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Es el cuento de 'Pedro y el lobo' de esta campaña europea. Políticos y ahora hasta empresas, como ha ocurrido en Alemania, repiten la importancia de votar en estas elecciones para evitar que los extremismos tomen (más) poder. Que los jóvenes tienen que implicarse en ... la vida y salud democrática del Viejo Continente. Les recuerdan que recuperar derechos es mucho más complicado que eliminarlos. Pero los jóvenes oyen esa cantinela por parte de las mismas organizaciones que no atienden sus demandas sobre el gravísimo problema de vivienda que afecta a toda Europa, de los salarios, de la movilidad, de unas políticas que miran más al segmento de mayor edad de población, que acude a las urnas con puntualidad y del que se pueden rentabilizar mejor los votos. Ante la desidia y el abandono, que calen los mensajes de los que prometen soluciones fáciles con motosierra y odio al diferente es tan sencillo como evidente. Tanto como que al final el lobo acaba viniendo. De la capacidad de Europa para convencerles de que sus problemas importan deriva su propia supervivencia.

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