La Plaza de España, presidida por un gigantesco arbol de más de 20 metros y abarrotada de público durante la inauguración del alumbrado extraordinario de Navidad. Cristina Martín, Pilar Wals y Luis Mora / Ayto. Lorca

Lorca avanza en la recuperación del casco antiguo paralizado desde hace décadas

Sobresaliente. ·

Hostelería y comercio viven un resurgir con un calendario repleto de acontecimientos que dinamizan el municipio y la comarca del Guadalentín

EFQ

Lunes, 17 de marzo 2025, 00:16

La recuperación del recinto histórico de la ciudad es probablemente la iniciativa más ambiciosa emprendida en Lorca para poner en valor no sólo las ruinosas casas solariegas, sino también reconstruir los solares que quedaron vacíos y con fachadas 'apeadas' tras el terremoto de mayo de 2011.

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Una realidad, después de décadas de anuncios infructuosos, y que avanza a pasos agigantados con la firme intención de devolver al casco antiguo a más de 400 familias que dotarán de vida a un recinto que estaba en sus horas más bajas y que recibió la 'puntilla' con los terremotos.

La iniciativa, la más valiente ejecutada hasta el momento, es una realidad en calles como Selgas, Alfonso X el Sabio, Corredera, Álamo, Leonés, Cava… donde comienzan a visibilizarse proyectos que en poco tiempo verán la luz. Solares vacíos y viviendas en ruinas dejarán de ser una preocupación constante para sus propietarios que tenían que realizar fuertes inversiones para evitar riesgos. Y se convertirán en locales comerciales, aparcamientos, oficinas y viviendas que redotarán el mercado inmobiliario.

Al unísono, el casco antiguo vive un resurgir que favorece a la Hostelería y el Comercio, efecto de la dinamización de una ciudad que ha multiplicado exponencialmente los acontecimientos que abarrotan el calendario. Lorca se ha convertido en ciudad de festivales, congresos, ferias, simposios… de muestras de vanguardia, que llenan hoteles, bares, restaurantes y comercios no sólo del municipio, sino también de la comarca del Guadaletín y de las del Almanzora y Los Vélez, haciéndose más patente su hegemonía como capital subregional.

Espacios como el Coso de Sutullena, el Recinto Ferial del Huerto de la Rueda y el Auditorio Margarita Lozano, dentro del complejo de ferias y congresos de Ifelor… y las calles y plazas del casco antiguo de la ciudad, están acogiendo toda clase de acontecimientos lo que ha llevado a Lorca a convertirse en 'Ciudad del Tardeo'. Tardeo, durante la Feria de Septiembre, Navidad y Año Nuevo, pero también durante las fiestas del Patrón, San Clemente, y en las tardes y noches de verano. Un tardeo que viven los lorquinos, pero también los cada vez más turistas y ciudadanos de poblaciones limítrofes que eligen Lorca para disfrutar de su gastronomía, monumentos, exposiciones y acontecimientos.

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Lorca ha revertido el modelo de 'Ciudad dormitorio' mientras acaba con el fenómeno de la infravivienda y el hacinamiento de personas a cualquier precio, que tiene los días contados. Ha recuperado la ciudad habitable con una alta calidad de vida. La que los lorquinos, que hasta hace bien poco la abandonaban, eligen para disfrutar de su tiempo de ocio. Y a la que acuden los que viven en poblaciones vecinas, que ahora tienen a Lorca mucho más cerca con la incorporación de nuevas vías de comunicación como la Ronda Norte o la Ronda Sur que agilizan su acceso.

Pero aún hay muchos retos que proyectar. Algunos abandonados a la desidia y que suponen un grave riesgo para un municipio donde la historia está marcada por la lucha por el agua. Por no sucumbir a la sequía y por detener su embestida cuando cae de forma torrencial. Una tierra, Lorca, donde desde el siglo XVI se han producido 50 riadas.

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Lorca está inmersa en la campaña 'El olvido nos ahoga', para exigir la construcción de presas y la limpieza de cauces para prevenir situaciones trágicas como consecuencia de grandes avenidas. «Las presas de Nogalte, Béjar y Torrecilla y el canal de la Rambla de Biznaga, son nuestra máxima preocupación», no cesa de repetir el alcalde, Fulgencio Gil Jódar, mientras vecinos, regantes, arquitectos, ingeniero, aparejadores… refrendan esta reivindicación que asegura categórico Gil Jódar, «nos incumbe a todos y la mantendremos en el tiempo hasta conseguir nuestro objetivo, porque nos va la vida en ello».

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