Pancartas contra Belmonte en el fondo norte durante el Cartagena-Eibar. Antonio Gil / AGM
Fútbol | Segunda División

Otro bochorno de un Cartagena indigno ante el Eibar

El conjunto vasco aparca su crisis en un partido tétrico de los de Fernández Romo, que vuelven a ofrecer una imagen lamentable

Viernes, 28 de febrero 2025

Jugó a placer el Eibar en el Cartagonova, como la mayoría de equipos que han visitado este curso el recinto de Benipila. 34 de los ... 42 puntos puestos en juego esta temporada en el feudo albinegro han volado, lo que simplemente viene a refrendar a nivel estadístico las pésimas sensaciones del Efesé desde que arrancó la Liga. Jugó a placer el Eibar, que se presentó en el Cartagonova siendo el tercer peor visitante de la categoría y metido en una crisis de juego y resultados que se ha llevado por delante a Joseba Etxeberria. Tan honda era la crisis que la directiva armera hizo lo que no suele hacer: echar al entrenador.

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Pero este Cartagena indigno, al que la categoría se le hace gigante desde hace meses y va de bochorno en bochorno, levanta la moral a todos los rivales. Da igual lo que estés sufriendo y los problemas que tengas que cuando te mides al Efesé se te hace de día y sumas tres puntos revitalizantes. Eso es lo que hizo este viernes por la noche el Eibar, aprovechándose de otro lamentable partido del equipo entrenado por Guillermo Fernández Romo. 0 de 21 para el Efesé con el técnico madrileño en el banquillo, una víctima que poco a poco irá convirtiéndose en verdugo, puesto que en el fútbol no hay ningún entrenador que pueda salir indemne de una situación en la que su equipo pierde todos los partidos.

FC Cartagena

Pablo Campos; Aguirregabiria (Delmás, 45), Sipcic, Kiko Olivas, Nacho; Rafa Núñez (Ortuño, 81), Ndiaye, Pepín Machín (Andy, 45), Óscar Clemente; Escriche (El Jebari, 59) y Álex Millán (Daniel Luna, 45).

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Eibar

Magunagoitia; Sergio Cubero, Comas, Arbilla, Cristian Gutiérrez (Arrillaga, 80); Sergio Álvarez, Matheus Pereira (Madariaga, 80) (Carrasco, 88); Corpas, Jorge Pascual (Antonio Puertas, 60), Alkain (Guruzeta, 88); y Bautista.

  • Goles: 0-1, Jorge Pascual (minuto 24). 0-2, Sergio Cubero (minuto 27).

  • Árbitro: Huerta de Aza (colegio tinerfeño). Amarillas a los locales Escriche, El Jebari y Ndiaye.

  • El estadio: Cartagonova. 2.778 espectadores.

El desastre es de tal envergadura que en este Efesé juega cualquiera. Pepín Machín, Aguirregabiria, El Jebari, Jorge Moreno, Sipcic, Vukcevic, Hugo González, Pocho Román y una larga lista de futbolistas que no están capacitados para competir en el fútbol profesional acumulan minutos y minutos y llenan su hoja de servicios. Seguro que sus representantes algo pueden apañar este verano, para que la rueda siga girando y tengan un nuevo destino. Juega cualquiera y, sin embargo, no lo hace Alfredo Ortuño, el único futbolista de la plantilla que durante muchas temporadas ha acreditado su valía y ha demostrado que tiene cierta capacidad para marcar goles. Este viernes entró en el minuto 81.

Las buenas sensaciones de los dos últimos partidos ante el Málaga y el Elche, donde el Cartagena perdió pero al menos compitió, se esfumaron por completo ante el Eibar. Menos de 3.000 espectadores acudieron a un estadio en el que el palco volvió a estar desierto. Y volvimos al punto de partida, al de un equipo indigno, incapaz de plantar cara a su oponente y ser mínimamente competitivo. Un Cartagena sin alma ni orgullo. No tuvo piernas ni tampoco calidad y en cuanto recibió los dos primeros golpes sacó la bandera blanca. El descenso está amortizado y asumido desde hace tiempo. Ahora se trata solamente de no arrastrar el escudo. Pero estos futbolistas, que también son víctimas pero acabarán siendo verdugos, lo siguen arrastrando. Se rinden los jugadores. Se rinden los directivos. Se rinde un amplio sector de los abonados. Adiós Segunda, adiós. Todo duele, pero lo que más duele son las formas. Se podía bajar, pero no es decente bajar de esta manera.

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Palco desierto

No pueden quejarse los futbolistas de que la gente los trata mal en Cartagena. La mayoría de los aficionados ha decidido quedarse en su casa, como Paco Belmonte y Manuel Sánchez Breis, en una decisión sin precedentes en la turbulenta historia del fútbol local y que, sin duda, supone cruzar una línea roja y colocarse en un lugar del que ya no se vuelve. Es imposible regresar de ahí. Se está en las buenas y se está en las malas. El abonado puede ausentarse. El directivo, nunca.

«Esta es mi empresa», ha dicho Belmonte las pocas veces que ha hablado en los dos últimos años. Cómo tiene que estar la cosa para que renuncies a lo más importante que sucede cada semana en tu empresa: los 90 minutos del partido del fin de semana. Por mucho que se quiera alegar por parte de Belmonte y sus colaboradores, es una decisión esperpéntica, que lo único que hace es enrarecer más el ambiente y perjudicar más a un equipo que está sentenciado. No me refiero a lo deportivo, que no tiene solución. Me refiero a que no solo se arrastra el escudo en el terreno de juego. También en el palco, dando una imagen impropia de un club que hasta hace poco era utilizado como ejemplo de buena gobernanza y correcta gestión por LaLiga. Sospecho que Javier Tebas pensaría este viernes otra cosa muy distinta si se paró un solo minuto delante de la tele a ver lo que se cocía en el Cartagonova.

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Los aficionados que resisten y siguen acudiendo al campo tratan de apoyar y tiran de paciencia. Aplausos a Escriche por una presión. Aplausos a Álex Millán pese a quedarse solo delante del portero y no rematar. Aplausos cuando sale al campo para un Andy Rodríguez que no es ni la sombra del jugador que fue. Aplausos a Escriche otra vez cuando es sustituido. 27 partidos y ningún gol para el de Burriana. Aplausos a Nacho por una carrera hacia ninguna parte. Aplausos cuando Pablo Cuñat saca dos manos milagrosas para evitar el tercero del Eibar. Aplausos cuando Julián Delmás saca de banda y Ndiaye remata por vez primera entre los tres palos. Minuto 65.

Más tarde, claro, cuando Huerta de Aza pita el final algunos se quejan y pitan. Un tímido «¡Fuera, fuera!» y punto. Después, el silencio y la resignación. Los peñistas de fondo norte se habían marchado tras el descanso, también en silencio, dejando toda su zona repleta de carteles con el lema 'Belmonte vende ya'. Los que más ruido hacen con sus cánticos durante los partidos huyeron sin abrir la boca.

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El partido duró 27 minutos. Empezó bien el Cartagena y pudo marcar Álex Millán. Perdonó ante Magunagoitia y a los diez minutos tomó el control de la situación el Eibar. Con muy poco se adelantó, en un lance en el que Bautista dejó retratado a Sipcic y Jorge Pascual marcó en el mano a mano con Pablo Cuñat. Enseguida vino el 0-2, obra de Sergio Cubero en un córner mal defendido por Ndiaye y Kiko Olivas. No llegó el tercero gracias a una buena parada de Cuñat ante Alkain.

El triple cambio al descanso de Fernández Romo solo sirvió para que dejáramos de ver trotar por el césped al incalificable Pepín Machín. Nada mejoró y, de hecho, los visitantes rozaron el tercero tanto en buenas acciones de Cristian Gutiérrez y Bautista. Ortuño casi aprovecha un lío con los pies de Magunagoitia y Kiko Olivas remató al travesaño en el último minuto de otro partido vergonzoso del peor Cartagena de la última década. El mismo que va camino de ser el peor colista del siglo.

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