El propio Fernando López Miras (Murcia, 1983) cuenta una anécdota de sus años aún más mozos que revela algunos matices de la personalidad del hombre -y el político- que ha presidido la Región en los últimos dos años. La primera vez que este devoto de la Virgen de la Amargura iba a portar a hombros a su amado Cristo del Rescate, en 2002, el debutante penitente, que se siente lorquino y blanco hasta la médula, acudió a la cofradía sin los preceptivos zapatos negros que exige la solemne tradición. Miras, que entonces no tenía más de 20 años, se fue disparado a casa de un amigo para buscar unos zapatos de urgencia... que resultaron ser dos tallas por debajo de su número. Preso de ilusión, compromiso y responsabilidad, se puso los zapatos con calzador y recorrió los tres kilómetros de la procesión sin chistar. Sin saber cómo iban a terminar sus pies, y tampoco el Cristo. «Siempre ha sido así», reconocen sus allegados. Amante del fútbol y de la música indie, Miras no dudará nunca en calzarse los zapatos que sean necesarios para asumir el reto que le pongan por delante.
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