Su impacto se refleja en sectores clave como la educación, la sanidad, la vivienda y la inclusión social, fortaleciendo el tejido productivo europeo y ofreciendo respuestas eficaces a desafíos como la transición digital y ecológica.
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Como presidenta del Intergrupo de Economía Social y Servicios de Interés General, asumo con responsabilidad el reto de consolidar este modelo como una prioridad en la agenda política de la UE. Nuestra labor será garantizar que los actores de la economía social cuenten con un entorno normativo que les permita desarrollarse plenamente, eliminando las barreras legales y administrativas que aún limitan su crecimiento. Debemos asegurar que reciban el apoyo necesario para seguir creciendo y contribuyendo al bienestar de los ciudadanos europeos, facilitando su acceso a la financiación, promoviendo incentivos específicos y reforzando su reconocimiento dentro de las estrategias económicas y sociales de la Unión. La resiliencia demostrada por este sector, especialmente en tiempos de crisis, confirma que la economía social no solo genera empleo estable, sino que también refuerza la cohesión territorial y social en nuestras comunidades.
Por otra parte, desde mi responsabilidad como ponente del informe del Semestre Europeo que actualmente estamos tramitando en la Comisión de Empleo, hemos pedido a la Comisión Europea que refuerce el papel de la economía social dentro de la estrategia de crecimiento y estabilidad que se está planteando. Además, hemos destacamos la necesidad de mejorar el acceso a la financiación, impulsar la inversión en el sector y garantizar un marco normativo adaptado a las particularidades de este. Además, incidimos en su papel para abordar desafíos estructurales como la vivienda, el empleo juvenil y en las personas con discapacidad y la reducción de las desigualdades regionales y desarrollo en nuestras regiones.
Este mandato debe ser el de la consolidación definitiva de la economía social como un pilar esencial del modelo económico europeo. Desde el Parlamento Europeo, trabajaremos para fortalecer su reconocimiento y respaldo mediante políticas concretas alineadas con el Plan de Acción de Economía Social y su revisión intermedia que se llevará a cabo a finales de este año, así como con las nuevas estrategias de gobernanza económica. La economía social no solo genera riqueza y empleo, sino que también encarna los valores fundamentales de nuestra Unión: solidaridad, inclusión y prosperidad.
Invertir en economía social es invertir en un futuro más justo, resiliente y competitivo para Europa. Nuestro compromiso es claro: situar a las personas en el centro de las políticas económicas y garantizar que este modelo siga siendo un motor de innovación para todos los ciudadanos europeos.
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