Carlos Torres, presidente de BBVA, en una intervención pública. E. C.

BBVA resta importancia al cambio de sede del Sabadell y asegura que «no cambia nada»

Afirma que el regreso del banco a Cataluña no supone un problema legal, aunque incrementa el ruido político

Manu Alvarez

Bilbao

Miércoles, 22 de enero 2025, 14:19

Una peripecia que genera un movimiento sísmico en la política pero que no tiene trascendencia legal o mercantil. Esta es, en síntesis, la idea que se ha asentado en el seno del BBVA después de que el Banco de Sabadell haya decidido devolver su sede social a Cataluña ... , tras algo más de siete años en Alicante. El primer mensaje de la entidad que preside Carlos Torres es claro: no pasa nada, no hay cambios.

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«Es una decisión de Banco Sabadell que respetamos. Respecto a la OPA, no cambia en nada las bondades de la operación: es buena para España, para Cataluña y para el resto de territorios donde está Banco Sabadell así como para los clientes, empleados y accionistas de ambos bancos», han señalado portavoces oficiales de la entidad financiera.

Movimiento político

El movimiento táctico del Sabadell se mueve en la esfera política, que es donde precisamente la operación de BBVA ha encontrado sus mayores problemas hasta ahora. Los partidos políticos catalanes y las instituciones de esa comunidad no han dudado en mostrar su oposición al intento de que el Sabadell -una entidad que siguen sintiendo como propia- sea absorbida por BBVA. Las razones son lógicas. Aunque el propio Torres ha manifestado en algunos momentos el deseo de mantener la sede operativa de San Cugat, lo cierto es que todas las operaciones de concentración -en banca o en la industria y de esto hay pruebas sobradas en el País Vasco- terminan con un desmantelamiento de los servicios centrales de la empresa absorbida.

Pero lo cierto es que este tipo de razones son emocionales y de economía regional, sin influencia alguna en los escollos jurídicos que debe superar la oferta. Incluso, BBVA tiene su sede social en el País Vasco y nadie en su sano juicio cree que el centro de decisión del Sabadell se trasladaría a Euskadi si triunfa la opa sino a Madrid, que es donde el banco vasco tiene su cuartel general.

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En un encuentro reciente con empresarios extranjeros, un exalto cargo de BBVA no dudó en señalar que la opa es «una magnífica operación en un momento político poco adecuado». Y es que la dependencia que tiene el Gobierno de Pedro Sánchez de los votos de las fuerzas políticas catalanas -un respaldo que estos días atraviesa su particular crisis- es total y clave en lo que queda de legislatura. Así las cosas, el Ministerio de Economía no ha dudado en oponerse a la fusión argumentando que puede generar problemas de competencia.

¿Opa sin fusión?

El próximo paso legal de la opa será precisamente la autorización o rechazo por parte de la Comisión Nacional de los Mercados y la Competencia, cuyo expediente afronta ya la recta final de su tramitación. A la espera del informe final de los técnicos, que aún tienen que analizar las alegaciones del Sabadell, la sensación es que este organismo está dispuesto a autorizar la operación. Las medidas correctoras ofrecidas por BBVA -las iniciales y otras añadidas a posteriori- parecen haber satisfecho las exigencias de la CNMC.

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En este contexto y con una oposición política reforzada ahora por el gesto de 'repatriación' de la sede del Sabadell a Cataluña, que abandonó la región en plena tormenta del procés independentista y ante la amenaza de muchos impositores de abandonar las relaciones comerciales con el banco, el resto de trámites pude quedar herido. Así cobraría fuerza la idea de que BBVA puede llegar a lanzar su oferta -los accionistas del Sabadell tendrían la última palabra- e incluso aunque supere el umbral mínimo al que ha condicionado su éxito -adquirir cerca de un 49% de las acciones-, pero chocar contra el muro de la autorización de la fusión.

En ese escenario hipotético, el Gobierno negaría la creación de una única entidad fruto de la unión de BBVA y Sabadell, pero el primer banco ejercería un control total sobre el segundo. El presidente de BBVA, Carlos Torres, ya ha admitido en algunas ocasiones que contempla ese escenario y que incluso en esa tesitura «la operación seguiría siendo interesante». BBVA debería esperar entonces a una coyuntura política menos enrevesada que la actual para culminar la fusión.

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