El buen rollo que unió a todo un vestuario
Motivos de un éxito. Las mujeres de los jugadores del Efesé formaron un grupo de WhatsApp y durante la temporada todos compartieron momentos juntos fuera del terreno de juego
Que el roce hace el cariño es un principio perfectamente aplicable al vestuario del Cartagena. Sin egos ni intereses personales, la comunión interna es un pilar básico en los equipos de fútbol que quieren llegar al éxito. A veces no basta con eso, obviamente, pero que los jugadores sean más que simples compañeros en el campo siempre suma. Estos días posteriores al ascenso, las redes sociales han sido un hervidero de comentarios en torno a las motivos que han llevado al Efesé a regresar al fútbol profesional. Todo el mundo coincide en que la amistad y el papel jugado por las parejas de Cordero, Sergio Ayala, Markel Etxeberria y compañía ha sido fundamental para crear una atmósfera genial, traducida luego en éxitos en el césped.
En el ascenso de Alcoy, esos lazos eran igualmente visibles entre buena parte del vestuario. El 'buenrollismo' de aquella plantilla, de hecho, pudo traducirse en uno de los grupos humanos mejor recordados por los aficionados del Efesé: afrontaron el cese de Fabri González, se adaptaron sin complicaciones a la llegada de Paco Jémez y concluyeron la temporada de celebración en El Collao.
La amistad es tal desde entonces, que aun pasados once años de aquel gol de Juan Pablo esos futbolistas siguen en contacto. Es conocido el grupo de 'WhatsApp' de Armando Lozano, Juan Viyuela, Eloy y Carlos Carmona. El chat continúa activo recordando momentos y sus integrantes suelen hacer quedadas puntualmente. Lozano y Viyuela, incluso, guardan desde entonces una estrecha amistad, hasta el punto de compartir pasiones, viajes y proyectos en común.
Ese 'feeling' ha vuelto a repetirse esta temporada, y esconde uno de los motivos de la gesta en Málaga. Las comidas entre los jugadores y sus familias, en el casco histórico y en centros comerciales, al margen de la presencia de directivos, es síntoma de ello. En este sentido, jugadores como Cordero, Jurado, Marc Martínez, Sergio Ayala y Markel Etxeberria, por ejemplo, han compartido infinidad de vivencias y momentos juntos fuera del terreno de juego. Ir de compras al supermercado, pasar un día de playa en la nueva normalidad, un partido con las palas a orillas de La Manga entre Cordero y Marc Martínez...
Viajes, cenas y juegos de mesa
Esta comunión tiene un punto de origen y está en la creación de un grupo de WhatsApp. Sus componentes son 19 mujeres de jugadores y cuerpo técnico. Durante toda la temporada, juntas, han hecho planes con sus maridos y novios. Han faltado algunas, como la de Vinicius Tanque, por su dificultad con el idioma para escribir.
«Cuando vas a una ciudad nueva es duro para los jugadores, para los hijos y para las mujeres. Yo intento que estén a gusto. Si las veo tímidas, me acerco, me presento y las metemos en el grupo. Ya que estamos lejos de nuestros hogares, intentamos formar una familia», dice Inma Ruiz, esposa de Cordero y una de las más veteranas en ese chat. Ella no ha parado de apoyar en todo el curso.
Una cena navideña, una partida de cartas, el viaje a Granada, la manifestación contra el estado del Mar Menor... «Todo esto suma mucho. Reunirnos en una casa, comer juntos, sacar unos juegos de mesa... Eso ayuda a los jugadores, y a nosotras mismas, a estar más a gusto, a entrar en confianza, a estar en familia. Es otro ambiente y claro que suma», zanja la mujer de Sergio Ayala, Cristina Espina.
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