Ligeramente pasadas las doce del mediodía, la despedida se olía en las oficinas del estadio Cartagonova. Algo se estaba cociendo desde hace días y en ese momento era evidente. Gustavo Munúa, Cristian Berman y Félix Martínez salieron del vestuario derechos al despacho de Paco Bel monte, no sin antes despedirse de algunos empleados del club y funcionarios municipales, sentados en la cafetería. Lo que iba a ser una rueda de prensa previa al partido de esta tarde (Cartagonova, 18.00 horas) se convirtió ayer en torno a las 13.15 horas en la confirmación de lo que era un hecho: Gustavo Munúa regresa a Nacional de Montevideo con sus dos escuderos de confianza (Cristian Berman y Félix Martínez), y deja el Efesé con la temporada a la mitad, con un equipo líder y confeccionado exclusivamente para él. Un nuevo horizonte se abre ahora para la entidad presidida por Paco Belmonte.
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Al filo de las 13.45, gestionado todo y publicado en un comunicado, apareció por la sala de prensa del Cartagonova Belmonte y Munúa. Una mañana gris y una despedida improvisada sobre la marcha en vísperas de un partido que podría permitir al Cartagena ser campeón de invierno del Grupo IV. Ambos estuvieron acompañados por el resto de la comisión deportiva (Manuel Sánchez Breis, Ricardo Redondo y Sívori); de David Lastra, el entrenador de porteros y que se quedará en el club; y del delegado Simón Ruiz, entre otros. El acuerdo de Munúa con Nacional, según confirmó él mismo, quedó zanjado en la madrugada del viernes y fue comunicado al Efesé, que ya lo tenía asimilado, a primera hora de ayer. También al vestuario, que entrenó a puerta cerrada en el estadio.
62 partidos oficiales ha dirigido Munúa, sin contar el de hoy, con 36 victorias, 14 empates y 12 derrotas.
5 chicos de la cantera han debutado con él en las 17 jornadas de Liga. William ya es un fijo en el 'once'.
El primero en tomar la palabra, un punto nervioso, fue Belmonte para dar la clave de todo este asunto. «Si Nacional le llamaba, el club se comprometía a liberar su contrato. Ambos lo aceptamos. Es el club de su vida y es la única excepción que podíamos hacer. Siempre tendrá las puertas del club abiertas», dijo. El charrúa tenía contrato en vigor hasta junio de 2020, pero podía marcharse si lo llamaba Nacional, el club de sus amores. Todas las partes tenían conocimiento de ello y existía ese riesgo y posibilidad de que ocurriera. Munúa ya rechazó una vez al equipo en el que inició su carrera deportiva antes de dar el salto a España. También lo dirigió en la 2015/16.
El dueño del Cartagena reiteró que en la decisión de Munúa «ha pesado mucho el corazón», y le agradeció «habernos ayudado a ser más grandes». «Cuando a uno le llaman de casa no puede decir que no. Ya les dijiste una vez que no. Ahora le toca hacer grande a Nacional». En ese momento, Belmonte y Munúa se fundieron en un abrazo y este último no pudo evitar que se le saltaran las lágrimas. Intervino y en varias ocasiones tuvo que detenerse para no venirse abajo. «Es una situación muy difícil. Tenemos el corazón partido, créanme que es así, por muchas razones». También pesó el tema familiar. «Tengo dos hijos, de 15 y 17 años, y me quiero acercar un poco más a ellos», aseguró con los ojos húmedos.
Obviamente, la dimensión de Nacional no es nada comparable a la del Cartagena, pese a ser el fútbol español. Grandes entrenadores como Pellegrini, Tata Martino y Bielsa ya se abrieron paso en Europa brillando en Sudamérica, en diferentes equipos y etapas. El de Montevideo es uno de los dos gigantes de su país, tiene una repercusión muy grande y disputa competiciones de primer nivel como la Copa Libertadores. Allí, además, va a cobrar el triple de salario que en el Efesé. La idea es que tenga un contrato de dos años y sea presentado oficialmente la próxima semana. Nacional le ganó recientemente la Liga a Peñarol, su máximo rival, quien por cierto también quiere hacer una apuesta fuerte en su banquillo por Diego Forlán. No es un paso atrás en su carrera en los banquillos, ni mucho menos.
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El Cartagena renovó este verano hasta junio de 2020 a Gustavo Munúa, pero con una cláusula que le permitía marcharse gratis si le llamaba el club de sus amores: Nacional de Montevideo. La posibilidad y el riesgo estaban ahí, los directivos lo sabían y el propio Paco Belmonte lo aseguró ayer en el acto de despedida. El acuerdo del charrúa con Nacional se alcanzó la madrugada del viernes.
Obviamente, y a pesar de la situación, la marcha de Gustavo Munúa supone un jarro de agua fría para la directiva albinegra. El charrúa abrió una nueva etapa en el club después de las dos temporadas y media de Alberto Monteagudo, en el verano de 2018. En todo este tiempo ha dirigido 62 partidos con un balance de 36 victorias, 14 empates y 12 derrotas. La temporada no logró el objetivo del ascenso, al caer en las semifinales del 'playoff' contra la Ponferradina. Aun con esas, y sin una opción más clara en el mercado, Belmonte y Breis apostaron por él y dieron continuidad al proyecto.
A lo largo de los 18 partidos oficiales de este curso [hoy será el 19, frente al Yeclano, antes de marcharse], Munúa había demostrado un mayor grado de madurez y experiencia en la Segunda B. También se implicó mucho, y con más acierto, en la toma de decisiones para confeccionar la plantilla, y tuvo toda la responsabilidad en que el mundialista Jorge Fucile aterrizara en Cartagena. También en la apuesta por Adalberto Carrasquilla. En esta ocasión, su Efesé era mucho más práctico e inteligente, sobre en los partidos a domicilio: tiró de pico, pala y efectividad con una plantilla diseñada a su medida. Había hecho debutar a cinco chicos del filial en 17 jornadas y uno de ellos, el brasileño William de Camargo, se hizo un fijo en las alineaciones del primer equipo.
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Gustavo Munúa. Entrenador del Cartagena
Gustavo Munúa. Entrenador del Cartagena
«Han sido unos días difíciles. Fue todo muy rápido. Al final lo concretamos todo y estaba en la incertidumbre de qué decisión tomar. Y he decidido volver a casa. Es un momento incómodo. Nos gusta terminar los proyectos, pero no era una situación normal. Los jugadores fueron los primeros en enterarse y lo entendieron. Tenemos una gran relación y somos muy cercanos con esta plantilla. Espero que la afición se lo tome bien. Solo tengo palabras de agradecimiento para ellos. He pasado un año y medio inolvidable», resumió Munúa.
Al Efesé se le abre un nuevo horizonte en la búsqueda de un entrenador que se ajuste a la base y a la filosofía de juego que ya hay. Sívori es el que más la conoce, pero Belmonte se refirió a él en todo momento como un miembro de la comisión deportiva. El dueño del Efesé mandó un mensaje de «tranquilidad». «Cuando ocurre una cosa así nunca es bueno. Rompes algo en lo que crees. Hay margen de maniobra [con el parón navideño]. Conocemos bien el mercado de entrenadores. Hay que acertar. Somos exquisitos. No vamos al azar. Buscamos a alguien que aproveche el trabajo de este tiempo».
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En verano sonaron nombres como los de Curro Torres, Eloy Jiménez y Salmerón, pero Belmonte aclaró que no es de repetir opciones que en un momento sonaron para el Efesé y no aceptaron. «No soy muy de eso. Buscaremos el consenso con la comisión deportiva. No podemos empezar de cero y que un entrenador establezca su sistema. Tenemos que partir de donde estamos, que es cojonudo. A partir de mañana [hoy] a las ocho, a pensar en el camino», dijo. En espera de un banquillo también andan Munitis; Juan Sabas, con su polémico roce cuando entrenaba al Extremadura; y Rubén de la Barrera, entre otros.
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