RUBÉN SERRANO
Domingo, 17 de febrero 2019, 10:37
No fue el bullicio de las doscientas personas que abarrotaron las gradas. Ni el ir y venir de los aplicados recogepelotas. Ni siquiera el fuerte viento que agitó la mañana, a veces soleada y casi siempre helada. Lo que realmente levantó este sábado el polvo de ladrillo de la pista número uno del Club de Tenis Cartagena, esa que cuida desde hace más de una década el dominicano Giovanni Guzmán, fue la absoluta lección que dio el tenista Sergio Gutiérrez. Los cartageneros, acostumbrados al verde del Cartagonova y al parqué del Palacio de Deportes, disfrutaron del caviar de primer nivel en la tierra batida de la calle Pintor Balaca, en la final de la 69º edición de la Copa Challenge-Trofeo Ciudad de Cartagena.
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El torneo es uno de los más longevos de España, solo superado por el Conde de Godó y el Ciudad de Valencia. Como es una competición puntuable por la Real Federación Española de Tenis, durante una semana se pasaron por allí muy buenas raquetas del país. La mejor, sin duda alguna, fue la del alicantino Sergio Gutiérrez: era el cabeza de serie número 1 de la Copa Challenge, el gran favorito, y este sábado dio una auténtica exhibición, para deleite de los presentes. Con sus saques directos, sus dejadas y su mortal golpe de derecha, despachó por la vía rápida al catalán Albert Roglan (6-0 y 6-3). En apenas una hora, el actual número 17 en el ránking nacional se hizo con su segunda Copa Challenge. Ya la ganó en la edición de 2017. No participó en la de 2018.
Lo cierto es que el meneo de 'Guti' a Roglan se veía venir desde antes del partido. El viernes, al catalán se le hicieron casi las nueve de la noche para superar su semifinal, ante Sergi Pérez. Jugó durante casi tres horas y ese esfuerzo extra en las piernas (perdió el primer set, el segundo lo remontó, tras ir 1-4 por debajo, y ganó 6-4 el tercero) se notó. Gutiérrez, en cambio, se dio un garbeo contra Hugo Largo, descansó más y compareció en la pista mucho más fresco. El cansancio de Roglan era evidente: recurrió al agua desde el principio y pareció sentir molestias en la zona del codo.
Pero aun así, el chico merece más elogios que reproches. Tiene 20 años, es el 297 de España, miembro de la Academia David Ferrer y su presencia en la final ya fue una auténtica sorpresa para todos. Venía de la fase previa y, para su recuerdo, se lleva unas cuantas ovaciones del público del Club de Tenis Cartagena y varios puntos reñidos a Gutiérrez. Sacó garra. Pundonor. Y eso lo vio y agradeció el público. Con 'Guti', que dejó golpes magníficos, poco más se puede hacer. El alicantino incluso subió a rematar a l a red varias veces. Raquetazos potentísimos y derechazos endiablados. «Madre mía, qué barbaridad», se escuchó entre el público.
Mucho más festejada fue la victoria de Lucía Cortez, en la final femenina. No se organizaba una desde 1993 y la prometedora chica, de 18 años, no falló a los pronósticos. La alicantina, con licencia en el Club de Tenis de Valencia, era la cabeza de serie número 1. Delante estaba la número 2, la madrileña Ainhoa Atucha. Esta final, que abrió la jornada, fue mucho más disputada. Por momentos, a las chicas les pudo el nerviosismo: se vieron golpes precipitados, decisiones tomadas a la ligera cerca de la red. Cortez lo llevó mejor y por eso ganó la primera manga, por 6-3. En ese momento, Atucha se vio fuera del partido: pidió la ayuda de los fisioterapeutas y, hasta el último golpe, no dejó de resentirse del antebrazo izquierdo.
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En uno de sus fallos, la tenista, de 25 años y del Club Internacional de Tenis Monte del Pilar, gritó: «¡Madre mía, que partidito estoy haciendo!». Tal vez eso fue lo que la animó a venirse arriba, porque Atucha resistió el dolor como pudo y mostró su mejor tenis en el segundo set. Del 4-1 para Cortez, la madrileña recortó a 4-3. El partido quedó más reñido, pero la alicantina lo tenía ya casi hecho y logró el triunfo por otro 6-3. Rápidamente, acudió a festejarlo con su familia, presente en la grada, y le dio un abrazo a su madre y entrenadora, una emocionada Tita Llorca que atendió a 'La Verdad'.
«El trato que hemos recibido ha sido estupendo. Estos puntos nos valen para sumar en el nacional y con el premio [en metálico, de 1.000 euros, lo mismo que recibió Gutiérrez] vamos a poder costear los torneos internacionales. Estamos muy contentas, nos han tratado muy bien y, si el calendario nos lo permite, volveremos el año que viene», dijo.
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