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Rebeca Velasco y Alberto Martínez, con sus dos hijos. Nacho García / AGM
El reto demográfico de la Comunidad más joven de España
Día de la Región de Murcia

El reto demográfico de la Comunidad más joven de España

La Región de Murcia es el territorio que mejor resiste el envejecimiento poblacional del país, pero la llegada de los integrantes del 'baby boom' a edades avanzadas alterará el equilibrio: «Si no crece la natalidad, solo nos puede salvar un fuerte flujo migratorio»

Domingo, 9 de junio 2024, 07:17

En Europa hace años que observar la demografía es mirar un iceberg acercarse lentamente al barco. Ningún país supera la media de 2,1 hijos por mujer necesaria para la renovación generacional, lo que aboca a las sociedades de la eurozona a un envejecimiento sin retorno; y, dentro de Europa, España se erige como uno de los máximos exponentes, ocupando el penúltimo lugar en la estadística, con 1,16 hijos de media, superando únicamente a Malta. La Región de Murcia, con 1,42, es la comunidad autónoma con mejores datos, una buena noticia dentro de una mala.

Lo cierto es que, en mitad del acelerado invierno demográfico nacional, la Región destaca como una de las zonas a las que menos se le notan las canas. Es la comunidad con mayor proporción de menores de 15 años del país, con un 17,6% del total, muy por encima de la media del conjunto de comunidades (14,9%), y más de 1,6 puntos por encima de las siguientes regiones en el 'ranking', Navarra y Andalucía.

También es el territorio con menor porcentaje de mayores de 65 años, un 16,1% frente al 20% nacional. Y eso a pesar de que este grupo ha crecido intensamente en los últimos años, pasando de las 191.432 personas de 2007 a las 246.839 personas registradas en 2023.

Con motivo del Día de la Región de Murcia que se celebra hoy, abordamos la situación del motor humano de este territorio y sus perspectivas de futuro.

Más nacimientos que muertes

La única con un crecimiento vegetativo positivo

La estructura de la población está cambiando en todo el mundo. Los mayores de 65 años son ya el grupo de mayor crecimiento del planeta, y en 2018 sobrepasaron en número a los niños menores de 5 años. La previsión es que en 2050 superen también a los adolescentes y jóvenes, según recoge el monográfico del 'think tank' Funcas sobre los retos de la demografía nacionales. Pero el número de habitantes sigue creciendo.

Desde 1950, el número de habitantes se ha duplicado pasando de 757.000 a 1,5 millones

De aquí a 2037, España alcanzará los 51 millones de personas, según las últimas proyecciones elaboradas por el Instituto Nacional de Estadística (INE), lo que supondría un crecimiento del 8,9%. Y se espera que la Región acoja en el mismo año a casi 1,8 millones de habitantes, tras crecer en 243.000, un aumento del 16%, el segundo mayor por comunidades.

En la Comunidad, el número de habitantes se ha duplicado desde 1950, pasando de 757.000 al millón y medio actual, un aumento que destaca frente a comunidades como Galicia, Extremadura, Asturias y Castilla y León, que ya han comenzado a decrecer por la emigración y la baja tasa de natalidad.

«La Región de Murcia cuenta con una situación demográfica favorable en el contexto español, con un crecimiento vegetativo que ha sido positivo en los últimos años mientras en el conjunto del país ha marcado registros negativos», recalca el catedrático emérito de Economía Aplicada de la Universidad de Murcia, José Sueiras, que añade, tras dar esa palada de arena, una de cal, al advertir que la Comunidad está acercándose a valores que, aunque siguen siendo positivos -los únicos del país-, tienen un margen tan pequeño que pueden considerarse prácticamente «nulos».

En concreto, el año 2022 se cerró en la Región de Murcia con 8,69 nacimientos por cada mil habitantes, frente a los 6,88 del conjunto del país, mientras que los fallecimientos fueron de 8,54 y 9,67, respectivamente. Esto da un ligero crecimiento vegetativo de 0,15 en la comunidad, y una caída de 2,79 en el país. «Cada vez nos parecemos más a España», concluye Sueiras.

Con estas cifras, el aumento de habitantes no puede abordarse sin tener en cuenta la llegada de inmigrantes, que ya suponen casi el 15% de todos los residentes en suelo murciano. El saldo migratorio es uno de los principales factores a los que acudir para encontrar las claves del mayor dinamismo demográfico regional, y según el catedrático de Economía Aplicada de la UMU, debe seguir siéndolo en el futuro para paliar una amenaza inminente: la progresiva llegada a edades avanzadas de «las cohortes del 'boom' demográfico vivido entre 1955 y 1975», que «va a hacer que crezca de forma inexorable el peso poblacional del grupo de mayores de 65. Y como es muy poco probable que la tasa de natalidad crezca, solo nos puede salvar del envejecimiento un fuerte flujo migratorio».

La clave del saldo migratorio

También los inmigrantes tienen cada vez menos hijos

El profesor de Geografía, Urbanismo, Ordenación Espacial y Dinámicas Territoriales de la UMU, Rubén Giménez-García, destaca que esos ciudadanos llegan «en edad de trabajar, lo que contribuye al desarrollo laboral y económico de la Región».

La Región de Murcia es la comunidad con mayor proporción de menores de 15 años y la que menos mayores tiene

El informe sobre el Impacto de la inmigración en la Región de Murcia, que el Consejo Económico y Social presentó el pasado año, cifra en más del 35% la aportación de los residentes extranjeros a la riqueza productiva regional en el periodo 2005-2019. Y, en el ámbito fiscal, calcula que dejan 1,72 euros en el erario público por cada euro que reciben en prestaciones, una aportación superior a la de los nacidos en España.

«También es población en edad de procrear y cuenta con una cultura diferente que se traduce en un mayor número de hijos por mujer», añade Giménez. En este sentido, Sueiras alerta de que, aunque es cierto que las inmigrantes tienen más hijos, «este efecto se agota rápidamente, porque asumen el aspecto cultural del número de hijos casi en una generación. Es decir, que las hijas de inmigrantes tienen pautas de maternidad cada vez menos parecidas a las de sus madres y más parecidas a las de las españolas».

Jamila Amahjour, una mujer marroquí de 60 años llegada de Tetuán a finales de los ochenta, ya ve esa tendencia en su propia descendencia. Su hijo Hakim, de 28 años, sanitario de profesión -el mayor de dos hermanos- ya le ha dicho que no está interesado en tener hijos. «Pero la verdad es que también en Marruecos, salvo la población de las zonas más rurales, se tienen menos hijos desde hace tiempo».

Alberto y Rebeca

«Conciliar es difícil; nosotros hemos tenido suerte»

Alberto Martínez, un murciano de 37 años que hace once meses fue padre por segunda vez, ve tras esta tendencia a tener cada vez menos hijos la confluencia de varios motivos. Fundamentalmente tres. El primero es el económico. «La situación es complicada para los jóvenes. Nosotros en eso no hemos tenido problema, pero otras parejas que van más justas se ven frenadas», afirma. «Luego está la conciliación, poder dejar a los niños en algún sitio. Nosotros tenemos la suerte de tener a los padres de mi mujer viviendo justo al lado, y a los míos relativamente cerca. Si necesitamos algo, tenemos esa ayuda, pero conocemos a otros vecinos que no tienen esa facilidad».

El crecimiento vegetativo de la población se ha ralentizado en la Región y se encuentra ya en niveles prácticamente nulos

Por último, considera también que «la mentalidad ha cambiado respecto a otras generaciones. En la de nuestros padres era raro que a los 25 no hubieran criado. Ahora mucha gente prioriza otras cosas que pueden hacer que tengan menos hijos o que lo hagan más tarde».

Él y Rebeca, su mujer, siempre tuvieron claro que querían tener dos. «Tenemos hermanos, y nos gustaba la idea de que nuestros hijos también pudieran crecer así», asegura. Cuando tuvieron a Paula, su hija mayor, Rebeca tenía 30 años; en línea con la media regional para el primer alumbramiento.

En el cómputo total, la Región cuenta con la edad media de maternidad más baja por comunidades, con 31,9 años, mientras en País Vasco, Galicia, Madrid, Cantabria y Navarra ya superan los 33.

Iham Oujdi

«Intento tranquilizar a las madres. Conozco su miedo»

Iham Oujdi es otra de las mujeres extranjeras que han elevado en los últimos años la media de natalidad regional. Ella llegó con 23 años tras solicitar el arraigo familiar cuando ya estaba embarazada de Houda, la primera en llegar al mundo de los tres hijos que tiene.

Su marido, de origen marroquí, llevaba ya cinco años trabajando en San Javier, donde residen. Al de Houda le siguieron los nacimientos de su hermano Taha, un año después, y de la pequeña, Sara, que hoy tiene 12.

Alham Oudji (dcha.) y su hija de 19 años, Houda Taibi, fotografiadas esta semana en Murcia. Javier Carrión / AGM

Si ser madre es complicado, todavía lo es más serlo lejos de tu país de origen. Ella recuerda bien cuando llegó tras abandonar sus estudios universitarios en Ciencias Económicas, el desconcierto que sintió cuando se vio embarazada en San Javier, «sin saber el idioma, ni los recursos que había». Tuvo que aprender a desenvolverse casi por señas para recibir los cuidados médicos y el seguimiento que requiere la gestación. «Tenía que ir sola al médico porque mi marido trabajaba. Me apunté a clases de español y empecé a ver la televisión siempre con un boli en la mano para apuntar palabras».

Iham conoce bien la problemática de las madres extranjeras, ya no solo por su experiencia personal, sino también por su trabajo como mediadora en el proyecto 'Mujeres seguras y libres' de la ONG Columbares, financiado por el Ministerio de Inclusión, Seguridad Social y Migraciones y el Fondo Social de la Unión Europea. «Sé el miedo que tienen. Trato de tranquilizarlas, de ayudarlas en esos primeros momentos», señala tras salir de prestar ese servicio en el hospital Materno-Infantil de La Arrixaca. También trata, siempre que puede, de transmitir a la población inmigrante la importancia del esfuerzo a la hora de conquistar un porvenir mejor. «Mi hija me ha demostrado que se puede», dice orgullosa mirando a su hija. «Si trabajas, llegas».

A sus 19 años, Houda, la hija de Iham, cursa primero de Adminsitración y Dirección de Empresas en la Universidad Politécnica de Cartagena, donde se centra en «sobrevivir a los exámenes» y «mejorar los idiomas». Es lo que su madre le ha enseñado. Lo mismo que intenta trasmitir a todos los jóvenes con los que tiene la ocasión de hablar: que el sacrificio tiene recompensa. «Si yo que soy inmigrante de primera generación, lo he conseguido, tú lo vas a conseguir seguro», les dice.

Aunque muchos encontrarán obstáculos por el camino, advierte Jamila Amahjour. «Las oportunidades educativas son las mismas que para los autóctonos, pero muchos jóvenes no tienen el respaldo familiar necesario», cuenta. «O llegan solos o están en familias que vienen de zonas muy pobres y se ven obligados a meterse a trabajar en el campo muy pronto para ayudar en casa».

Como técnica de acogida, ella también procura mostrarles que hay otras puertas por cruzar. Su futuro será también el futuro de la Región de Murcia.

Una fractura territorial: el Noroeste se vacía y Murcia se satura

«En la evolución de la población de la Región encontramos contrastes bastante abultados que están produciendo un importante desequilibrio demográfico», alerta el geógrafo e investigador Rubén Giménez, que forma parte del grupo de transferencia de conocimiento 'Sociedad, Territorio y Patrimonio' que coordina Ramón García Marín, catedrático de Geografía Humana de la UMU. «Podemos encontrar municipios en el Noroeste donde el crecimiento vegetativo es negativo, sobre todo Moratalla, con datos de población muy envejecida y cifras de crecimiento vegetativo muy malas», destaca.

También Caravaca de la Cruz, Cehegín, Calasparra, la zona del Valle de Ricote o municipios como Abanilla han tenido pérdidas de habitantes dentro del crecimiento que de media ha experimentado la Región. En contraste, hay otras áreas de mayor desarrollo económico y poblacional, como, por ejemplo, los diez municipios que conforman la aglomeración urbana de Murcia -Murcia, Alcantarilla, Alguazas, Archena, Beniel, Ceutí, Molina de Segura, Lorquí, Santomera y Las Torres de Cotillas.- , que ya suponen casi la mitad de toda la población de la Región de Murcia. En concreto el 45%, con 674.766 habitantes.

Esa doble realidad queda de relieve al ver la densidad de población de la Región, de 139 habitantes por kilómetro cuadrado, y compararla con la de algunas zonas de Moratalla, donde cae a menos de 8. «Eso está por debajo del umbral que la Unión Europea considera como áreas en peligro de desaparición -alerta Giménez-. Es un auténtico desierto demográfico que se asemeja en cifras a zonas de otros países donde las condiciones climáticas apenas permiten la vida».

Las consecuencias, advierte el investigador, son «sobre todo negativas, porque no hay una cohesión territorial, con problemas tanto en las zonas despobladas, como en las superpobladas». Este fenómeno, además, «se retroalimenta con la desaparición de empleos y actividades, el cierre de infraestructuras y la decadencia económica de las zonas que lo sufren, lo que dificulta los flujos de regreso y las inversiones».

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