Los acuerdos entre el PP y Vox tras las elecciones del pasado 28 de mayo avanzan a distinta velocidad. Mientras Alberto Núñez Feijóo ha dado orden de dormir los acuerdos autonómicos con el partido de Santiago Abascal, allá donde se pueda, hasta después del vendaval ... del 23-J para no hipotecar antes de tiempo su futuro, en el ámbito local las dos formaciones trabajan a contra reloj para evitar gobiernos del PSOE. Los ayuntamientos deben estar constituidos el sábado y populares y ultraderechistas avanzan las negociaciones en varias capitales de provincia. Es el caso Toledo, Burgos y Valladolid, donde los socialistas ganaron pero la suma de la derecha les puede arrebatar el bastón de mando. En Guadalajara, el pacto ya está sellado y habrá una coalición de gobierno para la próxima legislatura, al igual que en un buen puñado de municipios de menor envergadura. Los de Abascal confían en que el monto final ascienda a 135 localidades donde los dos juntos rebasan la mayoría absoluta.
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En la Comunidad Valenciana, pieza clave del tablero nacional, PP y Vox están condenados a entenderse aunque el diálogo no está exento de dificultades. Génova tiene asumido que tendrá que pactar con la extrema derecha para recuperar el territorio por el que más empeño puso ante el 28-M y cargará con el posible coste político de ese acuerdo. El objetivo, no obstante, es que esa foto de su candidato Carlos Mazón y el ultraderechista Carlos Flores, que mañana tendrán un primer contacto para buscar posibles acuerdos en la composición de la Mesa de las Cortes Valencianas o de la investidura, no se produzca.
La dirección nacional del PP no aceptará la presencia en el Gobierno regional de Flores, condenado en 2002 por un «delito de violencia psíquica habitual y 21 faltas de coacciones, injurias y vejaciones» contra su expareja y madre de sus hijos. «Cualquier persona condenada por violencia machista para nosotros es una línea roja», aseveró este lunes el portavoz de campaña, Borja Sémper. En su opinión, alguien que es «un maltratador» y ha sido condenado como tal «no debería dedicarse a la política».
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María Eugenia Alonso
En la cúpula se desentienden, en todo caso, de los acuerdos que puedan alcanzar sus barones con Vox en algunas comunidades con el argumento de que la «iniciativa» corresponde a sus direcciones territoriales. Pero son conscientes de que la Comunidad Valenciana va a ser mirada con lupa desde la izquierda. Máxime con unas elecciones generales a la vuelta de la esquina, y no pueden permitirse el más mínimo tropiezo, por lo que tendrán la última palabra. Y a tenor de las declaraciones de Sémper el mensaje a Mazón es claro: Flores no tendrá un asiento en el Consell por más que el catedrático de Derecho Constitucional se empeñe.
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Las palabras del portavoz del PP añaden además presión a un acuerdo ya de por sí complicado. Mazón se impuso el pasado 28 de mayo con rotundidad, prácticamente duplicando el porcentaje de votos (863.000) y de escaños (40) respecto a los obtenidos en 2019. Pero tras el portazo del PSOE y Compromís a la oferta de abstención necesita el respaldo de los trece diputados de Vox para ser investido presidente de la Generalitat.
En el PP valenciano insisten en que ellos no han impuesto veto a nadie y se sentarán este martes a negociar con los de Abascal. Su intención es conseguir su apoyo sin contrapartidas para una investidura de Mazón y lo intentarán hasta el final, aunque el candidato popular tenga que ir a una primera investidura fallida. En Génova reconocen que conseguirlo «es difícil» porque el resultado obtenido en las urnas en mayo es muy similar al que obtuvieron en febrero del año pasado en Castilla y León y que acabó con Alfonso Fernando Mañueco cediendo a la extrema derecha la presidencia de las Cortes, la vicepresidencia y tres consejerías.
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«Nosotros no vamos a bajar la cabeza en ninguna circunstancia. Lo que está poniendo Vox en cada conversación son cosas que cualquier votante del PP suscribiría desde la primera letra hasta la última», advirtió el secretario general del partido, Ignacio Garriga, tras la reunión semanal del Comité de Acción Política.
LAS CLAVES
Veto Los populares defienden que un maltratador «no debería dedicarse a la política»
No bajarán la cabeza La cúpula de Vox avisa a Génova de que no van a aceptar «presiones ni chantajes»
Abascal y su círculo ya han dejado claro que no aceptarán «presiones ni chantajes» para ceder sus votos gratis y si tiene que gobernar la izquierda intentarán apañárselas para endosar la responsabilidad a los conservadores. «Tenemos claro el mandato que han trasladado los españoles en los últimos comicios, y el PP –subrayaba Garriga– lo conoce también».
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A 300 kilómetros de Valencia, en Zaragoza, el candidato del PP a las Cortes, Jorge Azcón, se reunirá este martes también por primera vez con el representante de Vox. De llegar a un acuerdo con él depende su opción más sencilla para acceder al Pignatelli por más que intente sumar los apoyos de Teruel Existe y el PAR para intentar gobernar en solitario con la abstención de Vox. Habrá que esperar al 23 de junio, fecha de constitución de las Cortes, para ver si Azcón hace concesiones a la extrema derecha con la presidencia, para ganarse su favor en la investidura.
En Extremadura continúan las conversaciones entre las dos formaciones para acordar la investidura de María Guardiola como presidenta de la Junta. «No hay prisas, pero sí ganas de llegar a un acuerdo», señalan desde la dirección del PP en esta comunidad, tras los primeros contactos.
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