LA VERDAD
Jueves, 6 de mayo 2021, 13:39
Anpier, la Asociación Nacional de Productores de Energía Fotovoltaica, lanzó una campaña de comunicación para promover un modelo de transición energética basado en parques fotovoltaicos medianos y pequeños, porque no producen impactos graves sobre el territorio, son más eficientes, generan más empleo y están al alcance de las iniciativas empresariales locales: pymes y autónomos, dejando los beneficios en las economías de proximidad.
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En dicha campaña se expuso que «las 60.000 familias pioneras de la generación fotovoltaica en España han madurado una tecnología esencial para emprender con éxito la transición ecológica, y han demostrado que la ciudadanía es capaz de organizarse para gestionar instalaciones de suministro. Ahora, nos resistimos a que se nos relegue, únicamente, al autoconsumo individual o en comunidad. Queremos participar en el mercado eléctrico».
El nuevo marco energético comunitario, cuyas bases se establecieron a finales de 2016, con el denominado 'Paquete de Invierno' de la Comisión Europea, propuso «situar a la ciudadanía en el centro de la transición energética»; sin embargo, ese supuesto papel protagonista de la ciudadanía, se trata de justificar únicamente a través de los autoconsumos individuales o colectivos, sin facilitar el acceso al ciudadano, al grueso de la generación, la que nutre a la inmensa mayoría de hogares y pymes, la gran comunidad energética que debería ser nuestro sistema eléctrico.
El presidente de Anpier, Miguel Ángel Martínez-Aroca, explicó que la situación es como un paralelismo con la producción de pan: «usted haga pan en casa o con sus vecinos y amigos; pero nada de participar en la fabricación y distribución de este producto», todo ello, añadió Martínez-Aroca, «bajo una supuesta optimización que, si se extrapolara a todos los ámbitos de la economía, nos dejaría con un reducido grupo de grandes empresas multinacionales por sector, que además tienden a procurar ventajas fiscales singulares fuera de nuestro país». A juicio de Martinez-Aroca «la economía de mercado solo funciona si participan grandes, medianos y pequeños; si este equilibrio se quiebra, en virtud de esa supuesta optimización de recursos y economías de escala, el mercado se autodestruye, porque se concentran los beneficios y la riqueza y, de esa manera, el reflejo social será la pérdida de empleos y de poder adquisitivo; la desaparición de las clases medias y el sistema de bienestar».
Anpier consideró que un modelo basado en mega parques no parece la solución más eficiente, porque el transporte de la energía que producen tiene costes y pérdidas que soportan las familias y pymes consumidoras en la factura, y un impacto desproporcionado en el territorio. Los parques pequeños se adaptan mejor a los entornos naturales, su energía no necesita alta tensión, porque se puede absorber en la propia red de distribución. Los parques solares de menos de 5 MW conectados a media tensión, ofrecen una respuesta más social y sostenible. Por eso, esta organización sostiene que una de las claves está en el tamaño, con un eslogan ilustrativo: en esta transición energética, pensemos a lo grande: hagamos parques pequeños.
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Anpier promovió, desde sus orígenes, un modelo energético sostenible y social, y, si bien parece encomiable los esfuerzos del Ministerio para la Transición Ecológica y del IDAE para fomentar la necesaria transición hacia la descarbonización de nuestro sistema energético, no es menos cierto que el modelo que se está imponiendo, también con las subastas celebradas hasta la fecha, entrega la generación a grandes parques y a grandes empresas.
Es comprensible que el sistema eléctrico requiera contar con grandes instalaciones, pero el grueso de la potencia fotovoltaica que se incorpore no debe pivotar sobre esta tipología de mega plantas, que habrían de ser más excepción que norma, y contar con ubicaciones geográficas definidas por las administraciones.
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Por otra parte, Anpier propuso que se celebren subastas destinadas a pequeñas empresas, micro pymes y autónomos, pareciendo recomendable establecer un tramo de potencia específico, reservando para parques de potencia de hasta 2 MW, para micro pymes y autónomos, con un suelo retributivo de 35 €/MWh, dado que solo de esta manera lograrían financiación para desarrollar los proyectos, en los que se podría considerar factores que condicionen este suelo retributivo a través de discriminadores tales como la garantía de empleos generados en la zona por cada MW instalado u otros de carácter medioambiental o social, considerando que la dimensión reducida de estos proyectos ya suponen un menor impacto en el territorio desde la óptica medioambiental o/y paisajística.
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