El baloncesto murciano está viviendo el que es «su mejor momento, seguro», nos cuenta otro protagonista de la pelota naranja salido de nuestra Región. No ... es (sí lo fue) parte del UCAM más establecido en la élite que nunca, de un Jairis femenino «que va a ser un equipo de 'playoff'», ni tampoco responde al nombre de Laura Gil, «el mayor referente de nuestro baloncesto», ni al de Izan Almansa, «que probablemente vaya a ser el primer murciano en la NBA». Tampoco al de «Chumi Ortega o Juan Rubio, a los que he entrenado y que van a estar en la ACB este año».
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Pero él también contribuye que el aporte regional a este deporte pase por su momento de mayor prestigio. Después de una trayectoria como jugador cortada abruptamente por las lesiones, lo hace desde los banquillos. Es Alberto Antuña (Murcia, 1991), que en el Afrobasket femenino que terminó de celebrarse este pasado fin de semana en Ruanda ha logrado llevar al equipo nacional de Uganda hasta su mejor puesto de siempre, el séptimo lugar, habiéndose colado también en los cuartos de final por primera vez en su historia.
En África, el entrenador murciano ha podido comprobar en primera persona «el físico de las jugadoras, más próxima a lo americano que a lo europeo». Allí ha ido a aportar «balance desde el aspecto táctico, más deficitario en África y en donde Europa destacamos». Así ha sido. «Con ese equilibrio hemos podido conseguir buenos resultados».
Un éxito sin precedentes para las 'gacelas' (sobrenombre del equipo nacional femenino de Uganda), que volvían al torneo continental nueve años después y tras confiar a Antuña su suerte en las ventanas de clasificación. Bajo el mando del murciano, las ugandesas han ganado más partidos que nunca en el Afrobasket para llegar lo más lejos en su historia. Y, además, haciendo ruido: después de abrir el campeonato tropezando ante la selección de Mali, su sorprendente victoria ante las once veces campeonas de Senegal (85-83) les permitió salvar un 'match-ball' que les metería en cuartos de final. Y, en los partidos finales de clasificación, el 85-44 con que se deshicieron de Guinea por el séptimo puesto es el triunfo más abultado en los libros de registros ugandeses.
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Todo esto con la guía del técnico más joven del campeonato africano, un Alberto Antuña que, a sus 31 años, lleva ya siete de trayectoria profesional en los banquillos y ya sabe lo que es trabajar no solo en España, también en Montenegro, Uganda y Alemania, donde la pasada temporada fue entrenador asistente del Dresden de la segunda división germana. En Alemania le coge el relevo otro murciano, Pedro Jesús González, que será preparador físico del Braunschweig, último equipo de Dustin Sleva, nuevo jugador del UCAM.
Una carrera, la de Antuña, que sigue creciendo a gran velocidad y que, después del éxito africano, ha hecho despertar el interés por la federación ugandesa de su renovación «hasta el siguiente ciclo de dos años», pero también ha aparecido el interés de dos selecciones más.
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«Llegado el momento habrá que valorar y decidir personalmente», cuenta un Antuña al que se le acumula el trabajo. Y es que su experiencia en Uganda ha llegado con el beneplácito de la federación de Montenegro, país para el que ha trabajado como entrenador asistente de Jelena Skerovic, «que continúa de cara al próximo campeonato de Europa y quiere contar conmigo».
«La prioridad para elegir es el club», analiza Antuña, que, dependiendo de las facilidades que encuentre para compaginar su labor de selecciones con el baloncesto de clubes, escogerá aquello que más le interese. Esa prioridad es el Estudiantes, que después de volver a fallar por segundo año seguido en su intento de retorno a la Liga Endesa, vuelve a partir como uno de los grandes favoritos al ascenso en la LEB Oro, lo que es «un proyecto ilusionante».
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Allí, Antuña volverá a coincidir con Pedro Rivero, «un padre deportivo para mí», con el que ya trabajó en Alicante y Palencia, y base del último e histórico CB Murcia que ascendió a la máxima categoría en 2011 con el récord de victorias en la LEB (30 de 34 posibles) que, después de ascender este verano al Palencia, ha preferido seguir en la segunda división comandando al histórico Estudiantes.
Después de esta temporada pasada en Alemania, Antuña vuelve a España «por Pedro Rivero como motivo principal, ya que el entrenador que he podido y demostrado ser en selecciones lo he aprendido de él». A su lado, el joven murciano pretende «seguir aprendiendo para crear el entrenador que quiero ser en un futuro». Dándose la posibilidad de ascenso y junto a su mentor, Antuña no lo tuvo «ni que pensar».
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Este joven entrenador murciano vive un gran momento profesional, potenciando por un futuro que pinta muy bien. Está creándose un nombre como primer entrenador en selecciones, «lo que me permite seguir formándome», donde varias federaciones se rifan su decisión final, y se va a sentar en el banquillo de un claro candidato al ascenso a la Liga Endesa.
Como todos los técnicos asistentes jóvenes, su meta es ser primer entrenador en el baloncesto de clubes profesional. Pero no tiene prisa. Mientras va «quemando etapas», el joven técnico murciano juega sus cartas. «Ser ayudante de Rivero es algo que priorizo a ser primer entrenador en otra liga o país», aclara, haciendo valer su segundo apellido (Leal) en lo que respecta a su relación con el exjugador del CB Murcia.
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