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Un líder en la zaga. Tekio, este viernes en Alcantarilla. Guillermo Carrión / AGM
El último baile de Tekio, el lateral de los cuatro ascensos
Fútbol

El último baile de Tekio, el lateral de los cuatro ascensos

El veterano jugador de Molina de Segura se despide del fútbol con el objetivo de mantener en Tercera al Alcantarilla, tras una carrera brillante

Antonio Zomeño

Domingo, 30 de marzo 2025, 11:00

Dos ascensos a Primera División, otro par a Segunda y el título honorífico de «animador de barbacoas» acumula en su palmarés el jugador con más partidos disputados en la historia del UCAM Murcia. Sergio Blázquez, Tekio (Molina de Segura, 34 años) es un entrenador encerrado en el cuerpo de un futbolista; un míster que te la pide al hueco mientras gana la línea de fondo.

No es que Tekio sea jugador-entrenador, aunque algún compañero ya se lo deja caer entre bromas. La veteranía que aporta su dilatada experiencia en la élite ha convertido al lateral en la voz del vestuario. El líder del Alcantarilla dentro y fuera del campo, donde apenas dos meses después de su llegada, que le sacó de un retiro «que no sabía nadie», ya viste el brazalete de capitán. No le han nombrado como tal; el rol le ha llegado de forma genuina, natural, a su imagen y semejanza, como todo en sus más de quince años de carrera.

Tekio salió de la Región por primera vez con apenas 20 años, cuando el filial del Valladolid se fijó en el incombustible lateral derecho del Costa Cálida al que tenías que regatear cuatro veces para perder de vista. «La opción se dio sin buscarla. Estuve en el sitio adecuado y en el momento correcto», narra Tekio, que enamoró a Djukic tras la lesión del lateral titular del primer equipo y se encontró, de la noche a la mañana, debutando en Segunda División contra el Córdoba en 'el estadio de la pulmonía'.

«El fútbol te exige vivirlo y respirarlo. Decidí retirarme, ya no me apetecía pasarlo mal», cuenta Tekio, de 34 años

Vuelta al fútbol de barro

«De golpe, me vi en Las Palmas defendiendo a Vitolo; a Orellana en el Celta, y a un gran nivel», pero una cláusula, por la que si disputaba diez partidos con el primer equipo del Valladolid pasaría a cobrar un contrato profesional, frenó de golpe su progresión. Todo un año entrenando sin jugar un solo minuto más desde aquellas nueve titularidades en los primeros once partidos. «El entrenador me quería poner pero dieron la orden desde los despachos. Decidí dar un paso atrás y volver a Murcia», explica Tekio.

De vuelta a la Región en enero de 2013, el lateral derecho recaló en un UCAM Murcia condenado al descenso a Tercera, pero Tekio no quiso escuchar los cantos de sirena que llegaban desde Cartagena. Apostó por la continuidad del proyecto y, tres temporadas más tarde, consiguió el ansiado ascenso a Segunda, donde se convirtió en el jugador con más partidos disputados en la historia del UCAM. «El club creció y yo con ellos. Volvimos al fútbol profesional de la mano», cuenta Tekio, que todavía se lamenta por aquella última jornada donde rozaron la permanencia.

Tras el descenso con el UCAM, el lateral recaló en un Elche que vagaba por la Segunda B. Tres años más tarde, donde visitó templos del fútbol mundial como San Mamés o el Metropolitano, Tekio dejó al cuadro ilicitano en Primera División. «Es un club grande, con historia. Llegué en un momento delicado y lo dejamos en la élite. Le dimos la vuelta a la injusticia que había vivido la ciudad», concluye.

La impotencia de las lesiones

Una temporada «de mochilero» por la Superliga griega, seis meses duros a nivel mental en Logroño, un retorno a casa para intentar una última machada con el UCAM y la agónica desaparición del Mar Menor. El currículum de Tekio desde aquellos años «maravillosos» en Elche ha estado marcado por una pelea contra su propio cuerpo. Una lucha silenciosa, un proceso semanal «muy duro a nivel mental» para intentar llegar en forma cada fin de semana. «Llega un momento en que ya no te apetece pasarlo mal, todos esos sacrificios... El fútbol te exige vivirlo y respirarlo», comenta.

El final de la pasada campaña fue un punto de inflexión. Su cuerpo dijo 'basta'. A falta de tres jornadas, se rompió un tendón que le tuvo en el dique seco durante seis meses. Este verano firmó por el Torrellano, pero ya no era lo mismo. «Ya no disfrutaba el día a día, siempre con dolores», explica Tekio. «Decidí retirarme. No lo sabía casi nadie, ni mi familia; solo se lo dije a mi hermano y un par de amigos». Pero el último día de mercado, tras una semana de llamadas con esos amigos, decidió descolgar las botas e intentar ayudar al Alcantarilla a conseguir la permanencia en Tercera.

Antes del duelo de este domingo, ocho puntos separan al cuadro rojiblanco de la salvación a falta de siete jornadas. «La situación es complicada, pero a mí me tienen que matar», declara Tekio, que afronta estas siete finales con la incertidumbre de quien no sabe qué deparará el futuro, pero con la seguridad de haber agotado el ámbito de lo posible: «Estoy abierto a todo y sin miedo a nada». Mientras decide su futuro, este futbolista dotado de la mente de un entrenador dirige un equipo alevín en su Altorreal natal, donde ha despertado el gusanillo de los banquillos. Antes de cada entrenamiento, pasa por delante de la placa que bautizó el 'Campo Municipal Sergio Blázquez, Tekio': «Ojalá, dentro de unos años, me lo quite algún jugador del Altorreal que llegue a la élite. Significará que lo hemos hecho bien».

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