De Lucas celebra un gol en el duelo del 2010; abajo, Edu Luna enseña el escudo en el último derbi. A la derecha, Amadeo, portero del Cartagena, en el Almarjal en 1926. V. VICENS / AGM

Un derbi de 110 años

El Cartagena-Murcia que hoy se tenía que haber jugado en el Cartagonova iba a ser decisivo y cerraba la undécima década de rivalidad entre los dos principales equipos de la Región; solo se suspendió en la Guerra Civil y por la gripe de 1918

Domingo, 26 de abril 2020, 16:04

Carmelo Albaladejo, Tito, cartagenero que juega en el Real Murcia, ha lanzado 17 córners seguidos fuera a caso hecho. Es insólito. Y la cosa se está calentando de más. «¡Vendido!», le grita su propia afición en un clima bélico en La Condomina. Muchos le insultan. ... Menos mal que el conjunto local acaba ganando a su eterno rival (2-1). Estamos en 1952 y para entonces ya se han disputado una docena de partidos de Liga entre Real Murcia y Cartagena FC. Tito, que había estado un año en el Barça liderado por el mítico delantero leonés César, era un adelantado a su tiempo. Un especialista en goles olímpicos. En aquel derbi del 52, a Tito le increparon sus propios aficionados por lanzar mal el primer córner. Y a partir de ahí los sacó todos mal a caso hecho. Era un tipo especial.

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1. Goles ingleses para empezar

El 28 de noviembre de 1911 tuvo lugar el primer enfrentamiento entre los equipos de las dos principales ciudades de la Región. Se disputó en el desaparecido campo de Cuatro Caminos, situado en la actual calle Alfonso X El Sabio de Cartagena, en la confluencia de las Casas de Peralta y Ciudad Jardín. El historiador Juan Antonio Garre confirma que ganó el Sporting Club Carthago al Sporting Club de Murcia (3-0). Los tres tantos fueron anotados por futbolistas ingleses cuyos nombres se desconocen. Lógico. Fueron los británicos, los inventores de este deporte, quienes trajeron el fútbol a la Región. Entró por Águilas a finales del siglo XIX. A Murcia llegó en el año 1902 a través de un estudiante inglés llamado Edward Coolk que se había matriculado en el colegio de San Antonio.

2. Sin fútbol por la gripe española

La primera vez que se canceló un derbi fue en 1918, por culpa de la conocida como gripe española, una pandemia que mató a 1.200 personas en Cartagena y a unas 3.000 en el resto de la Región solo en un mes, el de octubre. Hubo dos oleadas, la primera entre marzo y mayo. Y la segunda, en septiembre y octubre. En tiempos de Guerra Mundial, sin datos demasiado fiables, se habla de entre 20 y 40 millones de fallecidos en todo el mundo en aquel infausto 1918.

Todavía no había Liga, pero sí campeonatos regionales y muchos amistosos entre equipos murcianos. Cuenta el historiador y cronista de Cartagena, Luis Miguel Pérez-Adán, que el club albinegro dejó precisamente ese año su campo, situado entre 1914 y 1918 donde está ahora el colegio Adoratrices, y habilitó la plaza de Toros como estadio, para poder cobrar entrada y evitar que el público saltara la tapia y viera los partidos gratis. Con todo, solo hubo fútbol en enero, febrero, noviembre y diciembre. Y el único sucedáneo de derbi de ese 1918 se jugó el 24 de noviembre en Murcia. Ganó el Murcia CF al Club Infantería de Marina de Cartagena (1-0).

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3. Primeros encontronazos

La Liga no arrancó hasta la temporada 1928-29 y el profesionalismo había llegado un poco antes, en 1925. Pero no hizo falta que hubiera puntos y ascensos en juego para que la rivalidad entre ambos equipos causara problemas de diferente índole cuando Murcia y Cartagena se veían las caras a sur o norte del Puerto de la Cadena. Hubo amistosos que terminaron a puñetazo limpio e incluso incomparecencias de unos y otros. Las reglas no estaban del todo definidas y tampoco había control sobre los jugadores que causaban alta y baja en los equipos. Siempre había lío.

La desconfianza mutua y la rivalidad histórica entre las dos ciudades, que rápidamente se coló en el fútbol, hicieron el resto. Tensión, polémica, hostilidad... En eso se convirtió el derbi. Si el 1-4 que el Cartagena le endosó al Levante de Murcia en 1920 en el campo de la Torre de la Marquesa fue considerado una humillación para los de la capital, el 10-0 que encajaron los albinegros en un encuentro del Campeonato Regional de 1933 supuso un antes y un después.

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4. La entrada de Higinio a David

Hubo violencia y entradas duras en un fútbol de otra época, donde las patadas más salvajes eran asumidas con total naturalidad, como parte del paisaje. La permisividad arbitral de los años del franquismo tenía mucho que ver con aquello de que el fútbol era «un deporte para hombres». Así, a un niño, al prometedor David Rodríguez, un rapidísimo extremo derecho al que ya seguían los mejores equipos del país, se le acabó el balompié con solo 20 años.

Fue en el derbi de 1982, un partidazo jugado en el viejo Almarjal que acabó con empate a dos. El campo se quedó pequeño y cientos de espectadores se encaramaron a lo alto del hospital del Rosell, que estaba en obras, para seguir el encuentro. «Le pasé la pelota a David, que estaba solo y se puso a avanzar con ella. De repente, apareció Higinio, que era un defensa durísimo y se lo llevó por delante. Siempre entraba muy fuerte y en esa acción se lo cargó. Todavía recuerdo el grito de asombro de la tribuna principal del campo», cuenta Perico Arango, leyenda del fútbol cartagenero y que entonces apuraba su carrera en un Efesé recién ascendido. Higinio, que había empezado su carrera en el Valencia, se convirtió en un clásico de la zaga pimentonera, hasta que se marchó al Recreativo de Huelva, en 1985. Juanjo, Ibeas, Trasante, Pani y compañía, centrales de la época, eran gente dura. Pero Higinio, aquel día, cruzó la raya.

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5. Lo malo de cambiar de bando

La historia de los derbis se escribe con los nombres de aquellos futbolistas que cambiaron de bando y fueron considerados traidores por unas aficiones que pasaron de idolotrarlos a odiarlos. Fernando Llorente, Hugo Álvarez, Salva Chamorro, Añil, Paco Sánchez, Pedro Cordero, Palomeque, Rai, Isaac Jové, Campillo, Quinín, Azkárate, Javi Delgado, Sergio Fernández, Carlos Molina y Tete dejaron Cartagena para ir a Murcia. El camino contrario lo tomaron Diego Benito, Carrillo, Orfila, Santi Jara, Elady, Germán, Chavero, Cañadas, De Lucas, Tato, Clavero, Pablo Ruiz, Loreto, Isach, Gómez, Larrosa, Morillas, Juanjo y Eugenio, entre otros.

La peor parte se la llevaron, a menudo, los de la tierra. «El domingo vi a niños de diez años diciéndome disparates muy grandes, junto a sus padres. Y me sentí muy dolido porque soy de Cartagena», confesaba el cartagenero Isaac Jové tras ganar con el Murcia a orillas de Benipila en aquel polémico derbi de 2011, el de los goles de Jorge y Ruso García y el numerito circense de Paco Sutil.

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6. Dos décadas de revanchas

El Murcia siempre estuvo un escalón por encima del Cartagena y, por eso, entre 2000 y 2009 no hubo derbis. Eso ha cambiado en los últimos tiempos, en los que cada temporada ambos equipos se ven las caras luchando por el ascenso a Segunda. Juanlu Hens le arruinó el pimer puesto al Murcia de Aira en 2016. Chumbi le devolvió la moneda al Efesé de Munúa la temporada pasada. El 1-3 de 2017, con recital de Curto y Sergi Guardiola, también le hizo mucha pupa al Cartagena de Alberto Monteagudo. Todo había empezado con Santi Carpintero mandando callar a La Condomina en 1999. El 1-4 de 2009, el «odio africano» que Serantes 'detectó' al pisar Cartagena, el 0-4 ante el Albacete del Efesé de JIM la tarde de Montilivi y la posterior venganza grana en 2011 han marcado lo que llevamos de siglo.

7. Tres puntos que eran oro

Hoy no rodará el balón en el Cartagonova. No podrá desquitarse el Efesé del inesperado zarandeo que le dio el Murcia de Adrián Hernández en la primera vuelta. Los tres puntos que hoy iban a estar en juego eran oro puro. Era la jornada 35, con el Efesé presumiblemente jugándose la vida y ya nunca sabremos si a los granas les hubiera dado tiempo a engancharse a la pelea por la cuarta plaza. No habrá fiesta porque, debido al coronavirus, todo está cancelado. Este derbi, el que iba a cerrar una década de duelos regionales apasionantes, ha muerto. ¡Viva el derbi!

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Un espacio para la furia grana y la pasión albinegra en los balcones

Hoy no hay derbi y este tiempo de confinamiento ha alterado todas nuestras rutinas, pero los aficionados más fieles, esos que no entienden su día a día sin el fútbol, siempre sacan tiempo para lucir sus colores. Sea en el campo o sea encerrados en su casa. Es el caso de varias familias de Cartagena y Murcia, con todos sus miembros abonados a una larga tradición de apoyo a los equipos de la tierra, que a las ocho de la tarde salen a sus balcones a participar en el aplauso sanitario y, a continuación, aprovechan para mostrar sus banderas y bufandas y cantar el himno de su club.

Así lo hace Pencho Angosto, histórico líder de las peñas albinegras. Vive en el barrio de El Bohío, en una calle especialmente blanquinegra. Allí se aplaude a médicos y enfermeros, se canta el 'Resistiré' y el 'Quédate en casa'. Se pone el himno de España y el ritual de cada tarde termina con el himno que Filiu compuso para el Efesé en 2016 sonando a todo trapo. Angosto, su mujer Elena (socia del Cartagena desde 2006) y sus hijas Celia, de 18 años, y Patricia, de 16, nunca fallan. Salen al balcón ataviados con camisetas, banderas y bufandas y protagonizan su momento dedicado al club de sus amores. Las chicas son abonadas del Cartagena desde el día de su nacimiento.

Una de las familias en la capital que irradia murcianismo por los cuatro costados es la Andreo Salazar, cuyo balcón de su domicilio del Barrio de San Pío X siempre luce con banderas del equipo grana. Lucía y Juan Carlos, su marido, fueron los primeros, aunque sus hijos Raúl, Juanjo y Cayetano, el pequeño de solo dos años, son murcianistas hasta la médula. Todos han heredado un sentimiento que nació en su familia hace treinta años: «Con mi peña, La Condomina, organizamos viajes desde hace veinticinco años. Es una pena que no podamos disfrutar de este derbi en el Cartagonova. Ojalá vuelva pronto el fútbol», dice Lucía.

Por F. J. Moya y J. Otón

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