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El Nuevo Pepico Amat es un auténtico fortín. Es un campo en el que solo han ganado tres visitantes en los últimos 37 partidos disputados allí. Aunque el Eldense es un recién ascendido, ha logrado convertir su feudo en uno de esos en el que ... los que van de gallitos muerden el polvo y los que llegan con dificultades suelen irse de allí con más problemas todavía. Está volviendo a lo grande a Segunda el Eldense, que tras 60 años alejado del fútbol profesional tiene prácticamente garantizada la permanencia a mediados de marzo. De ese escenario, donde aprietan los locales en el campo y los aficionados en las gradas, salió indemne el Cartagena de Calero, un equipo que de tanto pegar bocados ha dejado de tener miedo a que le muerdan.
Es una máquina competitiva el Efesé, quien lo ha visto y quien lo ve. No hay rival que lo quiera tener delante ahora mismo, cuando en la primera vuelta todos se frotaban las manos cuando veían once camisetas albinegras delante. Sólido, comprometido y tremendamente eficaz, el Cartagena sumó un punto en Elda que pudieron ser tres. Porque las dos ocasiones más claras las tuvo Darío Poveda, ariete visitante, ambas antes del descanso. Muy pronto avisó con un remate al travesaño, tras una asistencia de un incansable Luis Muñoz. Y después, con toda la portería para él tras una genial asistencia del malagueño con la espalda que este fin de semana se hará viral, Poveda se posicionó mal y mandó la pelota a las nubes. Si la hubiera metido, la imagen se habría hecho mucho más viral aún.
CD Eldense:
Álvaro Aceves; Toni Abad, Dumic, Carlos Hernández, Marc Mateu; Sergio Ortuño, Timor (Pedro Capó, 84), Álex Bernal (Florin Andone, 57); Clemente (Cris Montes, 57), Iván Chapela (Jorquera, 76) y Mario Soberón (Juanto Ortuño, 76).
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FC Cartagena:
Raúl Lizoain; Diego Moreno (Ortuño, 68), Gonzalo Verdú, Kiko Olivas (Arnau Solá, 70), Fontán; Alarcón (Mikel Rico, 68), Musto, Andy; Calero, Luis Muñoz (Narváez, 84) y Darío Poveda (Arnau Ortiz, 68).
El árbitro: Cordero Vega (cántabro). Amarillas a los locales Clemente, Timor y Dumic.
El estadio: Nuevo Pepico Amat. 5.632 espectadores, 800 de ellos llegados desde Cartagena.
Con todo, el Efesé está cada vez más lejos del peligro. Lo que dicen los partidos se refleja cada vez mejor en la tabla. Huye del infierno el Cartagena porque compite como pocos. Anoche se cayó del equipo Jairo a última hora, por unas molestias. Y Calero se inventó una solución insospechada: puso al multiusos Luis Muñoz de extremo izquierdo. Y el tipo, que es un currante, estuvo en todas y fue quien mejor interpretó lo que el Cartagena necesitaba para hacer daño cuando atacaba. Rinde donde lo pongan un 'todocampista' que no ha tenido suerte en el fútbol. Pero es bastante mejor jugador de lo que muchos creen.
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En defensa, nuevo recital de Gonzalo Verdú y Kiko Olivas, quien no obstante volvió a sufrir un problema muscular y, de nuevo, tuvo que parar. Pidió el cambio a falta de 20 minutos. Cinco partidos ha aguantado sano el central malagueño, atormentado por los problemas musculares durante toda su etapa en el Cartagena. Cuando puede jugar siempre destaca, demostrando que es un central de enorme categoría. El problema es que casi nunca puede jugar. Un drama, desde luego. Julián Calero restó trascendencia a este nuevo contratiempo para el veterano Kiko Olivas. «Ha sentido un calambre y creo en sus sensaciones. Esperemos que no sea nada importante», dijo el míster. Afortunadamente, el sábado que viene regresa Pedro Alcalá.
El choque empezó a todo trapo, con dos avisos de los locales por la derecha. Toni Abad y Clemente querían buscarle las cosquillas a un Fontán que recibió todo tipo de golpes durante la primera media hora. De hecho, su pique con Clemente bien pudo costarle la expulsión al extremo local. Fue a por el defensa gallego en una jugada sin peligro aparente y le dio una patada a destiempo. Cordero Vega solucionó el asunto con una amarilla que otros árbitros hubieran cambiado por roja. Se montó un lío en los banquillos y fue expulsado el segundo entrenador del Eldense, Antonio Castaño. El primero, Fernando Estévez, vio la amarilla. También fue amonestado el portero suplente del Efesé, Tomás Mejías.
El juego, que había sido vertiginoso al principio, empezó a trabarse, con un Eldense que acabó haciendo 19 faltas. 8 cometió el Cartagena. Antes de todo eso, Poveda perdonó dos veces en dos contragolpes maravillosos de los visitantes. Y Damián Musto, que volvió a completar un partido macanudo, se atrevió con un trallazo que lamió la escuadra. Se defendía de cine el Cartagena. Y salía poco de la cueva, pero cuando lo hacía era para meter el miedo en el cuerpo a la parroquia azulgrana.
Lo intentó Timor con un zurdazo cruzado que pasó cerca del palo. Y Soberón, tras un centro chut que se envenenó tras tocar en Luis Muñoz, puso por vez primera a trabajar a un segurísimo Raúl Lizoain. El fútbol dejó paso a los encontronazos, parones y pérdidas de tiempo. Ahí pudo pasar cualquier cosa, ya que Cordero Vega, que estuvo pitando en Primera y va de retirada, es uno de esos árbitros imposibles de descifrar. Algunas jugadas las entiende como Mateu Lahoz y otras como Pino Zamorano. Parece que su criterio es dejar jugar y permitir cierto contacto físico. Pero mezcla esto con otras decisiones rigurosas que pueden arruinarte un partido. Todo lo mete en la coctelera y, por eso, en un mismo encuentro es capaz de lo mejor y de lo peor. Anoche, eso sí, la sangre no llegó al río.
El segundo tiempo fue plomizo. Los cambios no mejoraron a ninguno. Es verdad que Lizoain tuvo que sacar un par de manos y que Timor, desde su campo, casi sorprende al meta albinegro. La tuvo Ortuño, con un cabezazo que dio en el larguero. Pero estaba un pelín adelantado. Lo intentó Mikel Rico, con un zurdazo desviado. No jugó Mo Dauda y sí lo hizo Arnau Ortiz. Pasaron los minutos y los dos equipos entendieron que el punto no era malo. Sacó muchos córneres Marc Mateu, pero ahí siempre se impuso la gigante figura de Gonzalo Verdú, escoltado en todo momento por Musto, Andy y compañía. Fue un puntazo en un Pepico Amat del que solo se sale vivo a base trabajo, coraje y sacrificio. Y de esas tres cosas va sobrado el Cartagena de Calero.
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