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Mo Katir ha dicho en varias ocasiones que es el atleta español más controlado. «Es normal, siendo uno de los mejores del mundo, que tenga que pasar más controles. Pero haga lo que haga, siempre voy a estar en el foco», señaló hace unos meses ... el subcampeón mundial de 5.000 metros y, hasta este pasado miércoles, principal opción de medalla para el atletismo nacional en los Juegos de París del próximo verano. Con respecto al dopaje, también fue claro: «Ojalá hagan una ley con la que si te pillan dopado, te echen para siempre», defendía.
El runrún con Katir siempre ha existido. Unos por pura envidia, otros porque en el atletismo español hemos visto en demasiadas ocasiones a tramposos disfrazados de héroes y otros porque no entendían cómo un corredor salido de la nada batía tres récords de España en 1.500, 3.000 y 5.000 en solo 32 días... Pero el caso es que las dudas siempre estuvieron ahí y el foco no dejó de posarse sobre el corredor de Mula.
Katir no ha dado positivo. Eso es cierto. Pero queda en una situación muy comprometida. Ahora le toca demostrar los errores de un procedimiento muy claro, donde tres fallos en la localización en un año se consideran una infracción en las normas antidopaje y el atleta se expone a una sanción de hasta dos años. Está hundido, ya que sabe que ahora tiene que correr en los despachos, y no en la pista, para probar su inocencia y poder estar en París. Lo tiene crudo.
La Unidad Integral de Atletismo (UIA) es un ente serio y fiable, como se encargó de recordar con una sonrisa de oreja el pasado miércoles Adel Mechaal, principal enemigo de Katir y cuya reacción a la suspensión del muleño le define como persona. Al margen de la alegría de Mechaal, feliz de ver cómo el reinado de Katir se desmorona, la realidad de este asunto es que solo han podido suceder dos cosas: o Katir se dopó y burló adrede alguno de los tres controles que le han terminado condenando o ha cometido el mayor error de su vida, despistándose hasta en tres ocasiones antes de un año olímpico en el que la vida le podía cambiar para siempre y demostrando una irresponsabilidad difícilmente entendible en una estrella del atletismo como es.
Le toca demostrar que el fallo fue del sistema ADAMS y no suyo. Mientras esto se aclara, asisto con cierta desolación a una especie de fusilamiento a Katir en redes sociales, donde hay poca crítica fundamentada y sí mucho ataque trufado de racismo y pura xenofobia. Algunos comparan su caso con el del esquiador Johann Mühlegg, quien ganó tres oros olímpicos en Salt Lake City 2002 representando a España con una licencia expedida por la Federación Murciana. Todo era mentira. 'Juanito' era un fullero expulsado del equipo alemán y que encontró cobijo aquí, a pesar de que apenas sabía ubicar Murcia en un mapa. Katir, sin embargo, ha hecho su vida en Mula y siempre ha llevado con orgullo el nombre de su pueblo por todo el mundo. Aquí se ha hecho atleta y desde aquí debe ahora demostrar que no es un tramposo.
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