María Ramírez
Lunes, 24 de febrero 2025, 21:28
El currículum juega un papel crucial para conseguir un empleo. Este documento actúa como una carta de presentación del candidato y es la primera toma de contacto entre ambas partes. Por ello, hay que detallar claramente la trayectoria profesional, la formación, las habilidades, los idiomas y cualquier otro aspecto que pueda demostrar que es el perfil adecuado para el puesto al que aspira.
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La realidad es que hay una serie de trucos para captar la atención del reclutador y conseguir una entrevista de trabajo. A pesar de que todavía hay empresas que filtran las candidaturas manualmente, muchas organizaciones han delegado esta labor en sistemas que utilizan la inteligencia artificial. Para superar estos filtros automáticos, se recomienda incorporar las palabras clave exactas que aparecen en la oferta a la hora de redactar el currículum, ya que los algoritmos buscan coincidencias entre el anuncio y el contenido del documento.
La competencia y la presión incita a algunos candidatos a recurrir a mentiras o a exagerar datos sobre su experiencia y estudios para destacar frente a los demás. Sin embargo, esta táctica tiene graves consecuencias legales. Como indica Legalitas, un despacho de abogados de España, este acto puede suponer un delito, «siempre y cuando se entienda que esta mentira fue hecha para perjudicar a otro».
Esta cuestión se recoge en el artículo 395 del Código Penal, que castiga con prisión de seis meses a dos años al que, para dañar a otra persona, cometa en un documento privado alguna falsedad. De este modo, si se miente sobre habilidades o capacidades que no se poseen y se consigue el empleo basándose en esa información falsa, se estaría engañando al reclutador.
Llegados a este punto, Legalitas señala que «en función de las circunstancias que concurran, podría ser demandado por los daños y perjuicios que haya causado con mi acción, ser denunciado penalmente por estafa o por un delito de intrusismo profesional si ejerzo actos propios de una profesión sin tener el correspondiente título académico u oficial».
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Puede ocurrir que estos hechos se descubran una vez que el candidato ya ha pasado a ser parte de la plantilla. En este escenario, el responsable puede denunciar los hechos y justificar un despido disciplinarios con estos actos, ya que el artículo 54 del Estatuto de los Trabajadores establece que el contrato de trabajo puede extinguirse por «la transgresión de la buena fe contractual, así como el abuso de confianza en el desempeño del trabajo».
No obstante, desde Legalitas señalan que cada situación debe analizarse de manera individual. El motivo es que, por ejemplo, se puede dar el caso de una persona que consiguió el puesto gracias a una experiencia falsa, pero llegó a superar el periodo de prueba y ha demostrado ser competente. En este sentido, puede que esa falsedad no justifique el despido, ya que la persona está cumpliendo con lo que se esperaba de ella.
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En definitiva, cada caso tiene sus particularidades y debe evaluarse en un contexto concreto. Lo que sí está claro es que puede llevar al despido, a ser sancionado o en el peor de los casos, a ser condenados a prisión. Esto último puede ocurrir en circunstancias como falsificar títulos universitarios o de cursos, que puede acarrear hasta penas de cárcel de seis meses a tres años. Por lo tanto, es fundamental que todo lo que se incluya en un currículum sea veraz y que se pueda respaldar con pruebas.
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