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Sueño de una noche de verano
Análisis ·
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¿No ha llegado el instante de darnos cuenta de que, ante la imposibilidad de resolver las diferencias en las urnas, necesitamos una gran coalición de PP y PSOE?Ganó Feijóo en votos y escaños. Y ganó Sánchez en que se dio el resultado pretendido por él: que la derecha no sumara mayoría absoluta. ... La situación es endemoniada: Feijóo es muy improbable que gobierne (necesitaría al PNV y a Vox simultáneamente) y la repetición del 'gobierno Frankenstein' de Sánchez está en manos de Puigdemont. Todo apunta a un bloqueo, otro más, y a nuevas elecciones. Lo quería Sánchez y ahora, seguramente, lo querrá Feijóo para acabar de merendarse a Vox. Sería la tercera vez en menos de 8 años y, además, tirando a la basura la presidencia española de la Unión Europea.
¿Hay algo positivo que sacar de las generales de ayer? Pues, sinceramente, creo que sí. Lo primero es que las fuerzas políticas más extremistas se han empequeñecido en el nuevo Congreso: Vox, Sumar y todos los partidos nacionalistas (con la ligera excepción de Bildu, que gana un escaño) han visto mermados muy significativamente sus apoyos. Es cierto que el precio a pagar para este resultado es muy alto: la sociedad española parece definitiva y profundamente dividida en dos bloques antagónicos de similar magnitud. Esta división, que encuentra sus raíces en la honda crisis económica y social de la Gran Depresión, ha alimentado una deriva de crispación y polarización que hace cada día más difícil alcanzar acuerdos y consensos básicos para afrontar los problemas que compartimos como sociedad. Sentí escalofríos anoche escuchando algunos de los discursos de nuestros líderes nacionales. Y, sin embargo, el bloqueo político de anoche podría servir también para cobrar conciencia de las patas tan cortas que tiene esta política de confrontación y ponerle fin.
Dígame usted iluso, pero déjeme convertir la pesadilla de anoche en un sueño de verano. Ya no estamos en los años de la Gran Depresión, hemos pasado con mucho sufrimiento una espantosa y mortífera pandemia y tenemos ahora la oportunidad de fortalecer nuestras sociedades y nuestras instituciones públicas. La alarmante división social que se desprende de los discursos de buena parte de nuestros líderes políticos no tiene realmente una traducción en nuestro tejido social. La España de estos años se parece muy poco a la España de la década de los años 30 del siglo pasado. Y, además, contamos con el colchón de la Unión Europea para amortiguar los desgarros que se han producido en estos años. Solo nos falta convertir este bloqueo al que han dado lugar las elecciones en una oportunidad para restañar las heridas y actuar por una vez con responsabilidad y madurez.
Dejémonos de pensar en bloques ideológicos enfrentados. ¿Por qué no transformar esta situación de 'impasse' político en un momento para el entendimiento de los dos bloques en que hemos dividido la sociedad española? Los dos partidos centrales del espectro ideológico, Partido Popular y Partido Socialista, suman 258 escaños. ¿No ha llegado el instante de darnos cuenta de que, ante la imposibilidad de resolver nuestras diferencias en las urnas, necesitamos llegar a un acuerdo en forma de gran coalición que asuma la responsabilidad conjunta de enfrentar nuestros principales problemas y que lleve a cabo las reformas institucionales que aumenten de una vez la calidad de nuestras instituciones públicas? Es urgente mejorar nuestras administraciones públicas si queremos que nuestras políticas consigan los fines que se proponen. Necesitamos fortalecer nuestro Estado de Derecho y el papel de los mecanismos de control. Nuestros jóvenes necesitan una educación mucho mejor. ¿Es tan iluso pensar que PP y PSOE pueden enfrentar todos estos problemas conjuntamente? ¿Debemos conformarnos con la habitual política de bajo vuelo? Prefiero pensar que estamos ante una oportunidad histórica para ello.
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