«Me quedé esperando al Cartagena»

Se fue de su ciudad con 18 años y se retiró sin volver a vestir de albinegro. En Cartagena, no obstante, vive con su familia desde que colgó las botas. Fue con 34 años, por culpa de una gravísima lesión en Lorca. «Me explotó la rodilla y me dijo el médico que si seguía jugando me podía quedar cojo. Me dolió muchísimo, porque nos habíamos juntado un grupo de amigos para devolver al Lorca Deportiva a Segunda B, el lugar que se merecía. Estaba muy bien y venía de temporadas muy buenas en Grecia, jugándolo todo y marcando muchos goles. Yo quería dejarlo cuando quisiera, pero fue el fútbol el que me obligó a terminar mi carrera antes de tiempo», lamenta. Muy pronto entrenó a ese Lorca, en Tercera, y después ha pasado por los banquillos del CD Algar y del Niki Volos, donde fue despedido el pasado noviembre.

Dice que sus dos mejores años «fueron en el Salamanca», especialmente el primero con Juan Ignacio Martínez en el banquillo. «Es un entrenador que tiene un don. Todo lo que toca lo mejora», opina del preparador alicantino, ex de Cartagena, Levante, Valladolid y Almería. También recuerda «con cariño» los 37 goles que anotó en una temporada, con solo 20 años, en el Ciudad de Murcia, en Preferente. Quique Pina era su representante y lo llevó antes al Mallorca y después al Udinese, donde no llegó a debutar. «Pero aprendí mucho. El entrenador era Roy Hodgson y en la plantilla había varios internacionales», cuenta.

Muchos le afearon que no fichara por el Cartagena y terminara recalando en el Real Murcia. Él cuenta ahora su versión de lo que pasó la noche del 9 de julio de 2009, en la víspera de anunciarse su contratación por el conjunto grana. «Me llamó David Buitrago [entonces director deportivo del Efesé] y me dijo que quería ficharme. Yo, encantado. Era el Cartagena y además suponía reencontrarme con Juan Ignacio. Mi representante les pidió rapidez y una oferta por escrito, porque ya me había comprometido verbalmente con el Real Murcia y, de hecho, a la mañana siguiente tenía que pasar reconocimiento médico y ser presentado ante los medios en Nueva Condomina. Por la mañana, al despertarme, seguían sin llamarme. Fue Paco Gómez el que lo paró. Estoy convencido. Al final, me quedé esperando la llamada del Cartagena», admite Isaac.

Para nada se arrepiente de haber vestido de grana. «Me hubiera gustado jugar en el Cartagena y me gustó hacerlo en el Murcia. El primer año fue un desastre. Ese verano podía haber ido al Osasuna, en Primera, y no se dio. Rechacé al Elche y a Las Palmas, porque el proyecto de Samper era para subir a Primera. Y bajamos a Segunda B. Me llegaron buenas ofertas de Segunda, pero tras el descenso de Girona tenía una deuda moral con el Murcia y me bajé el sueldo a la mitad. Me lo pidió Samper y lo hice. Un año después, cuando le marqué al Lugo en el partido por el ascenso, sentí una felicidad inmensa», explica sobre el momento «más bonito» de su trayectoria.

El Lorca Deportiva, primero en 2003 y luego en 2005, fue su trampolín. «El año del ascenso en Irún yo estaba en Almería y, al subir, me llamó Unai Emery y me convenció. Esa primera temporada fue increíble, rozando el ascenso a Primera. La segunda nos hundimos y eso que teníamos muy buena plantilla. Allí he estado en tres etapas y me siento como en casa», asegura.