Los resultados del 23-J en la Región demostraron la solidez electoral del PP de López Miras, pero también la capacidad de reacción de la izquierda murciana, que se movilizó y mejoró manifiestamente todos los pronósticos, alentada por la radicalidad que Vox acentuó conscientemente en ... campaña con los efectos desastrosos vistos en el escrutinio del domingo. No es descartable que tras el repunte regional de PSOE y Sumar, López Miras pueda sufrir un ataque de vértigo por temor a que una repetición electoral quizá empeore su representación en la Asamblea.

Publicidad

La incertidumbre de una nueva campaña y una eventual penalización de los votantes por someterlos a otra llamada a las urnas podría acelerar los acontecimientos. Pronto se verá. El tiempo se agota. A no ser que la Asamblea Regional declare hábil el mes de agosto en los próximos días, solo quedan esta semana y la primera de septiembre para convocar otra sesión de investidura. Hay indicios de que Vox, aunque mantiene su voluntad de entrar en el Gobierno autonómico como condición ineludible, podría flexibilizar ahora sus exigencias (pedía antes del 23-J una vicepresidencia y dos consejerías). Ahora bien, el objetivo de Vox siempre ha sido la Consejería de Agricultura, con competencias en agua y Mar Menor, lo que constituye una línea roja para los populares, que además quieren gobernar en solitario. Por tanto, habrá que interpretar con cautela las señales de mayor flexibilidad por parte de Vox.

El caso murciano es excepcional. No se parece en absoluto al caso aragonés o extremeño, por los intereses empresariales que apoyan aquí a la formación de Abascal. Todos los actores políticos implicados lo saben. Si hace semanas había presiones, ahora se van a multiplicar. El reloj empezó a correr para la formación de gobierno en la Región y ya no queda mucho margen para decidir entre pacto o elecciones.

Este contenido es exclusivo para suscriptores

Infórmate con LA VERDAD: 1 año x 29,95€

Publicidad