta este domingo. Desde primera hora de la mañana, cientos de coches enfilaban la A-7 para recorrer los 109 kilómetros que separan los estadios del Efesé y del Elche. Había algunos convencidos y otros menos optimistas, pero muchos hablaban de la derrota del Villarreal B y de la posibilidad de colocarse a cinco puntos de los amarillos.

Los jugadores del Cartagena celebran delante de sus aficionados la victoria ante el Elche. A. Céspedes / FC Cartagena

Las cafeterías de los bajos del estadio del Martínez Valero se fueron llenando de camisetas franjiverdes y albinegras. Muchas blanquinegras. En muchas mesas, los seguidores de ambos equipos dialogaban muy amigablemente y se deseaban suerte para sus respectivos objetivos. El buen rollo entre ilicitanos y cartageneros es absoluto desde hace muchísimos años.

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Gran recibimiento

La llegada del autobús del Cartagena fue uno de los grandes momentos del día. Hubo corteo y recibimiento improvisado a la expedición cartagenerista. Más de 1.000 personas esperaron a los de Calero, que sintieron el calor de los suyos 90 minutos antes de que el encuentro arrancase. Desde entonces, las colas en las taquillas fueron aumentando y muchas de las entradas vendidas fueron a gente llegada desde la vecina provincia.

Ya dentro del estadio, los 500 seguidores que habían adquirido su entrada antes de viajar se situaron en la parte alta de uno de los fondos. Los otros 700 aproximadamente se fueron sentando justo en el otro lado del campo, en la zona del lateral alto más cercana al fondo sur. Allí se comenzó a formar un 'pequeño Cartagonova' conforme avanzaban los minutos. 500 en un lado y 700 en otro. 1.200 aficionados llegados desde Cartagena, dispuestos a dejarse la garganta en Elche.

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Bufandas al aire de dos seguidores del Cartagena, en la zona más elevada de la grada del Martínez Valero. A. Céspedes / FC Cartagena

Sonó atronador el himno del Elche y la afición cartagenerista alzó sus bufandas respetuosamente. En cuanto terminó, los albinegros entonaron el suyo, justo antes de arrancar el partido. «¿Firmas el empate? Yo sí», le preguntaba un aficionado del Efesé a otro que había viajado solo mientras Milla Alvéniz señalaba el comienzo del partido. «Yo no firmo nada», le espetaba contundente el segundo.

Bufandas como sombreros

Estamos en diciembre, pero en 2023 pueden hacer 25 grados y que el sol provoque quemaduras. El calor era insoportable y los seguidores cubrían sus cabezas bajo las bufandas y atuendos mientras intentaban que su equipo capeara el temporal. Toda la desilusión que había a las tres de la tarde se convirtió en euforia poco después. A los animosos aficionados del fondo norte se les fue sumando el 'pequeño Cartagonova' del lateral alto conforme su equipo se acercaba al empate. El tanto de Ortuño supuso el primer gran grito y el de Luis Muñoz, un absoluto delirio.

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En el lateral, donde se mezclaban los seguidores de ambos equipos, empezaron a verse cada vez más bufandas albinegras al aire. Hubo que contener la respiración con el remate al palo de Sergio León, pero el final del partido se celebró como un título. Ya no había lágrimas de liberación, como el pasado sábado en el Cartagonova. Ahora, todo se había convertido en sonrisas de ilusión y confianza en lo que parecía un imposible hace solo ocho días.

Las dos zonas donde más visitantes había empezaron a animarse entre sí una vez se confirmó el 1-2. Hubo muchos gritos de 'sí se puede' e, incluso, un saludo vikingo. Los más animosos cambiaban los silbidos de hace apenas un mes por vítores a Calero cuando se subía al autobús. Este, al igual que en Alcorcón, les animó a seguir creyendo.

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«Me he puesto los mismos calcetines que la semana pasada y por eso hemos ganado», decía un aficionado vestido con una camiseta albinegra de la temporada 2009-10 justo antes de coger el coche de vuelta a Cartagena. Sea por lo que sea, este aficionado cada vez tiene más motivos para empezar a creer. Él y todos.

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