Los políticos británicos adoptaron como propia una fórmula muy utilizada en Australia cuando se encuentran en apuros y necesitan desviar la atención: sorprender con un asunto inesperado y relevante, una táctica que los anglosajones llaman lanzar un gato muerto sobre la mesa. Eso fue lo ... que hizo este lunes Pedro Sánchez con la disolución de su Gobierno y la convocatoria anticipada de elecciones generales para el 23 de julio.

Publicidad

Con el anuncio dejó de hablarse de su debacle en las urnas y el foco de la opinión pública quedó fijado en la nueva convocatoria electoral, que cambia el paso de todas las formaciones, fuerza la reunificación de los partidos más a la izquierda del PSOE, impacta en las negociaciones entre PP y Vox para tejer alianzas y frena su propio desgaste. Una aplicación de libro de la llamada 'estrategia del gato muerto', propia de un superviviente de la política, que a priori tiene tanto de jugada maestra como de maniobra a la desesperada para evitar el desastre que podría llegar en noviembre. Veremos.

De momento, Sánchez ha logrado que los primeros movimientos de Fernando López Miras, José Ángel Antelo y José Vélez queden supeditados a las decisiones que tomen PP, Vox y PSOE en sus sedes centrales de Madrid. Los posibles pactos en los municipios murcianos estarán ahora condicionados por la estrategia nacional que marquen Feijóo y Abascal, salvo que el primero de libertad a sus barones, fijando solo criterios generales.

Lo que es seguro es que la campaña se solapará con las negociaciones entre PP y Vox para formar gobiernos autonómicos y municipales en seis comunidades, justo cuando ambos deben adoptar perfil propio de cara a las urnas. La última bala de Sánchez residirá en fiarlo todo entonces a la movilización de la izquierda ante la posibilidad de que la derecha más radical llegue a La Moncloa. Que funcione hoy ya no está tan claro.

Este contenido es exclusivo para suscriptores

Infórmate con LA VERDAD: 1 año x 29,95€

Publicidad