Lulu Rodríguez, un malagueño con una misión en el Lorca Deportiva

Para una parte de la plantilla este supone el momento de las rutinas de recuperación, el obligado paso por la ducha y a pensar en el próximo día. Pero a nuestro protagonista, José Luis Rodríguez, 'Lulu' (Málaga, 1990), nuestra conversación le recorta horas de gimnasio. Pese a sus 34 años, el zaguero del Lorca Deportiva exhibe un porcentaje de grasa corporal más propio de un culturista en vísperas de una competición que de un futbolista de Tercera. «Los compañeros dicen que es genética pero de genética, nada», sonríe Lulu con la ironía de quien ha sufrido las horas de gimnasio. «Al final, si no te cuidas, el fútbol te echa. Yo no quiero que me eche el fútbol; quiero retirarme cuando lo decida», asegura con la mirada rebosante de determinación. Aunque esa retirada, por su estado de forma actual, parece más lejos de lo que sí estuvo en alguna que otra ocasión.

Su doblete del pasado domingo ante el Bullense valió para hacer campeón de invierno al Lorca Deportiva; invicto desde la llegada de Sebas López al banquillo blanquiazul y lanzado hacia el ascenso directo: «Es nuestro objetivo desde el primer momento: ser campeones», responde Lulu con naturalidad.

El equipo tiene una final esta tarde en La Arboleja (16.30 horas), donde espera un Cieza venido a menos, pero llamado también a pelear por el ascenso. Es el partidazo de la jornada en el grupo XIII de Tercera División. «Son ellos los que tienen la presión de recortar puntos», explica el central. «Tenemos que saber jugar con ese tipo de cosas, que son las que crean a un equipo campeón. Vamos allí a hacer nuestro partido y ganar».

Durante nuestra conversación, llevada a cabo tras el entrenamiento de este jueves, el ambiente festivo del vestuario permea la sala de prensa del Artés Carrasco, hasta donde llegan las risas y los gritos propios de una sesión de recuperación con bañera de hielo. «Menos mal que esto es escrito. Si fuera grabado, con el griterío que hay, los escuchas más a ellos que a mí», comenta Lulu entre risas.

Cuando bromea, su acento malagueño se desata. No es que el resto del tiempo lo oculte, pero los años del fútbol nómada, inevitablemente, han suavizado su deje andaluz. Tras su marcha del filial del Recreativo de Huelva, precedida por una «aventura» fugaz en el Atlético de Madrid y un año en el juvenil del Celta de Vigo, su paso por cinco equipos en cinco años le convirtieron en un futbolista itinerante, de los que se han vestido de corto a lo largo de todo el país.

«La estabilidad en el fútbol modesto es muy complicada», asegura Lulu. «Nunca tienes un verano tranquilo. Al final, terminaba una temporada y nunca tenía vacaciones porque siempre estaba atento al teléfono para ver dónde me tocaba ir». Hasta que encontró un equipo al que poder llamar hogar y un estadio donde sentirse local.

Lulu Rodríguez llegó a Lorca por primera vez en enero de 2017. Seis meses después, los blanquiazules consiguieron el ascenso a Segunda B, aunque recuerda aquella noche con un sabor agridulce: «Tengo una espinita clavada con el ascenso porque en el último partido me destrocé el tobillo y no pude ir al Óvalo a celebrar con mis compañeros», recuerda Lulu.

Tras el descenso a Tercera en la siguiente campaña, marcada por problemas extradeportivos que «se transmitieron al día a día y a los resultados», un Lulu de 27 años, en la plenitud de sus capacidades físicas, tomó la decisión de dejar el fútbol. «Cuando acabé contrato con el Lorca Deportiva caí psicológicamente y no quería jugar más», expresa con gesto serio. «Nace mi segundo hijo y dejo el fútbol. La temporada ya había empezado y yo estaba en casa». La llama se había apagado y Lulu se retiraba.

Pero la llamada de El Palo FC ese mismo verano, equipo humilde de un barrio malagueño, sacó a Lulu de un retiro demasiado largo para su sed competitiva. «Allí era un extraño porque llevaba toda la vida fuera, pero me trataron como en casa y les dije que hasta que no ascendiera no me iba», narra el central del Lorca. Cinco años después, Lulu consiguió el ansiado ascenso a Segunda Federación con El Palo. «Nos costó, era muy complicado pero lo hicimos. Disfruté como un niño pequeño», asegura satisfecho.

Lulu Rodríguez había encontrado en El Palo la estabilidad que el fútbol modesto le había negado durante tantos años, pero tenía una cuenta pendiente. Al final, dicen que uno siempre vuelve a donde fue feliz. «En mi situación, era una locura salir de Málaga, pero entonces me llamó el Lorca Deportiva. Había sido tan feliz en Lorca que si había un equipo por el que me la jugaba y volvía a hacer las maletas era para venir aquí», explica un Lulu que ya peina canas, cuya familia ha aumentado, pero que siete años después de separar sus caminos se plantó en el Artés Carrasco con la misma ilusión de la primera vez.

«Mi objetivo es cumplir mi contrato y alargar mi carrera, pero quiero hacerlo aquí. Me gustaría retirarme en el Lorca», sostiene el central, cuya renovación para la temporada que viene está sujeta a la consecución del ascenso. Así que ver a Lulu Rodríguez sobre el tapete del Artés Carrasco la próxima campaña será la mejor de las noticias; significará que se ha quitado esa espinita clavada por no poder bañarse en el Óvalo ocho años atrás. «Me van a tener que comer con patatas, porque vamos a ascender», concluye entre risas, pero con la mirada encendida del hombre que tiene una misión en Lorca: volver a subir y acabar de una vez por todas con tantos años de penas en el fútbol lorquino.