El día 24 del confinamiento, la artista plástica murciana Miriam Martínez Abellán halló junto a su piano –es también profesora de música en el IES ... Sabina Mora de Roldán (Torre Pacheco)– un ejemplar de la revista estadounidense 'Life' de 1954. «Suelo comprar material vintage en mercadillos y por internet, también en librerías de viejo y viajes. Eso se quedó en el estudio, pero desde mi confinamiento me negaba a no seguir creando. La revista la recibí el año pasado, me la enviaron desde California, y la tenía aquí en casa, donde estoy sobreviviendo con utensilios de cocina y del hogar».
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Esos enseres son los que, junto con la icónica publicación, aparecen en la serie de 'collages caseros' que está realizando desde entonces, y que cada día ofrece en sus redes sociales (Instagram, Facebook y Twitter) y en su página web (www.miriammartinezabellan.com). Ayer, por ejemplo, en el día 45 de confinamiento, colgó en Twitter (@miriam_abellan) una pieza en homenaje a José Cantabella y a su libro 'Cuaderno de Ibiza y otros poemas', dedicado a la artista Carmen Cantabella. En este collage aparece una dama mirando al horizonte delante de una aeronave, en mitad de una floresta recreada con hojas de zanahoria.
El reciclaje de objetos y elementos y la estética vintage se dan la mano en sus composiciones. Las imágenes recortadas están distorsionadas como, de alguna forma, está también la propia realidad que estamos viviendo en nuestras casas. «Visto por ahí tiene todo su sentido», se reafirma.
Estos días le ha dado por tocar el piano, y entre unas partituras guardadas en un armario apareció la revista, «y para mí fue como un tesoro, porque llevaba dos semanas sin hacer un collage y pensé que a esto tenía que sacarle partido». Un regalo, incide, que le permite «revisitar la técnica del collage» a partir de elementos caseros que de repente se convierten en herramientas de arte. Es, incide, una forma de encontrar sentido a lo de «dentro». Atribuye ese parón creativo inicial a una suerte de 'shock' por lo que estaba ocurriendo. «De repente, iba a exponer en Madrid, y aquello se tuvo que posponer, y me quedé en casa sin nada, prácticamente sin pegamento, así que cuando vi la revista se me abrieron todas las compuertas y voló mi imaginación. Para mí ha sido una oportunidad de colaborar también con escritores y poetas, pues me apetecía acompañar las imágenes de poemas, y al final vamos a la par, y parece que esos versos han sido escritos 'ex profeso' para el collage'. Una coincidencia absoluta».
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En estos homenajes aparecen, por ejemplo, Vega Cerezo y su desgarrador 'Lo salvaje'; el músico y fotógrafo Pepe Jara y su primer disco en solitario, 'Neón cactus', «basado en el libro 'On the Road' de Jack Kerouac»; Marta Delgado y sus versos recogidos en el número 18 de 'Manifiesto azul', fanzine de Colectivo Iletrados; Alberto Caride y su abarcador poemario 'La rama nunca se desgaja limpia del leño'; o Vivo García, escritor de narrativa corta y novela LGTB. «Es una manera de estar en contacto con otras personas creativas a las que admiro. El primero que publiqué fue de Álvaro Bellido, porque yo le diseñé la portada de su libro 'Vorágine' (Boria). Me parecía que todo tenía que ver con la vorágine que estábamos viviendo, y por ahí empecé. Estoy eligiendo a gente que admiro, y quiero que sea un diálogo que salga de mí misma, una forma de salir de mi confinamiento. Y estar en contacto con ellos es muy enriquecedor».
Miriam Martínez Abellán invita al espectador a seguir soñando, imaginando otras posibilidades desde su intimidad, y a transformar la realidad desde sus casas. «El arte –razona– funciona como una herramienta para comprender y reflexionar sobre el momento presente. Un espacio de resistencia al control. El resultado es un arte efímero, en la medida en que solo vive en la inmediatez de la composición, del diálogo entre el objeto y la imagen añadida. Después quedará para siempre en una instantánea». La artista evoca a Lewis Carroll, «donde la magia es posible en la calibración de las escalas, y las proporciones distorsionadas de las figuras humanas se invierten. Ahora el ser humano se empequeñece ante la grandeza de un mero objeto del hogar. Y esos objetos utilitarios al sacarlos de su contexto adquieren otra dimensión estética o artística diferente.
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El resultado descoloca, y es una metáfora de la situación actual, a la que nos estamos enfrentando. Lleva a una reflexión de cómo nos relacionamos con nuestro entorno y con nosotros mismos», añade.
Como docente se está encontrando «realidades muy dispares», a las que desde la Consejería de Educación intenta dar respuesta, «pero es inabarcable». «Estamos trabajando el doble o el triple que antes. Atender individualmente a todos los alumnos no es fácil». Aun así, su IES, en el Campo de Cartagena, bilingüe e inmerso en programas internacionales, «funciona bien, pero no todos los alumnos tienen los mismos medios».
Su vida gira en torno a las artes. «No me gusta encasillarme. Yo me considero una intrusa en el mundo de las Bellas Artes, aunque sí estoy más dentro del amplio concepto del arte contemporáneo, en el que cabe el collage». El mismo campo que ya exploraron fotomontadores que ella admira como Josep Renau y Hannah Höch. El collage es su lenguaje, influido por el mundo dadá, el surrealismo, el pop art y la postmodernidad, que a ella le da alas para intervenir objetos y realizar crítica social y que al espectador le permite seguir soñando. El objeto encontrado e intervenido al que ella le da un significado nuevo, como Carmen Calvo, Chema Madoz o Joan Brossa.
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