El UCAM juega con fuego sin llegar a quemarse y vence al Falco

Ahora, el UCAM colapsa el liderato de un grupo L del 'top 16' que comandan con dos victorias y una derrota tanto este como el Nymburk y el Nanterre. De este modo, los de Sito Alonso vuelven a depender de sí mismos para alcanzar el liderato del grupo, gran objetivo de esta antesala de unos cuartos de final a los que solo el primero llega con ventaja de pista en una eliminatoria el mejor de tres partidos.

Un partido, este de Szombathely, parecido al de Granada para el UCAM en cuanto a lo ambivalente de su imagen. Empezó arrollando, dejó que un Falco entregado a Perl y con segundas oportunidades en el rebote se le acerca, volvió a poner tierra de por medio antes del descanso y en la segunda parte, fue empatado en el último cuarto y en la primera prórroga desaprovechó seis puntos de ventaja a menos de dos minutos del final.

Mucha dependencia mostró el UCAM en sus titulares en Hungría. En un partido que necesitó de dos prórrogas para resolver su ganador, el que peor parcial tiene en pista de los cinco hombres que empezaron el partido para el UCAM es un +12. El mejor en este apartado, un Hakanson imperial con 21 puntos, la sangre helada en los tiros libres y una gran dirección para hacer ganar a los de Murcia por 31 de diferencia en los 35:55 que estuvo en pista, en un sangrante contraste con el -18 de Sant-Roos.

Con esta primera unidad el UCAM puso una prematura ventaja de dos dígitos (9-20, minuto 7), pero volvió del tiempo muerto local con tres cambios en su quinteto y terminó el primer cuarto solo una posesión por delante (19-22). Perl, que siempre sale desde el banquillo pese a ser el mejor del Falco, fue poco a poco soltándose es sus uno contra uno de mucho más talento que físico hasta empatar (25-25, minuto 13). Pero el impacto en ambos aros del debutante Antetokounmpo en Champions, y la vuelta de los titulares, con Gates ya en tres triples, ponía otra vez cierta tierra de por medio al descanso, minimizando el problema del cierre del rebote (38-46).

Que la diferencia de resultado entre unos quintetos y otros en pista pueda hacerse tan notable es, en la mayoría de casos, por elementos circunstanciales. Pero en Szombathely fue una constante para un UCAM que en la reanudación no tardaría en recuperar los diez puntos de diferencia con cinco seguidos de Hakanson (47-57, minuto 27). Pero el gran golpe seguía sin llegar. Y dos mates seguidos y demasiado gratuitos de Keller revivían los ánimos en el Arena Savaria, donde Sant-Roos seguía sin dar con la tecla, Konakov pedía a los suyos pasarle los bloqueos por detrás y ninguna canasta murciana más en juego llovía en este tercer cuarto (55-58).

Si antes fue Antetokounmpo, ahora era Radebaugh quien emergía a tiempo para evitar que el Falco materializara su remontada con dos triples en treinta segundos y dos canastas más cuando en los tres periodos anteriores no había ni anotado. Pero lo que podía haber sido dinamita para el partido se quedaba en fuegos de artificio, pues el UCAM recibía canastas muy rápidas y fáciles, y Sito Alonso era objeto de técnica por retrasar un cambio con el saliente Stephens donde no podían detenerse a dialogar (65-68, minuto 33).

Con canastas muy fáciles por un lado, y agónicas por el otro, el UCAM se bastaba encontrado siempre la necesaria para acercarse a la victoria. Pero falló todos sus tiros en los tres minutos finales, tuvo cuatro tiros libres y se dejó dos por el camino, y dos mates de Popovic, uno tras robo a Hakanson y otro por mala comunicación defensiva, empataban. Ennis tuvo la última, pero fue taponado en una penetración de él contra el mundo.

42 minutos de partido tardó el Falco en ponerse por delante. Y, de nuevo, con el siempre oportuno Popovic (79-77). En un comienzo de tiempos extra todavía torpe para el UCAM, los tiros libres de Hakanson eran el salvavidas al que agarrarse hasta dos triples seguidos de Gates en situaciones casi idénticas (79-85, minuto 44). Pero, otra vez cuando más estaba en la mano, el UCAM sufría con dos malas defensas, en especial una segunda que dejó absolutamente liberado a Varadi en el triple, y con los tiros libres. Kurucs fallaba otro de su serie (84-86, 18 segundos) y, en el otro lado, quién si no, Popovic, empata tras rebote ofensivo, no anotando Radebaugh lo que cinco minutos antes también falló Ennis.

Pese a lo conservador de su rotación, un UCAM que no quería volverse de Hungría con cara de tonto corrigió a base de intensidad sus fallas defensivas, lo que más le estaba privando de la victoria, y pudiendo volver a su ofensiva de pocos segundos se sintió libre de nuevo. Birgander era un seguro en el rebote y las canastas que hacían daño eran las murcianas, como un triple de Hakanson después de rebote ofensivo y finta (88-93, minuto 48). Con el Falco rendido, un equipo murciano consciente de la importancia de cada punto actuó como tiburón que huele la sangre y se llevó por una nada desdeñable diferencia un partido de altísima exigencia para volver a hacer depender de sí mismo su futuro en la competición.