FC Cartagena-Mirandés
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FC Cartagena-Mirandés
Un Cartagena lanzado hacia la salvaciónSe oye mucho estos días aquello de que la vida es un carnaval. Y aunque por esta tierra somos más de tronos, penitentes, hachotes y flores, lo cierto es que nuestro fútbol demasiadas veces se pareció más a una chirigota que a una procesión. Faltó ... orden, seguridad y seriedad a orillas de Benipila. Se celebra, por tanto, que el Efesé haya encontrado el camino del éxito de la mano de un entrenador que entiende el fútbol como un juego en el que la armonía solo se encuentra a través del equilibrio. Un equipo no es nada sino tiene una disposición clara ni estructura en la que cada futbolista sepa en cada momento qué es lo que debe hacer. Julián Calero llegó para enseñarnos el camino. Y, aunque muchos dieron por hecho que el destino estaba escrito, el magisterio en el banquillo del madrileño ha hecho que se encienda la luz en el infierno y la resurrección haya llegado antes del último domingo de Cuaresma. Mucho antes. Incluso antes del Miércoles de Ceniza.
Acabó el Efesé metido en su área, achicando pelotas con la cabeza, las piernas y el alma, alentado por una grada que volvió a dar lo mejor de sí. En un Cartagonova rozando el lleno, a la gente no le importó lo más mínimo que los suyos se pasaran prácticamente todo el partido defendiendo ni que acabaran el encuentro con siete defensas, siendo los laterales Calero y Jairo los extremos de un Cartagena que tiene las cosas tan claras que ha terminado convirtiéndose en el mejor equipo de este 2024. No importa el cómo. Lo único relevante es el qué. Y lo que está haciendo este conjunto resucitado por el aclamado Julián Calero es una auténtica maravilla.
FC Cartagena:
Raúl Lizoain; Calero, Alcalá, Gonzalo Verdú, Fontán; Alarcón (Arnau Solá, 73), Musto, Andy (Mikel Rico, 61); Jairo (Iván Ayllón, 90), Darío Poveda (Ortuño, 61) y Arnau Ortiz (Diego Moreno, 61).
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CD Mirandés:
Ramón Juan; Pablo Ramón, Barcia (Durdov, 90), Gómez; Juan María (Mendes, 60), Reina (Álvaro Sanz, 82), Lachuer, Gabri Martínez; Ilyas Chaira (Luna, 82), Carlos Martín (Lautaro, 60) y La Gumina.
Gol: 1-0, Darío Poveda (minuto 33).
Árbitro: López Toca (cántabro). Amarillas a los locales Andy, Alarcón, Arnau Ortiz, Calero, Jairo y Gonzalo Verdú; y al visitante Mendes.
El estadio: Cartagonova. 10.455 espectadores.
No ha logrado nada todavía el Cartagena. Eso es evidente. Pero, de momento, pasará su segunda semana consecutiva fuera de la zona de descenso y tiene por delante un mes de partidos muy duros avisando a todos sus rivales que la cenicienta de la primera vuelta se ha convertido en un ogro al que difícilmente se le puede hacer daño.
Creyó el Mirandés que tenía la situación controlada. Tocaba y tocaba el joven conjunto de Alessio Lisci y parecía que el 0-1 podía llegar pronto. Porque Juan María e Ilyas Chiara daban mucho trabajo a Fontán y la posesión era de los visitantes. Se asomaban los de Miranda de Ebro al balcón del área y apenas llegaba el Cartagena. Solo lo hizo en la primera acción del choque, en una falta muy bien ejecutada por Andy al segundo palo, tocada con la derecha por Calero y rematada de manera impecable por Fontán. Su testarazo dio en el travesaño. Era el minuto 2 y pudo ser el 1-0. Se lamentaba Fontán.
Desde entonces, la bola la tuvo el Mirandés, con Carlos Martín y Gabri Martínez siempre dispuestos a entrar por el medio. Pero ahí imponían su ley Alcalá y Gonzalo Verdú, una pareja de centrales que ha hecho lo más difícil que se puede hacer en el fútbol: convertir las dudas en certezas. Y el resultado de ello es que el Efesé no ha encajado ni un solo gol en jugada en lo que llevamos de 2024. A Marc Martínez le marcó Ontiveros de penalti y a Raúl Lizoain, Álvaro Rodríguez de libre indirecto. Y ya está.
Al final, cuando el rival se volcó y bombardeó el área local en busca del gol del empate, los dos centrales albinegros volvieron a dar un recital. De nuevo, la sensación era que los atacantes del Mirandés podían estar centrando balones hasta las doce la noche que todos iban a ser despejados por el mazarronero y el cartagenero, bien escoltados en todo momento por Fontán y Musto cuando había que alejar el peligro de las inmediaciones de la portería defendida por Raúl Lizoain.
El meta canario, despejando las dudas que dejó en el Carlos Belmonte, hizo dos intervenciones salvadoras. Una en cada periodo. Primero, sacó un pie descomunal para negarle el tanto al italiano La Gumina, quien había ganado la espalda a Alcalá y remató muy cerca del área chica, después de una gran internada de Gabri Martínez. Luego, en la última acción peligrosa del encuentro, se lanzó de maravilla para atajar un cabezazo del propio La Gumina que iba muy ajustado al palo.
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El gol de la victoria lo hizo Darío Poveda, un chico que durante un mes ha estado esperando para poder volver al Cartagena. Por momentos, eso pareció imposible. Pero se empeñó y cumplió su deseo. Tras fracasar en el Leganés, solo quería jugar aquí. Llegar y vencer. En su primera titularidad, el alicantino pudo celebrar un gol ocho meses después junto a una afición que volvió a demostrarle su cariño. Su maniobra dentro del área estuvo a la altura de la gran jugada de Arnau Ortiz, quien fue de los mejores en una tarde en la que también se estrenó como titular.
6 tiros del Cartagena y 18 del Mirandés. 36% de posesión para el Cartagena y 64% para el Mirandés. Los números solo son números si tienes muy claro lo que debes hacer en cada momento. Y este Cartagena de Calero, que acabó con un 5-4-1 en el que todos los jugadores eran de corte defensivo menos Ortuño, sabe qué toca en cada instante. Conoce a sus rivales, los respeta, los frena y acaba minimizandolos. Es un equipo de gran talento el Mirandés. Y eso invitaba a pensar en que incluso el empate no era malo. Pero este Cartagena es un animal competitivo.
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Jesús Fernández
Pudo hacer el segundo Ortuño con un cañonazo centrado que Ramón Juan se sacó de encima con los puños. Apretó hasta el final el Mirandés y Lautaro casi hace el 'gol del ex'. Lo evitó bajo palos Gonzalo Verdú, aunque la acción estaba anulada por fuera de juego. Lo dio todo el Cartagena. Y su gente. Acabó en éxtasis el Cartagonova, completamente entregado a un equipo lanzado hacia la salvación.
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