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María Jesús Peñas
Viernes, 21 de marzo 2025, 01:14
Quien a día de hoy ostenta la presidencia de la Real Federación Española de Golf (RFEG), Juan Guerrero-Burgos (Madrid, 1955), lo confiesa: «Cuando tuve mi primer contacto con el golf me pareció dificilísimo». Tenía unos 16 o 17 años. Esta declaración se la hace a LA VERDAD «en la que es mi primera entrevista de fondo con un medio de comunicación» –nos asegura el dirigente federativo– y en la que es también su primera visita institucional a una Territorial como máximo responsable de la Nacional. Un cargo que ocupa desde hace poco más de tres meses. «Sí. A la Región de Murcia. Un compromiso que adquirí durante el Open de España del año pasado y que he podido cumplir ahora en marzo. Soy un hombre de palabra».
En la agenda de trabajo, y con el presidente de la Territorial murciana Juan Carlos Martínez Vera como anfitrión, estaba reunirse con los responsables del buque insignia de la Comunidad en cuanto a producto turístico de golf se refiere –La Manga Club– que es además la sede bienal del prestigioso Campeonato de España Infantil, Alevín y Benjamín dependiente de la RFEG y, con miembros de la Asociación de Empresarios del Golf de la Región de Murcia (Aegolf); un encuentro que se produjo a media mañana del pasado 13 de marzo, en la sede federativa y durante dos horas. Una reunión en «la quiero que me pregunten lo que quieran y darme a conocer. Que me planteen sus cuestiones. Escucharles y transmitirles que no hay grandes cambios. La mía va a ser una línea continuista», anticipaba a este medio Guerrero-Burgos.
A primera hora de ese mismo jueves tuvo la entrevista con LA VERDAD –también apalabrada– frente a un café y en la visita de este abogado de profesión a la única instalación federativa con la que cuenta la Comunidad murciana desde 2021. El 'pitch and putt' de MontePríncipe –que recorrió andando junto a Martínez-Vera– y que conoce bien. Porque aunque Guerrero-Burgos lleva tan solo en el cargo de presidente desde el pasado 17 de diciembre, es un hombre de la casa.
Su vínculo con la Nacional se inicia en 1997 como asesor jurídico externo. Un fichaje de Emma Villacieros (entonces la presidenta de la RFEG) y de Luis Álvarez de Bohorques, a quien años después Guerrero-Burgos sustituye como secretario general de la RFEG (en 2020). De aquellos intensos años, en los que es también secretario del club Puerta de Hierro (del 1994 a 2006), recuerda una prolija etapa de convenios y acuerdos tanto de ámbito nacional como con las propias territoriales. De hecho, en 2010 se le reconoce por esta amplia, laboriosa y provechosa labor federativa, con la Medalla de Oro al Mérito de Golf de la propia RFEG.
A la pregunta de cuál puso ser el convenio más significativo de aquellas décadas de trabajo, no duda. «El Centro Nacional de Golf (Madrid). Fue un duro parto. Nos dieron un vertedero y Emma, con mucho tesón, consiguió cerrar tanto con el Gobierno como con la Confederación Hidrológica un acuerdo para convertir aquello en un espacio deportivo, social y medioambientalmente sostenible, que Gonzaga (el anterior presidente) ha mantenido y estimulado», recalca muy consciente del gran valor que atesora esta instalación inaugurada en 2006. Un campo modelo y urbano. «Un espacio de todos y para todos», recalca.
Si ya en su discurso de proclamación como presidente de la RFEG recordaría la importancia «de construir instalaciones que acerquen este deporte al ciudadano», en su visita a Murcia lo reiteró. «Es importante promocionar los campos públicos. Unos han salido bien y otros no...», asume, recordando la delicada situación que pasó la Federación Catalana de Golf con el campo de Can Sant Joan. Un recorrido inaugurado en 1994, como campo público y que casi termina lastrando económicamente a su Territorial. La Nacional salió en su ayuda. «Los campos públicos son la fórmula para acercar el golf al ciudadano (...) y porque el dinero con el que contamos es de todos», dice acentuado ese «todos» el presidente. Y reitera, que «la RFEG está al servicio de las Federaciones Autonómicas. Somos el instrumento de donde beben todas las Territoriales gracias a las Federaciones grandes». Y es que el presupuesto de la Nacional se nutre en un 78% de las licencias federativas de todo el territorio, mientras que el resto proviene del subvenciones oficiales y patrocinios.
En este punto Guerrero-Burgos tiene muy claro que hay que regirse por un criterio de solidaridad «muy fácil de entender. Si cada territorial gestionara solo su propio presupuesto, y es inviable que haya transferencias de unas a otras nos haría más débiles como conjunto. Si algo tiene este deporte es su unidad. Esa es mi visión del golf. Sin ideologías; aquí se juega en equipo», asegura, en la creencia de que éste ha sido además uno de los legados de Gonzaga Escauriaza, su predecesor. Y que queda reflejado en la buena sintonía que existe entre los presidentes de las Territoriales y la Española. Guerrero-Burgos adelanta que se abordará el conceder a la Territorial murciana el título de real. Y sobre el campo público de MontePríncipe aseguró que su propósito es «colaborar con la murciana para ayudarla a que este campo se sostenga (sigue sin ser autosuficiente). Vamos a darle un tiempo y a valorar si es un dinero bien empleado». Y en el aspecto deportivo valoró que se trata de «un recorrido técnico. Un campo exigente, en el que quien juega bien se va a divertir», afirmó mientras Martínez Vera le apostilla; «además, el golf se gana en los últimos metros. Y no hay mejor escuela que estos hoyos». La Territorial y la Nacional se dan este segundo mandato de Martínez Vera para valorar el futuro de MontePríncipe.
Aquella sensación de «dificilísimo» que tuvo aquel joven madrileño en 1972 cuando dio su primera bola de golf, sucedió en La Manga Club. «Sí (sonríe). Fue aquí donde di esa primera bola». Y como suele suceder «cuando insistes y llegas a dar un golpe bueno.., te enganchas». Guerrero-Burgos ha llegado a ser hándicap 9. Y se le dibuja de nuevo una sonrisa de niño al recordar aquella primera sensación. «Estuve en la inauguración de este complejo. En ella participó Manolo Santana (el director del centro de tenis de La Manga Club por entonces)», y como espectador de excepción de sus primeros golpes, Gary Player, quien fuera el primer director de golf del resort.
Casualidades de la vida y de la rica historia de un complejo tan laureado en toda Europa. «Mi tío Manuel Guerrero-Burgos era el representante en España del empresario norteamericano Gregory Peter (el padre de LMC) y... por eso estaba yo allí en aquel momento», nos revela. 53 años después ha vuelto como presidente de una Nacional a la que espera incorporar «sin falta a la digitalización. Es una prioridad para mí». La reunión con la Aegolf fue productiva. Se habló de agua, turismo y crecimiento. Y de que el golf es una cuestión de unidad. De equipo.
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