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Entró por la puerta grande en el cuadro final del Open de Australia el murciano Carlos Alcaraz (El Palmar, 17 años) y todas las miradas del tenis mundial se han posado inmediatamente sobre él. Ya levantaba interés. Ahora más. Otros 15 jugadores sellaron su billete a Melbourne este miércoles en Doha, donde se ha disputado la 'qualy' del primer Grand Slam del año. Fueron Ferreira, Karatsev, Stakhovsky, Ymer, Halys, Coppejans, Mmoh, Machac, Troicki, Safiullin Van de Zandschulp, Cressy, Tomic, Laaksonen y el español Mario Villela (Elche, 25 años). Sin embargo, apenas se habló de ellos. La sacudida provocada en el circuito ATP por Alcaraz es de tal magnitud que solo hay ojos para él.
Tiene golpes de Federer y una actitud en pista que recuerda a Nadal. No es el típico jugador español que sabe pasar bolas sobre tierra. Es mucho más. Ni siquiera ha llegado a la mayoría de edad y ya juega con el aplomo de un veterano. Disfruta en la red y la pista rápida no se le atraganta. Para nada. «La gran esperanza del tenis español irá a Melbourne», destacó la organización del Open de Australia este miércoles. Más allá de la expectación que siempre levantan los Djokovic, Nadal, Thiem, Medvedev, Tsitsipas o Zverev, este año todos quieren saber si Alcaraz, el chico que quema etapas a todo trapo, se convierte o no en la gran revelación del primer 'Major' de la temporada.
El camino del murciano hacia el Open de Australia más insólito de la historia, marcado por las restricciones que impone la crisis del coronavirus, va a ser especial. Para empezar, viaja ya –tres semanas antes del inicio del torneo– a Melbourne, donde tendrá que guardar una cuarentena obligatoria de 14 días un hotel, del que solo podrá salir durante cinco horas al día para entrenarse. El esfuerzo merecerá la pena. Le espera un debut en las pistas del Melbourne Park (8 o 9 de febrero) y un premio en metálico de 100.000 dólares australianos solo por disputar la primera ronda, cantidad récord en su todavía incipiente carrera.
Pero Alcaraz no va de turismo a Australia. Juan Carlos Ferrero, su entrenador, no quiere correr y no va a meter ninguna presión a su jugador. «Pero vamos a competir y con la idea de ganar ese primer partido, nos toque enfrentarnos a un 'Top 10' o a un 'Top 50'. Nosotros no tenemos ninguna preferencia», aseguró ayer Ferrero en una entrevista concedida al portal especializado de tenis 'Punto de break'.
«Tenemos que planificar rápidamente los entrenamientos y la cuarentena en Australia ya que es algo inusual. Van a ser quince días muy raros y va a ser muy importante llegar lo más fresco de cabeza posible al torneo», añadió el entrenador de un Alcaraz que disputará el ATP 250 de Melbourne, torneo preparatorio del Open de Australia que se jugará entre el 31 de enero y el 6 de febrero. Los españoles Feliciano López, Pablo Andújar, Pedro Martínez, Albert Ramos y Roberto Carballés también participarán en este ATP 250 previo al primer Grand Slam del curso.
Alcaraz no renuncia a nada en la primera gira oceánica de su vida. Su cuerpo ya se ha ya estirado hasta el 1,85 y su tenis es siempre agresivo de principio a fin. En pistas rápidas como las del Melbourne Park se desenvuelve de maravilla en todos los planos. «Hay que ir con calma y transmitírselo a él. Nosotros no buscamos récords de precocidad, sino seguir mejorando para poder llegar a competir contra los mejores», apuntó Ferrero.
Mientras tanto, el propio Alcaraz se felicitó ayer por su éxito en la previa del Open de Australia, aunque recordó que «todavía tengo muchas cosas que mejorar». En una entrevista en el diario 'As', el murciano se mostró ambicioso. «Mis sueños son ganar un Grand Slam y ser número uno del mundo. Eso es lo que quiero y para lograrlo me falta mucho y tengo que ir muy despacio. Voy a Australia para mejorar y crecer como jugador y como persona. No debo ir muy rápido. Lo que venga, bienvenido sea, pero si no, aún tengo mucho margen», confesó.
Lo único negativo es que su familia no va a poder acompañarle y las restricciones por la pandemia le están obligando a vivir estos momentos tan especiales demasiado solo, lejos de sus padres, hermanos y amigos de Murcia. A todos ellos, a los compañeros de la Academia de Villena y a su novia, dedicó Alcaraz sus triunfos de esta semana en Doha.
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