Pepe Vélez ofrece su valoración tras conocer los resultados electorales, la noche del domingo. Ros Caval / AGM
Análisis

Casi lo esperado

Pepe Vélez no pudo hacer realidad el espejismo que le ofrecían sus encuestas 'fake', ni tampoco llegar a los datos más benignos que el Cemop le vaticinaba al inicio de la campaña electoral

La noche electoral ha certificado las tendencias en el comportamiento electoral que se venían detectando con anterioridad a la campaña. Ha confirmado el avance del ... PP y de Vox, la desaparición de Ciudadanos del panorama político regional (y también del nacional) y el estancamiento de la propuesta morada. Pero sí ha habido una sorpresa, que esa sí no preveía ninguna encuesta, es la debacle del candidato de los socialistas, Pepe Vélez, que no pudo hacer realidad el espejismo que le ofrecían sus encuestas 'fake', ni tampoco llegar a los datos más benignos que el Cemop le vaticinaba al inicio de la campaña. No es, en todo caso, culpa exclusiva de la campaña del socialismo murciano, más allá de unos mensajes y escenografías que delataban el escaso conocimiento del clima político regional. Es el PSOE de La Moncloa, y no solo el de Vélez, que también es el de La Moncloa, el gran derrotado de la noche electoral a nivel nacional. La insistencia de Pedro Sánchez de convertir la contienda del 28-M en una campaña nacional, aceptando el desafío del líder popular, es también parte del problema que ha arrastrado el socialismo murciano durante esta campaña. Y al final para nada, sin ningún rédito político, porque la derecha ocupará dos de cada tres sillones de la Asamblea y es más que posible que gobierne en las cinco principales ciudades de la Región, mientras que el liderazgo del líder socialista ha comenzado (o terminado) por hacerse añicos, junto con el de Pedro Sánchez, que acorralado ha convocado a las urnas el próximo 23 de julio.

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En las competiciones electorales, es muy difícil cambiar el signo de las predisposiciones previas sin que suceda algo extraordinario: un suceso que produzca una fuerte desmovilización del electorado, o justo lo contrario, un incremento notable de la participación electoral de sectores que en principio no pensaban participar en los comicios. Salvo que los datos del estudio postelectoral del Cemop, que comienza su recorrido esta semana, digan lo contrario, en principio nada sucedió en esta campaña que pudiese considerarse como extraordinario: ni las lonas 'sorpresa' de Ciudadanos, ni los arrebatos de la candidata de Unidas Podemos durante el debate, en el que por lo nerviosa que estaba perdió la oportunidad de brillar, ni los falsos portales web simulando al PP de los socialistas, han cambiado el curso de los rumbos trazados por el clima político que se iba cocinando en este país, y en esta Región.

La insistencia de Sánchez en convertir el 28-M en una campaña nacional es también parte del problema que ha arrastrado el socialismo murciano

La campaña, para quien la supo aprovechar, sirvió a lo sumo para reforzar las tendencias de crecimiento que se iban cimentando desde hacía bastantes meses. Reforzó las predisposiciones políticas latentes en un electorado, el de la Región, que sociológicamente es muy conservador y muy apegado a la tierra. Los analistas del PP y los de Vox supieron entender mejor el espíritu de los ciudadanos de la Región, apelando a valores tradicionales, a identidades compartidas, a retos en lo regional. Campañas más positivas, identitarias, de alegría y esperanza; incluso el PP emuló al viejo Sánchez de 2018, que se permitió siendo gobierno pedir una mayoría para poder gobernar. Por eso estas campañas ayudaron al elector a orientar mejor sus preferencias electorales, que aquellas otras campañas marcadas por la crispación, la proyección de una mala imagen de la Región, e incluso, en el caso de Ciudadanos, por los ataques personales. Nada de esto, si uno se atiene a la expresión de los ciudadanos en los 'focus group', empatiza con lo que los electores quieren oír.

López Miras tiene no solo los números, sino también la legitimidad para emprender un proyecto en solitario

Y, ahora ¿qué? El PP tiene la mayoría necesaria que pedía, suma más que toda la oposición de izquierda junta y no precisa a Vox para formar gobierno. Tampoco va a necesitarlo en muchos de los ayuntamientos, porque sus candidatos, incluso sin mayoría, suman más concejales que las oposiciones de izquierda. López Miras tiene no solo los números, sino también la legitimidad para emprender un proyecto en solitario, con los acuerdos parlamentarios que precise, pero sin hacer un gobierno de coalición. Es lo que ha expresado en campaña y es lo que debe hacer. Un proyecto que situé al Partido Popular en el centro del espacio político, que sea moderador de las fuerzas más centrípetas, para gobernar para toda la ciudadanía de la Región. Es el reto para estos cuatro años de nuevo gobierno de la Región, construir un espacio de convivencia, inclusivo, y abierto, en el que se pueda discutir de todo, pero que se avance con un proyecto de gobierno transformador, porque sino, ¿para qué sirve la política?

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