Mucho revuelo fue el que se montó cuando, al término del tercer partido de la pasada final de Liga Endesa ante el Real Madrid, los ... jugadores del UCAM contorneaban la pista para agradecer y despedirse de sus aficionados tras tan histórica temporada 2023-24 y, un usuario en X (@_perdi), grababa el momento en que pedía a Todorovic «un año más» y este le respondía con una sonrisa y mostraba dos dedos de su mano. Antítesis del jugador tribunero, su interacción con la grada se tomaba bajo sospecha, la misma bajo la que vive permanentemente el talento.
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No en vano, desde que en 2015 salió de la Liga Endesa, la de Murcia la cuarta vez que regresaba a nuestra competición y en ninguna de las tres anteriores había renovado. No lo consiguió en 2019 el Joventut, club de cuna en España, y en 2021, con el Betis, no estuvo ni cerca de comerse el turrón, tentado por el regreso a un baloncesto chino en el que ha hecho carrera y muchos ceros en su cuenta. Pero renovó por una temporada más y otra opcional.
En diciembre de 2023 el UCAM le había rescatado por penúltima vez para un baloncesto más competitivo que al que un desapasionado jugador de corte antiguo se había acostumbrado en el lejano Oriente. El UCAM se ha consolidado como un club que se lo pone fácil al jugador, y aterrizar ya con un rol importante como era el de suplir a Birgander y para el entrenador con el que había alcanzado su mejor versión en Bilbao podía merecer la pena.
Aquel jersey negro de cuello no engañaba. Tres días después de la lesión de Birgander, Todorovic presenciaba, de largo, el partido de su nuevo equipo ante el Derthona en Champions League. Llegaba con algún kilo de más, más difíciles de camuflar cuando le tocó vestirse de corto. Pero la clase no se trabaja en el gimnasio y, como la velocidad a la que funcionan las neuronas es más importante que la de las piernas, no tardó en mostrase indispensable.
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El partido en el que el UCAM hizo matemática su presencia en la Copa del Rey fue su primero con minutos reales. En la victoria en Santiago, Todorovic fue el más valorado del UCAM con 24 créditos en 17 minutos y acciones de las de pasárselo bien jugando con la anaranjada.
Cogió la velocidad de crucero del equipo, en sus manos estuvo un triple que podía haber dado la sorpresa de la Copa ante el Real Madrid, en febrero fue el 'MVP' de la Liga Endesa y quién sabe qué hizo que no fuera escogido el mejor pívot de una Champions League que dejó al UCAM como único equipo de la 'Final Four' sin representación en el quinteto ideal de la temporada, pese a que sus 13,3 puntos y 4,8 rebotes por partido eran mejores que los 10 y 4,2 de Kravish.
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Su temporada sufrió un frenazo en seco con su lesión en un tendón de Aquiles. En agosto volvió de vacaciones con una forma física que nada tenía que ver con la que llegó a Murcia. Pero algo pasó, que este no era el Todorovic del año pasado. Las cosas no le salían, seguían sin hacerlo y él mismo terminó por pensar que no saldrían. Sea por la baja compatibilidad con Birgander, por el miedo a haber dejado atrás realmente una lesión de las que amenazan carreras, o por lo que sea. La luz se había apagado en su baloncesto de salón y no se encontraba la toma de corriente.
Él era el primero en saberlo y, con la posibilidad de haber salido semanas antes, quiso seguir intentándolo. En Murcia le acompañaban su mujer y su hija y la familia Todorovic se había adaptado perfectamente a la vida en una ciudad que gustaban de descubrir a pie. Pero este año el toro no había venido de cara, símil recurrente para su caso en el club, y Curro Romero había dejado de torear.
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