El Yeclano sigue en estado de gracia y sueña con el milagro

El Yeclano está imparable y su autoestima, por las nubes. De hecho, desde que arrancó la segunda fase de la Liga ha ganado todos los partidos que ha disputado y comienza a creer con convicción en la salvación. Y eso que ayer, para jugar en Tenerife, tenía las bajas sensibles de Jesús Fortes, Oca y Perales.

Pero los de Sandroni, que doblegaron semanas atrás al Recreativo de Huelva y a Las Palmas Atlético, dieron la cara ante el colista. El técnico azulgrana tiró de futbolistas menos habituales como Tonete, Chino, Bryan Bonaba y Luispa que dieron la talla en un césped que no estaba en las condiciones adecuadas y al que se adaptó el equipo del Altiplano. De hecho, sacó el mono de trabajo para lograr una victoria que le coloca con 20 puntos en su casillero y a cuatro del puesto de salvación, a falta de que hoy juegue el Marbella, equipo que visitará la próxima semana La Constitución, en otro duelo que será vital para conseguir la permanencia. Tampoco puede fallar la semana que viene el Yeclano.

Una muestra de que el equipo de Sandroni está cargado de ambición y buena energía es que ayer, ante el Marino, volvió a remontar un marcador en contra. Lo hizo la pasada semana frente al filial de Las Palmas, y lo volvió a hacer ante el Marino, colista del grupo por la permanencia. Marcó el local Rodrigo Rivas, quien antes del cuarto de hora de juego hizo el 1-0. El Yeclano contestó con una doble ocasión de Karim, que volvió a hacer un buen papel jugando como extremo. Hasta que Tonete, que volvía a disfrutar de un partido desde el inicio, remató a la red en boca de gol una jugada del propio Karim y Luispa.

Hasta que a la hora de partido el Yeclano obtuvo el premio a su valentía, ya que los del Altiplano siempre estuvieron más cerca de la victoria. Fue tras una jugada en la que intervinieron Karim y Tonete y que finalizó Luis Castillo, el hombre para todo de Sandroni. El abrazo final de los futbolistas azulgranas demostró que el choque de ayer era una nueva final y que el ejército que dirige Sandroni cree en una proeza que es complicada, pero no imposible.