LUCA CORSI
Sábado, 13 de octubre 2018, 09:43
El sol bajo ilumina al ganador del Giro de Lombardía. Un sol de color cobre. Es otoño. Por eso se llama la 'clásica de las hojas muertas'. Crepuscular, la última carrera que importa de la temporada es una de las más grandes. Aunque las fotos de la meta sean a contraluz. Ni la lejanía en el calendario respecto al corazón de la temporada, ni su distancia inabarcable ya a estas alturas de año (241 kilómetros) quitan un ápice de grandeza a una carrera que no por casualidad es el quinto monumento de la temporada.
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La Italia rica se exhibe hoy (14.30-Eurosport) entre Bérgamo y Como, puntual a su cita con la historia. Se disputa la edición número 112. Solo la París-Roubaix, con 116, tiene más entre las grandes clásicas. Se corrió por primera vez en 1905 y habría que esperar aún dos años para que naciera la Milán-San Remo y dos más para que viera la luz el Giro de Italia. Como esas dos, Il Lombardía (el nuevo nombre oficial de la prueba) está organizada por RCS.
El atractivo de la carrera es enorme, como demuestra el ramillete de figuras que se reunirá esta mañana en la salida de Bérgamo. El último ganador, Vincenzo Nibali (Bahrain), intentará defender su triunfo del favoritismo de Alejandro Valverde (Movistar). El campeón del mundo fue tercero el miércoles en la Milán-Turín -la carrera más antigua, que se corrió por primera vez en 1876 aunque 'solo' ha celebrado 99 ediciones- y figura en todas las quinielas.
Pinot (Groupama) llega lanzado tras su victoria en Turín, en estado de gracia. Romain Bardet (Ag2r), subcampeón mundial, también ha marcado en rojo la prueba lombarda, así como otros candidatos como Rigoberto Urán (Education First) o compañero canadiense Michael Woods.
El recorrido tiene 4.000 metros de desnivel acumulado e incluye las subidas clásicas de la prueba, Ghisallo, Sormano y Civiglio. No se pasará San Fermo della Battaglia, suprimida por riesgo de desprendimientos.
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El trazado comienza suave, con tramos bastante llanos y solo tres subidas significativas: el Colle Gallo (km 54; 7 km al 6%), el Colle Brianza (km 113) y Valbrona (km 157). Desde esta última, un breve descenso conduce al pie de la Madonna del Ghisallo (km 180) -la patrona de los ciclistas-, dividida en cuatro duros kilómetros iniciales al 9%; tres de toboganes; y dos kilómetros finales al 9,5%.
Un corto descenso meterá la carrera directamente en la Colma di Sormano (5 km al 6,6%) y, de seguido, en el durísimo Muro di Sormano: 1.920 metros al 15,8% de desnivel, con rampas máximas del 25/27%. Un primer punto de ruptura de la carrera ubicado a 48 km del final tras el cual solo quedarán otras dos subidas: Civiglio (13 a meta), con 4 km al 9,7%, y el Monte Olimpino (3,2 a meta), con 1,7 km a casi un 6% de desnivel.
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